Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Innovación para gobernar el agua que se come

Coordinado por el Colegio de Ingenieros Agrónomos, distintas voces del sector crean un grupo operativo para mejorar la gobernanza del preciado líquido.

Detalle de una explotación de regadío de maíz en la comarca oscense de Monegros.
Detalle de una explotación de regadío de maíz en la comarca oscense de Monegros.
Javier Blasco/Heraldo

Se ha dado a conocer con el nombre de ‘Partenariado del Agua de la Cuenca del Ebro-Aragón’ y es uno de los grupos operativos creados al calor de las ayudas establecidas en el Plan de Desarrollo Rural de la Comunidad para la unión funcional y temporal de distintos agentes del sector y que tienen como objetivo la resolución de un problema sectorial o territorial específico. Una solución, eso sí, a la que se tiene que llegar mediante la ejecución de un proyecto totalmente innovador.

Coordinado por el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, La Rioja y País Vasco, actúan además como beneficiarios del proyecto, la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón, la organización agraria UAGA-COAG y el Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas y Peritos Agrícolas de Aragón. También colaboran el departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza, los centros tecnológicos CSIC-Aula Dei y CITA, la Comunidad General de Usuarios del Canal Imperial de Aragón y la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España. Un amplio espectro de miradas, opiniones e intereses con los que se pretende proponer nuevas ideas y soluciones que ayuden a mejorar la gobernanza del agua, "que no consiste en imponer sino en ponerse de acuerdo asumiendo responsabilidades y obligaciones", explica Ángel Jiménez, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco.

El trabajo de este grupo operativo comenzará realizando un análisis de la situación del regadío en la cuenca del Ebro, centrado esencialmente en Aragón. "Sería la primera fotografía sobre esta realidad del riego en la Comunidad", señala Jiménez, que detalla que dicho análisis quedará recogido en un SIP (sistema de información geográfica), una herramienta informática que permite a los usuarios crear consultas interactivas, analizar la información espacial, editar datos, mapas y presentar los resultados de todas estas operaciones.

Con este proyecto se pretende además determinar las buenas prácticas de gestión del agua y crear un libro blanco sobre modernización del riego, para que cualquier infraestructura de estas característica pueda incorporar los avances tecnológicos más punteros, completando todo ello con un análisis financiero en profundidad. "Para ello contaremos con la experiencia de aquellos que han conseguido casos de éxito en esta materia", detalla Jiménez.

Mejor percepción social

No se trata solo de recabar datos y plasmarlos en papel. El proyecto quiere ir más allá y tiene la mirada puesta en la mejora de la eficiencia de los recursos mediante el binomio agua-energía así como la mejora de la viabilidad de las explotaciones agrarias, para lo que es necesario que el sector tenga acceso a las modernas tecnológicas para poder adaptar las producciones al cambio climático, que dibuja un escenario en el que el agua va a convertirse en un bien escaso y preciado. "Lo que se pretende es conseguir un desarrollo rural sostenible, en el que el regadío esté ligado al medioambiente y al medio rural", explica el decano, que insiste en que el agua es también un elemento vertebrador que además contribuye a la despoblación, uno de los problemas que amenazan buena parte del territorio aragonés.

Y aún más. El proyecto que este partenariado presentará el 31 de octubre a la convocatoria de ayudas publicada por el Gobierno de Aragón no solo tiene como destino ordenar, mejorar y propiciar la colaboración en la gobernanza del agua en el seno del sector agroalimentario. Tiene además la mirada puesta en la sociedad, cuya opinión sobre el regadío no se ajusta, según los productores, a la auténtica realidad de este sistema productivo que se convierte en protagonista en un escenario global de mayores necesidades de alimentación para una población mundial que alcanzará los 9.000 millones de habitantes en un futuro no muy lejano.

Por eso, el proyecto tiene además una parte informativa, divulgativa, pedagógica incluso con la que se pretende "mejorar la percepción que tiene del regadío la sociedad", señala Jiménez, a la que los impulsores de esta iniciativa quieren recordar que el agua "no solo se bebe, también se come", insiste el decano.

Jiménez concluye que los resultados de esta innovación, que se desarrollará durante tres años, nutrirá además de argumentos a las distintas administraciones para tomar decisiones sobre política hidráulica con la realidad en la mano.

- Más información en el Suplemento de Heraldo del Campo.

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