El Trofeo Ricardo Magdalena premia la arquitectura del CPI de María de Huerva

El veterano premio concede también un accésit y cuatro menciones y recuerda al recientemente fallecido José Manuel Pérez Latorre.

Aspecto del interior del Centro Público Integrado Val de la Atalaya, de María de Huerva
Aspecto del interior del Centro Público Integrado Val de la Atalaya, de María de Huerva
Iñáki Bergera

El Trofeo Ricardo Magdalena, referencia para valorar la arquitectura zaragozana, convocado por la cátedra a ella reservada en la Institución Fernando el Católico (IFC), premia en 2023 el colegio Val de la Atalaya de María de Huerva, según ha acordado su jurado, reunido hoy. Este valora “la claridad formal y la integración espacial de un programa complejo” en la obra llevada a cabo por Cerouno Arquitectos: José Antonio Alfaro Lera, Pablo de la Cal Nicolás, Gabriel Oliván Bascones y Carlos Labarta Aizpún. El jurado, además, ha querido conceder el Diploma al Mérito en la Arquitectura a la memoria de José Manuel Pérez Latorre, uno de los profesionales más talentosos y relevantes de las últimas décadas en Aragón.

Exterior del CPI María de Huerva
Exterior del CPI María de Huerva
Iñaki Bergera

El Centro Público Integrado Val de la Atalaya se abrió en 2013 con su edificio de una planta dedicado a Educación Infantil, a los que se han ido sumando otros dos, cada uno de ellos de tres alturas, para Primaria (en funcionamiento desde el curso 2015-2016) y Secundaria (desde marzo de 2022). Un ambicioso conjunto en el que estudian cerca de 750 alumnos y que cuenta con un espacio polivalente, aulas, despachos, comedor, gimnasio o un gran patio.

“Es una muestra de nuestra arquitectura. Es de sentido común, con una cierta contundencia, pero buscando elegancia y contención", destacan sus autores, representados por José Antonio Alfaro. “Ha sido un proyecto largo, que se va haciendo por fases y se intenta hacer con unas calidades que incluso pocos colegios privados tienen... El resultado, en el fondo, es muy clásico. Un claustro cerrado sucesivamente con los distintos edificios", añade, destacando que "la arquitectura no es solo exhibición: es servicio, es racionalidad, es equilibrio; es lo que intentamos mantener en todo lo que hacemos".

El despacho zaragozano ya ganó el Trofeo Ricardo Magdalena en 2011, por el cementerio municipal de Utebo. En 2008 se había llevado el Premio Fernando García Mercadal, otorgado por el Colegio de Arquitectos, por el Centro de Salud Actur Oeste Amparo Poch. Como en María de Huerva, han trabajado sacando adelante otros centros educativos en Aragón (ahora en Parque Venecia) y también en Cataluña.

"Tenemos ya unos años de trayectoria. Seguimos en tensión y se agradece que algunos compañeros lo tengan en cuenta y nos premien", dice Alfaro, que recuerda que en su despacho muchos son también profesores de la Escuela de Arquitectura de Zaragoza y expresa su satisfacción por encontrar a varios exalumnos entre los otros distinguidos en la convocatoria de la IFC de este año: "Para lo pequeña que es y el número de escuelas de arquitectura que hay, en la de Zaragoza enseguida hemos logrado estar arriba".

Abundancia de unifamiliares

La firma Cerouno Arquitectos recibirá el Trofeo Ricardo Magdalena, que ha alcanzado su edición XLIII, el próximo día 22, a las 18.00, en la Biblioteca de Aragón, en un acto abierto al público en el que se entregarán también los otros premios de la convocatoria. Concurrían 28 trabajos, de los que fueron seleccionados diez. Entre ellos, es destacada con un accésit una vivienda unifamiliar, en la calle Huerta Baja 88, de Utebo, obra de Pablo Borraz y Eduardo Pascal, “por la sencillez de su planteamiento y su honradez constructiva y funcional”.

La vivienda unifamiliar de Utebo que recibe un accésit
La vivienda unifamiliar de Utebo que recibe un accésit
HA

Hay también cuatro menciones, tres de las cuales son en Zaragoza y para otros tantos unifamiliares: en la avenida Ilustración 4, zona 1, parcela 15, “por su interés visual abstracto y el acierto de su planta”, de Cristina Balet y Esther Roselló; y sendas rehabilitaciones, en el número 13 de la calle Ateca, de Cronotopos Arquitectura (Alejandro Lezcano), “por su capacidad de renovación de un tipo domestico sencillo”, y en la calle Gabriel Gombao 38, de Dana Arquitectos (Álvaro Bermudo, Ignacio Calvo y Ainhoa Iglesias), “por su aportación de un modelo de cerramiento extrapolable y bien ejectuado". La cuarta mención es para el anfiteatro en el Parque Fluvial de Zuera, de Pedro Bel, “por su economía de medios y su coherente relación con el lugar”.

En cuanto al diploma a Pérez Latorrefallecido el pasado mes de septiembre, con él quiere destacarse “su notable capacidad de invención en su extensa y meritoria obra proyectada y construida”.

El jurado tomó todas sus decisiones por unanimidad. Valoró el esfuerzo de todos los participantes en la convocatoria y justificó que, "aun habiendo meritorios ejercicios destinados a vivienda colectiva, ha preferido en esta ocasión valorar piezas con un mayor componente de compromiso arquitectónico", además de dar relevancia a "las esforzadas intervenciones de algunos jóvenes arquitectos". Estuvo presidido por Carlos Forcadell, director de la Institución Fernando el Católico, y formado por Raimundo Bambó, arquitecto invitado; Ángel Muñoz, miembro de la Junta de la Demarcación del Colegio de Arquitectos en Zaragoza, y José Laborda, director de la Cátedra de Arquitectura de la IFC. Intervino como secretario con voz y voto el arquitecto Aurelio Vallespín.

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