LOS PILARES DE SU VIDA. 2023. VII

Reyes Guillén: “Dijo mi novio: ‘Estos se visten así para contentar a sus madres’. Me entró un ataque de risa”

La poeta, editora y distribuidora recuerda su maravillosos días en las fiestas: vestidos, paseos, atracciones y algún desengaño

Reyes con sus padres José Luis y Margarita hacia 1970.
Reyes con sus padres José Luis y Margarita hacia 1970.
Archivo familia Guillén.

Reyes Guillén es poeta, coeditora de Pregunta con su compañero David Francisco y también es distribuidora de libros. Desde la suavidad y la delicadeza, participa en muchas actividades líricas: ya sean con su sello o con Olifante, a la que está también muy vinculada. Su hermana Irene es guitarrista y hace coros en la banda de rock y pop El Galgo.

¿Qué le dicen los Pilares?

Siento cierto nerviosismo y también alegría ante la propuesta musical y festiva, qué elegir, a qué conciertos ir.

¿Cómo los ha vivido de niña?

Lo que recuerdo con mayor expectación son los preparativos del traje de baturra. Íbamos a la ofrenda con mi hermano y nuestros primos. Recuerdo las compras los días previos en El Pequeño Catalán. Mi madre era muy perfeccionista y tardaba muchísimo en colocar las agujas en el mantón para que la flor central casara perfectamente, también el moño..., aguantar todo el proceso era lo que peor llevaba (ja, ja, ja). Eso sí, con tanta precisión colocaba los alfileres, imperdibles y horquillas, que al finalizar el día seguía todo en su sitio. Después de la ofrenda nos íbamos con mis tíos a comer de restaurante. Era siempre un gran día.

O sea que tenía muchas ilusiones.

Sí, claro. Aunque para mí lo mejor eran las ferias. Mi ilusión era ir vestida de baturra, pero no era el día del Pilar y ya tenía que vestir de calle. Esos olores y sonidos eran los favoritos de mi infancia. Los algodones, las sirenas de las atracciones, los autos de choque y también el circo, al que íbamos pasados unos días para evitar las aglomeraciones. De joven recuerdo mi última ofrenda con diecisiete años, en 1983, fui de ‘empalmada’ con mi amiga Esther Lafuente (en la actualidad profesora de batería en la Escuela Municipal de Música y autora del libro ‘Guía para entender la música moderna’, que publicó Doce Robles).

Reyes con su querido y llorado hermano José Luis, fallecido en 2018.
Reyes con su querido y llorado hermano José Luis, fallecido en 2018.
Archivo Familiar Guillén.

A medida que crece, ¿de qué se va dando cuenta, qué sucede en las fiestas, dónde le gustaba ir?

En estos momentos, recuerdo a mi madre hablando con las vecinas, en los años 70, comentando que las fiestas eran “para unos cuantos privilegiados que se reunían en la Aljafería”. La ciudad de hoy es en sí toda una fiesta, por casi cualquier rincón. Y la oferta es para todo el público. Me gusta deambular por las calles, respirar la alegría, pasear por el centro pero también por el parque José Antonio Labordeta con su festival de títeres. Por supuesto me gusta ver el día del Pilar a la gente ataviada con los trajes regionales.

Si tuviera que decir, desde fuera y desde la serenidad, ¿cómo ve Zaragoza, qué tiene la ciudad?

Vuelvo de nuevo a la infancia y a los comentarios de mi madre y sus vecinas: “Estas fiestas son las mejores de España, la Ofrenda es la mejor del país y la jota, el baile folclórico más alegre que existe”. Crecí pensando que estaba en las mejores fiestas y en la mejor ciudad posible. De mayor me cercioré de que hay ofrendas en otras ciudades (por ejemplo Valencia) que duran incluso días, y de que este país tiene otras grandes catedrales, dentro del gran porte de la basílica del Pilar. No sé cómo podemos admirar tanto una tierra y sentirnos, a veces, tan pequeños. Por eso valoro a sus gentes, me parece que están dotadas de una gran frescura y una sencillez que los hace muy grandes. El cierzo nos quita mucha importancia, supongo.

¿Ha ido o suele ir a escuchar el pregón?

No suelo ir, pero sí que lo veo por televisión. El año pasado me hizo especial ilusión pues José Miguel Pamplona, uno de los pregoneros representantes de la Jota como patrimonio y fundador de Baluarte Aragonés, había sido mi profesor de baile en la parroquia Santo Dominguito de Val, en el barrio de las Delicias, en la década de los 70.

La entrada de un concierto inolvidable. Bunbury, El Último de la Fila y Héroes del Silencio. Nada menos.
La entrada de un concierto inolvidable. Bunbury, El Último de la Fila y Héroes del Silencio. Nada menos.
Archivo Esther Lafuente.

¿Cuáles son sus refugios, sus preferencias?

Cada año cambian mis preferencias, las fiestas evolucionan y se engrandecen de año en año, aunque yo voy acercándome a conciertos más reducidos. Me encantan los títeres del parque José Antonio Labordeta y el Jardín de Invierno, también por la proximidad a mi casa.

¿Podríamos hablar del concierto o de sus conciertos en el Pilar?

Recuerdo especialmente uno de mis primeros conciertos en la Romareda, el de Franco Battiato en el año 86 junto a El Último de la Fila y Héroes del Silencio. Otros años recuerdo a Alaska y, más recientemente, Maria Arnal i Marcel Bagés, Jorge Drexler o el Niño de Elche. Y por supuesto también La Ronda de Boltaña.

Usted es poeta y editora de poesía. ¿Es poético el Pilar, las fiestas, qué le atrapa: los colores, la mezcla de gentes, los olores, la música improvisada…?

Totalmente poético, la ciudad transformada por la música, improvisada o no, la alegría, hasta el Ebro parece llevar un ritmo risueño entre sus aguas, que al verlo transcurrir relaja del ajetreo. Todo el mundo tiene su rincón, hasta los amantes de la música clásica. Aunque yo este año he encontrado sobre todo la magia y la poesía en la silueta de mi sobrino Manuel, de cinco años, en las fuentes iluminadas del parque Grande, hipnotizado por el espectáculo de luz y sonido, por los colores en el agua, agitando los brazos y sin poder separarnos de allí. También en mi sobrina de dieciséis años, Daniela, diluida entre los conciertos y propuestas de una ciudad en fiestas que, supongo, recordará con el tiempo como unas de sus mejores experiencias, igual que hago yo ahora.

¿Hay alguna anécdota que sucediera en el Pilar y recuerde especialmente?

Recuerdo que un año montamos una Feria del Libro en Independencia, fue un gran fracaso de ventas y unánimemente decidimos todo el gremio de editores y libreros que Pilares no era momento de vender libros, que la gente iba a otros asuntos. Y recuerdo en 2009 mostrar orgullosa la Ofrenda a David, mi pareja, gallego y recién llegado a la ciudad. Pasado un rato me comentó: “Todos estos se visten así para contentar a sus madres”. Me entró un ataque de risa tremendo.

Reyes Guillén con su compañero David Francisco. Los dos son coeditores de Pregunta, que ha cumplido sus primeros diez años.
Reyes Guillén con su compañero David Francisco. Los dos son coeditores de Pregunta, que ha cumplido sus primeros diez años.
A. C./Heraldo.
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