La Universidad de Zaragoza liderará a 9 países en un proyecto de lenguas antiguas

Francisco Beltrán coordina el primer programa europeo COST que logra el campus

El equipo aragonés de investigación. De izquierda a derecha, Javier Herrera, Gabriela de Tord, Carlos Jordán, Francisco Beltrán, Borja Díaz, María José Estarán y Víctor Simón.
La Universidad de Zaragoza liderará a 9 países en un proyecto de lenguas antiguas
Guillermo Mestre

La Universidad de Zaragoza ha logrado, por primera vez en su historia, liderar un proyecto europeo COST (Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología), que coordinará a expertos de 17 centros de investigación pertenecientes a 9 países, entre los que se encuentran instituciones tan prestigiosas como la Universidad de Oxford. Esta red de trabajo estará dirigida por Francisco Beltrán, catedrático de Historia Antigua, y su objeto de estudio son todas las lenguas del continente atestiguadas por escrito durante la antigüedad, con excepción del latín y el griego.


La aprobación de este proyecto supone un hito para el campus aragonés -que ya colabora en otras redes de este tipo, pero no como coordinador-, tras superar una convocatoria y un proceso de selección "muy exigentes", afirma Beltrán. Para optar a la financiación de la Fundación Europea de Ciencia, se requiere involucrar a un mínimo de cinco estados de la UE, y después hay que competir con el resto de propuestas, que en esta ocasión superaron las 250 sobre humanidades, ciencias sociales, medicina...


"El mero hecho de ser seleccionados después de pasar dos fases eliminatorias ya es un éxito", señala el catedrático, pero finalmente, los promotores de ‘Lenguas e inscripciones europeas antiguas’ también salieron airosos de la presentación en Bruselas y este se convirtió en uno de los cinco proyectos que recibirán subvención del programa COST para coordinar grupos investigadores ya existentes.


Según explica Beltrán, la idea surgió de otro

proyecto, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, que inicia su tercer año de andadura y que se centra en la creación de un banco de datos sobre las lenguas y culturas paleohispánicas. En este proyecto, denominado ‘Hesperia’, participan, además del equipo aragonés de epigrafía del Departamento de Ciencias de la Antigüedad, investigadores de las universidades del País Vasco, Barcelona y Complutense. Todos ellos tomarán parte también en el nuevo programa, junto con especialistas de ocho países más: Polonia, Eslovenia, Bélgica, Portugal, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido.


No obstante, durante el primer año de actividad, se pueden sumar libremente nuevos centros, aclara el catedrático, e incluso de forma posterior pueden solicitarlo otros, que deben ser aceptados. La dotación inicial para poner en marcha esta red de equipos de investigación es de unos 250.000 euros, aunque podría incrementarse si al final aglutina a más miembros.


El objetivo final es la creación de un banco de datos ‘on line’ con unas 20.000 inscripciones en 30 lenguas diferentes y una veintena de sistemas de escritura distintos. Eso sí, reconocen que se verán "limitados por la tradición de estudios" de este tipo, más abundantes en países como España, Francia o Italia. "También depende –indica Beltrán– del número de inscripciones y lenguas antiguas (muchas sin traducir)" de cada territorio. "Así, en Aragón las hay ibéricas, celtibéricas, vascónicas..., pero en otros sitios, como Polonia por ejemplo, no se escribía en esa época", detalla el experto, quien señala que la mayor parte de estas lenguas desapareció durante el Imperio Romano.


Beltrán también resalta "el mérito" de lograr un proyecto COST con una propuesta de humanidades sobre el mundo antiguo, ya que normalmente estas iniciativas "suelen tener un elemento de aplicación inmediato". "Aquí se estudian las lenguas como parte del patrimonio cultural, tanto inmaterial como material, ya que se conservan en inscripciones sobre piedra, bronce, cerámica...", puntualiza.


Y destaca que se aborda "un contexto lingüístico muy distinto al actual". "Ahora –explica– las lenguas se construyen como señas de identidad del nacionalismo y en el mundo antiguo la lengua era percibida como un medio de comunicación y como depositaria de una cultura; no afectaban tanto las cuestiones identitarias".


La primera reunión de todos los equipos participantes en el proyecto (entre los que están algunos de los mejores especialistas del mundo en esta materia) tendrá lugar el 13 de abril en Bruselas, y a partir de allí dispondrán de cuatro años para desarrollar este estudio que, en palabras de Francisco Beltrán, tiene como objetivo "asegurar la conservación de esta parte tan importante del patrimonio cultural".