‘Estrella de mar’, la catarsis definitiva de Amaral
La evolución sonora del dúo se vio correspondida tras la salida de ese disco en 2002 con ventas (dos millones de copias físicas) y conciertos multitudinarios
El criterio de los discos de oro y platino ha ido cambiando con los años, al calor de los propios vaivenes de una industria que a día de hoy lucha por su reinvención ante la evidencia del cambio de paradigma: comprar un disco ha dejado de ser un esfuerzo de consumo generalizado, un desembolso cotidiano, para convertirse en un gesto romántico en el que se prodigan unos miles de locos. Ahora mismo, en España se consigue un disco de oro con 20.000 unidades físicas vendidas o su equivalente en ‘streams’. El disco de platino llega con 40.000 unidades físicas vendidas o el referido equivalente de escuchas digitales.
Con este panorama, está claro que vender dos millones de copias de un disco es noticia, aunque ocurriera hace dos décadas. Si es español, aún más. Resulta, por si fuera poco, que era de factura aragonesa. Da igual que tal cosa pasara en un momento dulce de la industria, con Napster recién inventado, el streaming digital ‘legal’ aún por inventar y la costumbre de las descargas piratas en pañales.
El bombazo
Y sí, pasó. El primer paso de tal fenómeno data del 4 de febrero de 2002 y corresponde a un álbum, ‘Estrella de mar’, tercer disco de estudio de Amaral. Fue el de su consagración como valor sobresaliente de mercado tras una segunda placa, ‘Una pequeña parte del mundo’, que ya había alcanzado el éxito en cuanto a copias vendidas e impacto general. El disco tuvo tres números uno en Los 40 a lo largo de aquel año: ‘Sin ti no soy nada’, ‘Te necesito’ y ‘Toda la noche en la calle’.
Eva Amaral y Juan Aguirre dan actualmente los últimos toques a su nuevo trabajo de temas inéditos, que verá la luz este año de no mediar sorpresa. Están programados en una veintena de festivales (incluyendo el Bosque Sonoro de Mozota, en junio), y ya se han estrenado en los escenarios esta primavera, demostrando que el músculo sonoro y el mojo (más que picón, borrajero, tirando para la tierra) están ahí, intactos.
Aunque a ninguno de los dos le va mucho el ejercicio de la nostalgia, y son más de emocionarse por lo que traiga el horizonte, ambos han reconocido en numerosas ocasiones que ‘Estrella de mar’ les rompió sus esquemas vitales (para bien, aunque con el lado oscuro de la fama sobrevenida tras un impacto social masivo) y les obligó a un ejercicio de introspección extremo para, básicamente, no perder la chaveta.
Desde fuera, pero de cerca
El músico oscense Copiloto, amigo del dúo y compañero ocasional en las tablas, recuerda que ‘Estrella de mar’ le tocó de manera especial. "En el verano de 2002, toda la actividad musical en España llegaba del tsunami ‘Operación Triunfo’: fue la primera edición, con los Bisbales, Chenoas y Rosas, y coparon las radiofórmulas. Amaral fue la resistencia: pasaban las semanas y seguían arriba en las listas, con un trabajo de altísima calidad. Con ellos se hacía justicia".
Copiloto recuerda que pasó aquellas vacaciones estivales en Cádiz, y que tenía el disco puesto en el coche todo el tiempo. "Consiguió lo que se merecía. Revisándolo solo veo canciones tremendas, no hay rellenos. Era muy original y valiente empezar con un bolero en 2002 siendo un grupo de pop. Hay temas oscuros como ‘Sin ti no soy nada’ y ‘Te necesito’, ambos muy exitosos. Y Juan da un paso más allá respecto al disco anterior, pasa de arpegios muy británicos a una mezcla con aires latinos; de Suede y Stone Roses se abre a otras cosas. De la voz de Eva, poco se puede añadir a lo que dice todo el mundo. Bueno, sí: quiero insistir en su interpretación: Eva es como una amiga que te cuenta lo que le pasa al oído y luego explota, te remueve".
Sensaciones a día de hoy
Hace apenas un par de meses, con motivo del 22 aniversario del disco, Amaral publicó en sus redes sociales un texto conmemorativo de la efeméride, con palabras como éstas: "Fue una suerte tremenda encontrar la atención de personas que se paraban a escuchar canciones que no habían oído nunca".
Además de esa reflexión, el dúo revelaba que el disco pudo haberse llamado ‘Stella Maris’, nombre otorgado a la Virgen María por los marinos y que en el último año está de actualidad por el grupo pop del mismo nombre que figura en la serie de los Javis ‘La Mesías’. Una curiosidad que denota el cariño de Eva y Juan por la citada producción, en cuya fiesta oficial tocaron el tema de Kim Carnes ‘Bette Davis eyes’.
La grabación del disco
Todo se plasmó en Londres (The Dairy y Terry Britten Studios) bajo la producción de Cameron Jenkins, que también metió algún teclado y ya había trabajado con el dúo; de hecho, volvería a hacerlo en esfuerzos posteriores.
Danny Cummings se encargó de las percusiones; Tony Beard tocó la batería, y Russell Milton completó la sección rítmica en el bajo, con aportaciones de Manolo Mejías; Danny Schogger acarició los teclados y el Echo String Quartet, las cuerdas. Melvin Duffy se hizo con la ‘steel guitar’.
Juan Aguirre asumió las guitarras acústicas y eléctricas, sintentizadores y programación, además de coescribir las canciones. Eva Amaral se ocupó de la voz líder y los coros, la guitarra acústica y la composición junto a Juan. Sus estudios en Bellas Artes se tradujeron en aportes al diseño del álbum, tarea que asumió otro aragonés popular: el también músico y cantante David Angulo, miembro de ‘Oregón Televisión’. Resto de canciones: ‘Moriría por vos’, ‘¿Qué será?’, ‘Salir corriendo’, ‘Estrella de mar’, ‘Rosa de la paz’, ‘No sabe adónde va’, ‘De la noche a la mañana’, ‘El centro de mis ojos’ y ‘En sólo un segundo’.
Anécdota relatada a Matías Uribe
El crítico de HERALDO, en una de sus muchas entrevistas con Amaral (nadie en prensa los conoce como él) recordó la reacción del batería Tony Beard en la grabación de ‘Estrella de mar’ ante la voz de Eva. "Tras oírla cantar ‘En solo un segundo’ se fue hasta ella, la cogió por los brazos yla levantó en volandas exclamando Brilliaaant!!!".
