Carlos López Otín: "Es intolerable que todavía haya casos de cáncer hereditario"

El científico de Sabiñánigo hace un viaje al centro del cáncer, al "gran mal" protagonista de 'Egoístas, inmortales y viajeras', obra con la que cierra una trilogía sobre la vulnerabilidad humana junto a "La vida en cuatro letras" y "El sueño del tiempo" (Editorial Paidós).

López-Otín: “Es intolerable que todavía haya casos de cáncer hereditario”
López-Otín: “Es intolerable que todavía haya casos de cáncer hereditario”
MARISCAL

El bioquímico aragonés y experto en genoma humano Carlos López Otín considera "intolerable" que todavía no se hayan reducido muchos de los casos de cáncer hereditario en las familias por "ignorancia, por miedo o por deficiencias tecnológicas", y ha apostado por la generalización y acceso al consejo genético y a las plataformas de secuenciación genómica.

El científico de Sabiñánigo hace un viaje al centro del cáncer, al "gran mal" protagonista de 'Egoístas, inmortales y viajeras', obra con la que cierra una trilogía sobre la vulnerabilidad humana junto a "La vida en cuatro letras" y "El sueño del tiempo" (Editorial Paidós). Y ha contado para esta obra con la mirada de la reina Letizia, quien aparece en los agradecimientos del libro, y a la que considera alumna de sus charlas científicas.

En su laboratorio de la Universidad de Oviedo, López Otín y su equipo han descubierto más de sesenta genes humanos, descifrado el genoma de cientos de pacientes oncológicos y hallado genes relacionados con el cáncer hereditario pero también con el envejecimiento o la muerte súbita.

Desde la experiencia de cuarenta años de investigación, este catedrático de Bioquímica asegura que el cáncer, una enfermedad genética derivada de los daños en el ADN, "no se erradicará nunca" porque forma parte de nuestra esencia "molecular y evolutiva".

Pero los avances científicos han permitido que hoy "sea más fácil sobrevivir al cáncer que sucumbir a él", aunque todavía es insuficiente, apunta el ganador del Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal.

El futuro del cáncer pasa por ahondar en el conocimiento de esta "imperfección y vulnerabilidad humana", y por eso es necesario avanzar en las tecnologías, como la secuenciación genómica, para que sea generalizada, accesible y equitativa en el sistema de salud.

"Aunque hemos progresado en el cáncer hereditario, en la herencia del mal, me parece intolerable que todavía no se hayan reducido muchos casos familiares por ignorancia, miedo o deficiencias tecnológicas", subraya el experto, quien apuesta por el acceso generalizado al consejo genético y a las plataformas genómicas.

También es necesario avanzar en la detección precoz con punteras técnicas de imagen o con la incipiente biopsia líquida, además de en nuevos fármacos como de los inmunoterapia que, "aunque es un avance extraordinario no es el elixir del cáncer", hay que recordar que no llega a todos los tumores ni a todos los pacientes, precisa.

Para López-Otín (Sabiñánigo, Huesca, 1958), la metástasis del cáncer "es la última frontera" con muchas preguntas abiertas, como identificar qué es lo que convierte una célula en viajera o si hay susceptibilidad en el genoma que nos predisponga. "Lo vamos descifrando poco a poco, pero se avanza".

Y otra de las claves del presente pero sobre todo del futuro está en los datos moleculares, clínicos y ambientales de los pacientes que ayuden a afrontar los grandes retos todavía pendientes.

El experto advierte, no obstante, de un posible "mal uso" de esos datos que derive en una "discriminación genotípica" a causa de la falta de confidencialidad e intimidad que puede, por ejemplo, crear un estigma social que afecte a ámbitos de la vida como el laboral.

También propone dar pasos para sustituir los modelos animales o celulares en la investigación por organoides o cultivos tridimensionales obtenidos a partir de las células progenitoras del cáncer para ensayar los fármacos de forma personalizada.

Precisamente la pérdida hace unos años de las muestras animales de su laboratorio supuso un freno a su trabajo y provocó en el científico "un eclipse del alma" del que asegura haber salido tras poner fin a su trilogía. "He aprendido mucho a reflexionar en silencio y en soledad sobre nuestra fragilidad física y emocional", asegura el científico.

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