Director de HERALDO DE ARAGÓN

En grave peligro

La reunión se celebrará el próximo miércoles
En grave peligro
HA

Lo que parecía una ficción catastrofista ya se está produciendo, incorporando, a su vez, un concepto que se presumía ajeno al sector primario: la deslocalización. 

El cambio climático –la sequía– se atreve a cuestionar decisiones asentadas en la tradición, estableciendo dudas sobre la oportunidad de ciertos cultivos. El aumento de las temperaturas, unido a una severa falta de precipitaciones, como la que sufre Aragón, están obligando a plantearse una reordenación por latitudes de la producción agrícola. En el campo, no solo se habla del precio de la mano de obra o de los costes energéticos –más económicos en países relativamente cercanos–, sino que a este debate se ha incorporado la decisión sobre qué cultivos resultan más idóneos ante las cambiantes condiciones ambientales. Este fenómeno de deslocalización climática, sujeto a una inesperada aceleración de las maduraciones o a un adelanto en los tiempos de cosecha, también arrastra una variable agroindustrial. Si no se está próximo a los cultivos que deben ser envasados o la capacidad industrial instalada no atiende a las exigencias que dictan los productos, ¿qué sentido tiene continuar junto a estas mismas tierras?

La severa sequía que sufre Aragón coloca al campo en situación de grave peligro

Mayor necesidad de agua es sinónimo de un aumento de costes y, por extensión, de un enorme esfuerzo económico que expulsa del carril a muchas explotaciones familiares. Incapaces de asumir determinadas economías, se da entrada a un modelo de concentración en manos de grandes propietarios. En aras de la rentabilidad se eleva la eficiencia y se garantiza una mayor producción pero, en paralelo, se pone en riesgo la vida en el medio rural, dejando sin sentido las muchas políticas empleadas contra la despoblación. La concentración permite, igualmente, que los grandes fondos de inversión fijen su interés en la agricultura, conscientes de que el control del sector primario, el de la alimentación, aporta una estratégica influencia. Los efectos del cambio climático no solo arrastran una subida de los precios en el lineal del supermercado, también generan fuertes alteraciones en los grandes mercados internacionales.

La falta de precipitaciones, que ha forzado para esta semana la convocatoria urgente de la Mesa de la Sequía (la DGA ha citado a los agentes afectados para el día siguiente), establece un nuevo escenario que ha dejado de ser excepcional. La realidad pluviométrica se muestra tozuda y además de poner en riesgo el futuro de las explotaciones también afecta seriamente al consumo de agua de boca. En la provincia de Huesca, sin ir más lejos, los bomberos ya conducen sus camiones cisterna hasta los núcleos de Aguinaliu y Nachá, advirtiendo de lo que puede ocurrir en los meses de verano si no llueve con generosidad en las próximas semanas. La atención a las necesidades de la población introduce una nueva derivada que, aunque resuelta en el orden de prioridades, tensa la relación entre los usos agrícolas e industriales (también los energéticos) y los consumos que requieren las ciudades.

Las pérdidas en los cultivos se dan por seguras y ya se registran problemas en el suministro de agua de boca. Hacen falta medidas que garanticen el futuro del sector

Abordar la problemática del cambio climático desde la modificación de los hábitos individuales puede significar una pequeña ayuda, pero la definitiva modernización de los sistemas de riego o la incorporación de nuevas infraestructuras que permitan el almacenaje y la regulación –la reserva hídrica nacional y regional debe abordarse como una cuestión estratégica– son asuntos, que por su urgencia, resultan inaplazables. 

(Puede consultar aquí todos los podcast y artículos escritos en HERALDO por Mikel Iturbe)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión