De Polonia a Vietnam, de Nueva York a San Francisco y de allí a los Ángeles, el recorrido completo que supone la frontera entre Estados Unidos y México... y así hasta pisar Europa, Asia y Oriente Medio.

Claude AnShin Thomas, que ahora visita tierras aragonesas, ha recorrido más de 70.000 kilómetros a pie desde 1994, año en el que comenzó su peregrinaje sin nada más que lo que lleva consigo y con un único objetivo: promover su mensaje de “no violencia” a lo largo y ancho del planeta.

Ataviado con un hábito azul oscuro y una especie de babero morado (en japonés se denomina ‘Rakusu’) típico de su tradición y que representa los votos y las enseñanzas budistas, AnShin (Pennsylvania, USA, 1947) que luce numerosos tatuajes que sobresalen por las mangas de su traje, recuerda su pasado de ‘Héroe de guerra’ con un ápice de dolor. “En la guerra vemos y hacemos cosas horribles. La simple intención de quitarle la vida al otro es una violación directa de la realidad de nuestra existencia y, aún así, lo hacemos”, explica el monje.

Con tan solo 17 años se alistó en el ejército y a los 18 estaba en Vietnam donde permanecería más de un año engrosando las filas estadounidenses. “Pensaba que era lo correcto, mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo… fueron militares, como la mayoría de hombres en mi comunidad. Las películas de la guerra eran tan heroicas… no sabía qué otra cosa hacer”, recuerda.

No sería hasta los 42 años cuando pisaría su primer monasterio, en Francia, precisamente de tradición vietnamita. “Cuando me propusieron ir tenía mucho miedo, era la casa de mi enemigo, estaba convencido de que era una trampa para apresarme y juzgarme por crímenes de guerra”, explica.

Sin embargo, y gracias a una colecta de otros miembros del retiro para antiguos combatientes de la guerra, logró llegar a Francia y llevar a cabo su primer retiro real, una experiencia que cambiaría el rumbo de su vida para siempre: “Fue algo brutal, tanto emocional como psicológicamente. Estar cara a cara y en el silencio con tus memorias, tus emociones…”.

Así comenzaría todo, y pasaría a convertirse de un veterano de guerra a un reconocido conferenciante internacional dedicado a la difusión de la “no violencia”. Su historia está recogida en sus memorias: ‘At Hell´s Gate: a Soldier’s Journey from War to Peace’ (En las puertas del infierno: el viaje de un soldado de la guerra a la paz). También es fundador de la Fundación Zaltho, organización sin ánimo de lucro dedicada a finalizar la guerra y la violencia.

Sus enseñanzas se basan en “hacer un viaje desde nuestro conflicto y sufrimiento interno a la paz interior, practicando meditación”. Nada que ver, asegura, con las modas actuales y oportunistas: “La vida cotidiana y la mediación no son cosas diferentes, es necesario hacer una reflexión de cómo vivimos nuestra vida y ser capaces de incluir la consciencia en cada cosa que hacemos a largo del día”.

En su opinión, la plena consciencia no se puede enseñar ni aprender ya que es algo que se encuentra dentro de cada uno. “Lo que nos venden es una moda que genera dinero porque la gente lo vende, y eso me entristece. Es el McMindfulness, la comida rápida de la espiritualidad. No te nutre, solo coge tu dinero y te hace engordar”.De Zuera a Juslibol

En su visita a tierras aragonesas, Claude AnShin Thomas ha pasado por el Centro de Menores de Juslibol, donde causó un gran impacto en sus internos: “En el fondo no soy diferente a esos chicos. Nuestras vidas no son tan diferentes como tampoco lo son nuestras posibilidades”.

En su discurso asegura que siempre hay una segunda oportunidad. “Si hacemos lo mismo siempre, nada cambia, solo va hacia un lugar”, añade. También ha pasado por la cárcel de Zuera de la mano de La Sangha, organizadora de las actividades entre las que se incluye un retiro en la Quinta Julieta que se prolongará hasta el 6 de diciembre.