Certeza

Fue una noche cualquiera antes de dejar Zaragoza y olvidarme de cómo era esta ciudad. Su tatuaje fue el primero que tuve contra mi piel, desde entonces todo ha sido una búsqueda de sensaciones, encajar en otros cuerpos como aquella noche en el de ella.


Siempre di gracias de que aquella casa no tuviera ascensor y que ella viviera en el ático, recuerdo cada escalón, cada mirilla y su punto de luz fisgoneando. Es difícil saber cómo se origina la magia, qué parte es deseo, qué parte verdad y cuál un invento nuestro.


Hay cosas difíciles de encajar, no verla más fue una de ellas. Fiarlo al azar no me pareció suficiente. De todas las casualidades elegimos siempre la que nos hace seguir en el mismo camino. Nadie atraviesa el bosque si no es por el sendero marcado. Aunque todos los augurios indiquen que el camino está maldito, que no lleva a ningún lado. Es mejor nuestra certeza consciente que abandonarnos a los impulsos que nos aseguran que en el oscuro bosque los lobos están de nuestro lado.