Redactor de la sección de Cultura y columnista en HERALDO DE ARAGÓN

‘Más palabaris mos’, baño de ingenio lúdico

Algunos de los nuevos palabarismos de Michel Gracia.
Algunos de los nuevos palabarismos de Michel Gracia.
H. A.

Lo de Michel Gracia y sus ‘Palabarismos’ es de aúpa. Compendio de tentaciones para la lisonja, es surtidor de frases molonas que emparentan con el calambur sin responder a su esquema canónico. Son haikus pero no, greguerías pero tampoco y, definitivamente, niegan toda consanguineidad con el tuit. Imbuido del espíritu de Max Aub, aunque más luminoso que lúgubre, Gracia entrega la segunda parte de sus malabarismos de la palabra, tres años después de una primera tanda de lo más nutritiva;el aporte vitamínico de esta segunda, por cierto, es aún mayor.

Con las pinturas de Alexandra Neagu como acertado Guadiana entre las isletas de palabras, un magma refrescante de colorido que puede resultar tan onírico como eléctrico, Gracia suelta tres centenares de ráfagas cortas que apelan a todo tipo de sentimientos. El publicista y músico –desde 1984 cantando, guitarreando y componiendo con Los Modos– es un ‘flaneur’ devoto, de los que observan y escuchan mientras dan pata por campos y ciudades, y ese ejercicio se nota.

Las ganas de poner aquí muchos de ellos obligan a un ejercicio de contención, por aquello de que ese espíritu comercial que convive con el romántico tenga algún rédito para la pareja de autores;por cierto, la obra se presenta este sábado 2 de diciembre, a las 12.00, en el Teatro Romano. Valgan unos pocos ‘muestrabotoneros’: "El amor es un jersey de nuestra talla", o "Los paréntesis son el biombo detrás del que se desnudan las palabras". Sirvan también de anzuelo para la atención ocurrencias como "cuando llueve la tierra apla pla pla plaude"; "Los paraguas se fabrican de murciélago"; "Bostezos, asesinos de amaneceres"; "Lo contrario del suicidio es el desayuno" o "El limón y el flamenco siempre nos hacen cerrar los ojos".

Más cosas. La maquetación es tan libre como mondrianesca: cuadrículas irregulares matizadas por aspas, uso de negritas, relieves y mayúsculas (con alternacia de tipografías que se antoja más estética que otras cosa) para resaltar palabras por razones evidentes para el lector o importantes para el escritor, cortes de palabras totalmente anárquicos en apariencia -prueben a partir en cuatro la palabra ‘hombros’- pero motivados siempre por un intento de llamar la atención sobre algo, más allá de la semántica... a veces, de hecho, esos juegos son puro ritmo.

Este libro que compila y desopila no debe ser leído de un tirón, a no ser que los ojos lectores sean de personas voraces, en cuyo casi se recomienda devorarlo y volver a sus páginas pasado un tiempo. Ah, y sería fantástico que quienes acaben empleando palabarismos en redes, campañas publicitarias –ojo, el mozo es del gremio– e incluso cenas de empresa no olviden dar el crédito al cerebro de trasgo bueno que las ideó.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión