Una cueva aragonesa puede desvelar los últimos misterios del hombre de Neandertal

Especialistas de la Universidad de Zaragoza realizan excavaciones arqueológicas desde hace 13 años en una cueva en el término municipal de Aguilón.

La última campaña de excavaciones se ha desarrollado durante quince días el pasado verano. Han participado ocho personas.
La última campaña de excavaciones se ha desarrollado durante quince días el pasado verano. Han participado ocho personas.
Carlos Mazo

Físicamente, el hombre de Neandertal era parecido a nosotros, aunque se distinguía por tener unos arcos superciliares muy protuberantes, lo que le daba un aspecto fiero. Y era muy fuerte. "Un hombre de Neandertal promedio –asegura el prehistoriador Carlos Mazo–, haría parecer un alfeñique a Arnold Schwarzenegger". Uno de los grandes misterios entre quienes estudian la evolución humana es por qué, después de haber poblado Europa durante más de 300.000 años, el hombre de Neandertal se extinguió hace 40.000-42.000.

En un momento en el que se estudian los restos encontrados desde Atapuerca a Gibraltar, y en el que los análisis genéticos aportan nueva luz sobre el tema, una cueva de la comarca de Campo de Cariñena podría aportar la pieza que falta en el rompecabezas. Allí, un equipo de la Universidad de Zaragoza dirigido por el profesor Carlos Mazo, trabaja sin prisa y sin pausa desde hace más de una década.

"A unos pocos kilómetros al sur de Aguilón se encuentra el Cerro del Pezón, donde hay varias cuevas –relata–. En tres de ellas se han encontrado vestigios de interés. En una han aparecido restos humanos y cerámicos que corresponden al Bronce Antiguo; en otra se han hallado principalmente restos paleontológicos, de fauna muy variada; y, entre ambas, se encuentra una tercera, que es en la que trabajamos desde hace 13 años".

El nombre con el que se ha bautizado la cueva, de unos 100 metros cuadrados de superficie, es poco evocador:P5. Los trabajos arqueológicos, iniciados en el año 2010, han afectado hasta el momento a la parte superior de un depósito estratigráfico potente, en el que se han identificado varios momentos de ocupación del hombre de Neandertal. En 2016, el equipo de la Universidad de Zaragoza llegó a un nivel que la técnica del radiocarbono fechó en hace 42.000 años, cuando Europa sufrió unos importantes cambios climáticos, en los que algunos científicos han encontrado el motivo por el que el Neandertal se extinguió. "Hasta ahora la excavación arqueológica ha afectado a unos 20 metros cuadrados del total –señala Carlos Mazo–. En algunos puntos hemos descendido a más de cuatro metros de profundidad respecto a la cota cero. Estamos interesados en determinar las causas por la que los neandertales desaparecieron hace unos 40.000 años, algo que explique el vacío poblacional que se da en ese momento histórico. Pensamos que un factor muy importante para explicarlo es el clima, pero aún nos faltan secuencias climáticas de cierta precisión. En los últimos años se ha aportado mucha información en este aspecto pero necesitamos saber más".

Carlos Mazo, profesor de la Universidad de Zaragoza y especialista en el hombre de Neandertal.
Carlos Mazo, profesor de la Universidad de Zaragoza y especialista en el hombre de Neandertal.
Heraldo.es

Además de Carlos Mazo, en el equipo de trabajo se integran especialistas como Marta Alcolea, Rafael Laborda, Luis M. García-Simón, Cristina López-Tascón, Marina Bretos, Alicia Sanz-Royo, Vanessa Villalba-Mouco, José L. Peña-Monné, María M. Sampietro-Vattuone o Mario Gisbert. Un equipo multidisciplinar porque se trata de tomar los restos que ofrecen las excavaciones e iniciar con ellos estudios sedimentológicos, geoarqueológicos, arqueopetrológicos, traceológicos, zooarqueológicos, arqueobotánicos, arqueométricos y bioantropológicos.

Pero, ¿qué es lo que aparece en la cueva? Sobre todo, instrumentos de sílex. Un sílex de muy buena calidad, cogido seguramente en la plana de Jaulín, en los alrededores de Botorrita. Los investigadores han establecido dos momentos de población de la P5. Uno, más antiguo, en el que la cueva se habitó, y otro en el que fue más refugio provisional de cazadores. "En el primero de esos niveles encontramos abundantes artefactos tallados y varias estructuras de combustión, una de ellas de dos metros de diámetro y 20 centímetros de potencia. Eso nos prueba que la cueva en ese momento funcionó como lugar de habitación relativamente prolongada. En el segundo nivel, por el contrario, la actividad en la cueva es más puntual. Hay evidencias de caza de animales como ciervo, corzo o cabra, pero no de hogares. Esto mismo ocurre en otros puntos al norte de la cordillera Ibérica, que se constituye así como un territorio clave para entender la dinámica de las poblaciones en el Paleolítico Medio al Superior".

El trabajo en la cueva ofrece datos nuevos cada año. Las condiciones no son fáciles: sus dimensiones impiden que muchas personas trabajen simultáneamente. La excavación, además, es delicada. "Raramente usamos picoleta –subraya–. Casi todo el trabajo se hace con espátulas. Desde el inicio de la excavación hasta 2021 contabilizamos casi 8.000 restos líticos rccuperados, todos siglados e inventariados, y unos 6.000 de ellos coordenados en tres ejes, x, y y z".

El trabajo, además, no se circunscribe a la cueva P5. En 2020 el equipo descubrió un nuevo yacimiento en el covacho de Folluelas, donde también se ha trabajado desde entonces. "Este verano, por ejemplo, en la P5 hemos estado un equipo de 8 personas durante 15 días". El trabajo se ha extendido luego a Folluelas, donde hasta ahora se han podido documentar varios momentos de ocupación y, sobre todo, su uso funerario y sepulcral durante el final del Calcolítico o inicios de la Edad del Bronce. Varios individuos han sido datados en torno al 2.100 a. de C.

Jornada de puertas abiertas durante los trabajos en el yacimiento arqueológico.
Jornada de puertas abiertas durante los trabajos en el yacimiento arqueológico.
Heraldo.es

¿Qué acabó con el hombre de Neandertal? "Ojalá tuviera respuesta a esa pregunta, que es muy discutida entre los científicos. –concluye Mazo–. Seguramente no hubo una causa sino un conjunto de ellas. Su densidad de población era muy baja, al igual que su tasa de reproducción, y con gran endogamia. El clima les afectó seguro, quizá eran especialmente vulnerables a alguna enfermedad... Todo parece indicar que los cambios les afectaron de manera más intensa. Se ha hablado de exclusión competitiva, de que los humanos modernos y los neandertales ‘competían’ por los mismos espacios y recursos. Pero pensamos que aquí, en el entorno de la Ibérica, no llegaron a verse cara a cara. La hibridación (el 2% de nuestros genes son neandertales), se produjo fuera de Europa".

Los directores de las excavaciones pertenecen al grupo de investigación Primeros Pobladores del Valle del Ebro y Patrimonio Arqueológico (P3A), dirigido en su día por Pilar Utrilla, y en la actualidad coordinado por José María Rodanés, y a los Institutos Universitarios de Ciencias Ambientales (IUCA) y de Patrimonio y Humanidades (IPH) de la Universidad de Zaragoza. Las excavaciones cuentan con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación y con la ayuda del ayuntamiento de la localidad zaragozana de Aguilón.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión