​Cuenta atrás

Una maleta con algunas cosas, pocas, las necesarias para subsistir el tiempo que le quede y la tristeza de saber que jamás volverá, que todo se ha acabado.

Las campanas de la catedral de Huesca resuenan en el interior de la habitación, sacándola de sus pensamientos, de la profundidad del olvido parcial que cada día es mayor.

—Mª Carmen, mira. Algún día volveremos. No estés triste mujer.

¡Eran tan jóvenes! Él se fue hace tiempo, no recuerda cuanto, pero le sigue amando, le echa de menos, y a veces, de más. Hoy regresa a la juventud, a la infancia, al olvido.

El autobús se desliza por la A-22, deja atrás su vida. Sonríe y en silencio canturrea una canción: —Habrá un día en que todos al levantar la vista, veremos una tierra, que ponga libertad...—

Mequinenza asoma junto al río, ya no hay llaüts, ni se pescan madrillas y su casa quedo bajo las aguas del pantano, pero aún reconoce la cara de su hija y de sus nietos al abrirse la puerta del autobús.

El cielo está empetxinat.

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