El árbol de los libros

El árbol de los libros
El árbol de los libros
Hitoshi Suzuki | Unsplash

En dos periódicos diferentes (HERALDO y ‘El País’) leí hace poco dos trabajos periodísticos sobre educación, con referencias a la lectura de libros en la etapa escolar y más concretamente al retroceso general de la habilidad lectora. 

El de HERALDO, escrito por Pilar de la Vega, titulado ‘Libros o pantallas’, recoge las palabras de la ministra de Educación de Suecia, quien respecto del rendimiento en lectura de los niños propone más libros y menos pantallas, esto es, más lectura pasando páginas de papel en lugar de utilizar el ratón. No elimina las pantallas, pero pone el énfasis en el papel. La autora del artículo defiende las bibliotecas escolares.

En el reportaje de ‘El País’, se cita la concesión del Premio Nacional al Fomento de la Lectura al colegio público Andalucía. En dicho centro, ubicado, según se cita, en el barrio con menor renta per cápita de España, a la hora del recreo muchos alumnos salen al patio, pero no todos para jugar; algunos se acercan a un gran árbol denominado ‘de los libros’, en donde hay unos asientos y un carro lleno de cuentos y otros ejemplares, que leen durante el recreo. También hay niños que en ese tiempo van a su voluminosa biblioteca, cuyos ejemplares son utilizados en ese centro para la enseñanza.

Según se lee en el citado reportaje, los escolares que utilizan hoy la biblioteca no saben que es fruto de unos sueños que tuvieron y plantearon años antes otros compañeros en las asambleas de la escuela, precisamente para que se creara. Ahora los niños se llevan libros a casa y de esta forma normalizan en sus familias el hábito de la lectura, en un ambiente socio-económico con otras necesidades esenciales que cubrir.

La biblioteca es un lugar al que los alumnos acuden para poder desarrollar las unidades didácticas que se imparten en sus clases, porque, según se lee, ellos no trabajan con libros de texto, y en sus estanterías se puede consultar el material que los propios estudiantes van realizando durante el curso para trabajar las asignaturas. En su biblioteca hay cuentos, se cuentan historias y hay alegría. Se programan tertulias literarias, sesiones de lectura y encuentros con los autores de los libros que leen durante el curso. Hoy, la biblioteca se llama ‘Fantasía’.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Concha Roldán)

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