La Organización Mundial de la Salud cataloga el aspartamo como "posiblemente cancerígeno" y recomienda controlar su ingesta. Los científicos no han encontrado pruebas concluyentes de que sea así y por eso la OMS mantiene su recomendación. Lo que sí parece haber es "indicios" de que este endulzante muy usado en la industria alimentaria puede ser perjudicial. Por el momento, la cantidad de consumo "aceptable" para los humanos que recomienda la Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) es de 40 miligramos por kilo de peso corporal. En el caso de un niño de unos 20 kilos, el consumo máximo aconsejable sería de 800 miligramos o dos a tres latas, según se explicó en una conferencia de prensa en la que se presentaron los resultados de varios estudios realizados por científicos del Instituto Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) y de la OMS.

Formado por una molécula de metanol, fenilalanina y ácido aspártico, el aspartamo está incluido en muchos productos y alimentos que tomamos habitualmente y no solo refrescos y aparece en las etiquetas de ingredientes con el código europeo E951. Está presente en chicles, comprimidos helados hasta en dentífricos.

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Cuál es el origen del aspartamo

El carácter endulzante del aspartamo se descubrió por azar en 1965 en una empresa farmacéutica de EE. UU  en 1964 y su potencia edulcorante (entre 150 y 200 veces más que el azúcar) lo ha convertido en uno de los productos más utilizados en la industria alimentaria. Se puede encontrar en casi todos los productos 'light' y en muchos medicamentos. En dosis pequeñas puede provocar efectos laxantes, pero puede ser dañino si se toman más de 40 miligramos por kilo de peso al día, lo que equivaldría a 12 latas de refrescos.