Big data: cada uno de tus pasos interesa

Las páginas que vemos en internet, lo que compartimos en las redes, los lugares que visitamos... todo deja un rastro muy valioso para empresas tecnológicas y marcas.

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Los 'me gusta' de Facebook, la búsqueda en Google Maps de aquella calle que no recuerdo cómo se llamaba o los datos de posicionamiento que va almacenando nuestro smartphone a lo largo del día. Las nuevas tecnologías están totalmente integradas en nuestras vidas y su uso deja un gran volumen de datos del que empresas de todo tipo (bancos, compañías tecnológicas, empresas de publicidad, etc.) sacan partido. Pero ante tal volumen de información (hablamos de muchos millones de datos) la dificultad de extraer lo que realmente es válido es muy difícil.


Estas técnicas de separar el grano de la paja es lo que se conoce como big data, un término del que se viene hablado en medios de comunicación masivos desde no más allá de 2011 pero que en los círculos especializados ya era conocido algunos años antes. "Big data es un paraguas que agrupa las técnicas informáticas actuales para procesar los grandes volúmenes de datos", explica Carlos Cetina, profesor de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad San Jorge. "En general estas técnicas toman como entrada un gran volumen de datos y como resultado nos permiten extraer, resumir, agrupar, evaluar e incluso predecir información relevante", añade.


El rastro que dejan nuestras acciones en la red (algunas de forma consciente y otras no tanto) es muy valioso para, una vez que es analizado, ofrecernos una experiencia de producto mejor o crear una publicidad que se ajusta a nuestros gustos. ¿A quién no le ha pasado ver una serie de productos en Amazon y que más tarde, navegando por internet, se le muestren anuncios relacionados con esas búsquedas? No, no es casualidad y parece que va a ir a más en los próximos años.


"El del big data es un camino que difícilmente podamos evitar: los grandes volúmenes de datos cada vez van a ser más comunes", dice Carlos Cetina. El profesor considera que ahora mismo existe "una fuerte desincronización" entre el conocimiento académico sobre los grandes volúmenes de información y la adopción del mismo por parte de las empresas y las instituciones. "Uno de mis autores favoritos hace un paralelismo entre el big data y el sexo entre adolescentes: todo el mundo habla de ello, todos dicen que lo han hecho pero realmente ninguno tiene claro qué hay que hacer", indica el profesor para ser más claro al respecto.

Un sinfín de aplicaciones

Más allá de las compañías tecnológicas, el análisis de grandes volúmenes de datos está presente en muchas más áreas. "Las aplicaciones prácticas más populares suelen ilustrarse con ejemplos exóticos de equipos de F1 que optimizan el desempeño de sus motores con la información recabada durante la carrera o departamentos de marquetin de entidades bancarias que se adelantan a las necesidades de sus clientes", apunta Carlos Cetina. Cada vez es más común que los despachos de abogados utilicen estos sistemas, que incluso se han aplicado con éxito en el ámbito sanitario. "La consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana ha aplicado técnicas big data para optimizar el modelo de gasto farmacéutico", sostiene el profesor.


Ya hay analistas que indican que el futuro del big data llegará hasta la cesta de la compra. Los supermercados con tarjeta de fidelización podrían recoger los datos exactos de lo que cada cliente se lleva a casa cada vez que pasa la tarjeta. Las tiendas podrían ofrecerle así promociones o descuentos personalizadas o, incluso, esos datos podrían llegar hasta las empresas fabricantes, lo que les reportaría una información más que valiosa de los consumidores: sexo, edad, lugar de residencia o frecuencia de visita al súper, por citar solo algunos ejemplos.


A la hora de servirse del big data, las empresas tienen la oportunidad de crear departamentos específicos dentro de su estructura o contratar a firmas externas especializadas en estas técnicas. Como se trata de una disciplina relativamente joven, los profesionales que se dedican a ella están en continúa formación, atentos a los avances que se van produciendo. Hay que destacar en este sentido que en cuestiones de big data no solo trabajan informáticos, ingenieros de sistemas o matemáticos: cerca de estos profesionales hay otros que proceden de las ciencias sociales y que les ayudan a completar la realidad científica que arrojan los datos. 


En Aragón son muchas las empresas que trabajan en esta disciplina, que por supuesto también se imparte en las aulas de las universidades de la Comunidad y en otras entidades de enseñanza superior. El pasado mes de junio el big data protagonizó un foro tecnológico y empresarial que se celebró en Zaragoza y en el que empresarios y expertos en la materia intercambiaron puntos de vista sobre el estado actual de esta tecnología, las investigaciones que se están llevando a cabo y los retos que trae el futuro.

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