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Zaragoza, 1889. Las fotografías 'olvidadas' de Paul Altmann

Fotos Antiguas de Zaragoza ofrece unas imágenes inéditas, perdidas en el tiempo y en el espacio, de la plaza del Pilar y una vista desde San Lázaro

Plaza del Pilar en 1889.
Plaza del Pilar en 1889.
Paul Altmann.

Los libros de viajes se ponen de moda en el siglo XIX. Y no hablo de las fantásticas aventuras de los hijos del Capitán Grant o de Sandokán. No. Me refiero a auténticas guías turísticas. Las ansias por conocer lugares lejanos de la sociedad más adinerada del centro de Europa y las dificultades evidentes en los medios de transporte de la época crean una oportunidad de negocio que será aprovechada por centenares de aventureros.

Historiadores, arqueólogos o curiosos exploradores se lanzarán a la ‘carretera’, en un continente plagado de guerras, con la intención de reflejar por escrito las maravillas existentes en países ajenos al suyo, y de obtener, sin duda, un rédito económico por ello. En la primera mitad del siglo XIX, las descripciones de estos valientes ‘turistas’ irían acompañadas, en ocasiones, con grabados de los monumentos más importantes del lugar donde se encontraban, hechos a mano por ellos mismos. La aparición de la fotografía y su aplicación al mundo editorial dará un salto de calidad a estas publicaciones.

En ellas, ya no imaginarás como es el Coliseo de Roma, o cómo lo veía el editor de turno, sino que lo podrás observar con tus propios ojos mientras tomas un té caliente sentado en un gabinete del centro de Londres. España, por supuesto, fue uno de esos países ‘invadidos’ por estos ‘Indiana Jones de lapicero’... y Zaragoza, pese a todo el sufrimiento y a las pérdidas acaecidas durante la Guerra de la Independencia y los malditos Sitios, también... la Torre Nueva, la Seo, el Pilar o la Puerta del Carmen empezarían a ser conocidas más allá de los Pirineos.

En 1887, el profesor de arquitectura de la Universidad Técnica de Brunswick, Constantin Udhe, quiere viajar a España y Portugal para ofrecer al público alemán una muestra de los tesoros patrimoniales que esconden ambos países. La editorial de Ernst Wasmuth, especializada en este tipo de literatura, comprará el proyecto y financiará la aventura. Tan solo pondrá una obligación, Paul Altmann tendrá que ser el fotógrafo de la andanza por tierras ibéricas. Tras llegar a un acuerdo, un año después, Udhe y Altmann llegan a la península.

A nadie sorprenderá que esta pareja de alemanes hiciera «parada y fonda» en Zaragoza…

El libro que resultó de aquel viaje, ‘Baudenkmaeler in Spanien und Portugal’ (Monumentos arquitectónicos de España y Portugal), publicado en 1892, recoge cinco maravillosas fotografías de nuestra ciudad: la Torre Nueva, la fachada de la iglesia de Santa Engracia, el muro zagrí de la Parroquieta de la Seo, el patio de la Casa de Zaporta y la iglesia de San Cayetano, únicos hitos del patrimonio zaragozano que fueron objetivo de la cámara de Altmann.

O eso es lo que se creía hasta hace un tiempo…

Ahora se han encontrado el resto de imágenes de nuestra ciudad que fueron desechadas por el editor del libro. Seguramente considerarían que no eran lo suficientemente buenas o que lo que se mostraba en ellas no era lo suficientemente importante como para publicarse. Son once maravillosas fotografías que merecerían un nuevo libro por sí solas. Al menos, nunca más serán olvidadas…

Vista de Zaragoza desde San Lázaro. 1889. Paul Altmann
Vista de Zaragoza desde San Lázaro. 1889. Paul Altmann
Paul Altmann.

Dos imágenes de 1889

Por último, nos centraremos en comentar ligeramente dos de esas inéditas estampas tomadas en agosto de 1889. La primera de ellas nos enseña cómo era la parte más oriental de la plaza del Pilar en aquellos años finales del siglo XIX. A la izquierda, la torre de Santiago, todavía desmochada, preside la escena desde las alturas. Al otro lado, se ve el arranque de lo que en una década será la torre de Nuestra Señora del Pilar. El templo todavía presenta su sobria fachada original.

Si bajamos la vista, lo primero que llama la atención a ojos actuales es la presencia de semejante arboleda. A la izquierda, semiescondida, la fuente de la plaza. Ahí recogían el agua de uso diario tanto aguadores profesionales como vecinos del lugar. Más hacia el centro, uno de los típicos quioscos de venta de recuerdos del Pilar.

A la derecha, una columna mingitoria protegida de miradas curiosas por una celosía. Sería trasladada poco después a la otra puerta de la catedral –siempre ha sido la menos importante–. Por delante de ella, se distingue un bastidor de madera que era utilizado para fijar anuncios y bandos municipales.

La segunda es una fotografía de la fachada norte de Zaragoza tomada desde los restos del antiguo Convento de San Lázaro. El puente de Piedra, con su pretil original, aún conservaba los restos de los dos molinos harineros. Al fondo, a la izquierda, distinguimos uno de los torreones del Palacio Arzobispal, sigue el Seminario y justo detrás la torre barroca de La Seo. Cruzando el paso abierto dejado por la desaparecida puerta del Ángel y dejando al fondo la calle de la Cuchillería, nos encontramos de frente con las llamadas ‘Casas del Puente, que no era otra cosa que el Ayuntamiento de la ciudad. A su espalda, la Lonja. Más a la derecha, el Pilar y la iglesia de San Juan de los Panetes.

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