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  • Alfredo Compaired Aragüés

Dura es la Ley, pero es Ley

Dura es la Ley, pero es Ley
Dura es la Ley, pero es Ley
Pixabay

Este aforismo latino, ‘dura lex, sed lex’, proveniente del derecho romano, con su variación ‘dura lex, sed servanda’, constituye el principio fundamental del Estado de derecho. La ley está por encima de todos.

Ocho han sido las constituciones que ha tenido España desde 1812. La de 1978 es la única pactada. Tanto el rey como el gobierno juran o prometen fidelidad a la misma, pero esas fidelidades se convierten a veces en infidelidades a través de conspiraciones, pronunciamientos y motines, repetidos hasta la saciedad en los últimos dos siglos. Lo común a todos ellos es la búsqueda del poder al precio que sea. La frase "cien años, cien pronunciamientos" refleja el mar de fondo que zarandeó la política española, con cuatro guerras civiles. Un pasado turbulento hasta que en 1978 los españoles rompieron con lo peor de su pasado y sustituyeron la violencia y la muerte por la palabra y el voto, acabando con la inestabilidad política sistémica.

Nunca habíamos disfrutado de tantos años de bienestar, desarrollo y democracia. Pero la historia nos advierte que la democracia puede quebrarse si no somos sus protectores. Al gobierno se le encomienda la fidelidad a la Constitución. El socialismo ha dejado de ser incompatible con la democracia, como proclamaba Largo Caballero. El de ahora es demócrata, para el bien de los ciudadanos. No obstante, aparecen en su seno comportamientos denunciados por asociaciones de magistrados y especialistas en Derecho constitucional. Lo que conlleva deterioro y vaciamiento constitucional por la ley de amnistía y el fomento de la desigualdad entre españoles, generando malestar en los ciudadanos, con manifestaciones callejeras. Es inaudita una investidura, en la que se incluye lo no presentado en el programa electoral. Máximo engaño para los votantes.

Como dice Julia Navarro en HERALDO, no solo Sánchez es responsable de tal desatino, sino los ministros, dirigentes del PSOE y gran parte de la militancia, de los votantes también, diría yo, toda una responsabilidad colectiva, incapaz de detener los desvaríos del presidente. Igual que afirma que la ley de amnistía es ilegal, a la vuelta de la esquina dice lo contrario, lo mismo que varios de sus ministros, asumiendo, con Marx, que la verdad no existe, depende de la coyuntura.

Los estudiosos advierten que no se trata de un fenómeno aislado, sino de un proceso elaborado para acabar con el régimen del 78 e impedir que la derecha pueda gobernar, recordando lo manifestado por Largo Caballero: "Quiero decirles a las derechas que, si triunfan, tendremos que ir a la guerra civil". Aunque ahora no se trata de ir a la guerra ni mucho menos. Constitucionalmente, tenemos un importante defensor que prestó juramento de guardar y hacer guardar la Constitución. Unos dicen que puede hacer algo; otros, que no. No sabemos adónde nos puede llevar esta andadura, quién sabe si a momentos que no queramos recordar.

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