Zacarías Pellicer cumple su gran sueño veinte años después de su muerte

La Diputación de Zaragoza dedica al escultor una doble exposición, en el Cuarto Espacio y en Veruela, y reúne casi dos centenares de sus obras

Dos de las esculturas de Zacarías Pellicer que se muestran en el monasterio de Veruela.
Dos de las esculturas de Zacarías Pellicer que se muestran en el monasterio de Veruela.
Jesús Molledo

"Alguna vez me comentó que le hubiera gustado ver ondular sus 'lanzas' en el monasterio de Veruela, y la verdad es que su obra encuentra todo su sentido allí". Así se presentaba este miércoles la doble exposición que la Diputación de Zaragoza ha dedicado a Zacarías Pellicer (1943-2011), escultor taustano que desarrolló una carrera personal, alejada de modas y corrientes. Lo recordaba el comisario de la muestra, Jesús Molledo, que ha reunido casi dos centenares de piezas y las ha distribuido en la sala 4º Espacio de la capital aragonesa y en el claustro y la cocina del monasterio de Veruela. Ambas pueden visitarse hasta octubre. 

En 4º Espacio pueden verse 51 obras de mediano y pequeño formato agrupadas bajo el ´tiulo de 'Pasión por la forma'. Quedan sintetizadas, de la mejor manera posible, algunas de sus series más aplaudidas, como 'Signos', 'Brotes', 'Elementos elevadores', 'Palomas', 'Instrumentos para la supervivencia', 'Flores' y 'Móviles'. En Veruela, por su parte, se han reúnido 136 obras de su primera época bajo el epígrafe de 'La dignidad de la materia'. Algunas de ellas son instalaciones, como la que cierra el recorrido, constituida por medio centenar de barras de hierro que sujetan otras tantas lanzas de boj. Antes de llegar allí, el visitante habrá podido ver obras de series cmo 'Cruces' o 'Serpientes', o instalaciones como 'Materia', integrada por manzanas de distintos tamaños y dimensiones.

"El proyecto nació hace ahora casi cinco años y, por distintas circunstancias no ha llegado a buen puerto hasta ahora -relataba este miércoles Jesús Molledo-. Zacarías lo guardaba todo, lo conservaba todo, y era poco proclive a vender su obra. Su casa estudio en el barrio judío de Tauste es impresionante. Aunque la planta es reducida, de apenas 50 metros cuadrados, tiene tres alturas, y allí fue incorporando sus obras. Sorprendentemente, las de mayor formato estaban en el piso superior, y ha sido bastante difícil sacarlas de allí para traerlas la exposición. Vivía allí, dormía allí, y allí se conserva al menos el 80% de toda su producción. Gracias a sus hijos, María, Juan y Jorge, que lo mantienen todo en perfecto estado y tal y como él lo dejó, hemos podido aceder y realizar la selección de obras para las dos exposiciones". Ha habido muchas sorpresas, por cuanto han aparecido obras embaladas tal cual regresaron de alguna exposición, apuntes, creaciones que hasta ese momento no se conocían...

A todo es e material se han unido piezas cedidas por colecciones públicas y privadas (se sabe que Javier Lambán tiene varias obras del artista taustano). No está, por desgracia, 'Azud' la obra con la que ganó el Premio Internacional de Escultura Ángel Orensanz. Pero ello no quita ni un ápice de interés por las dos exposiciones, que tienen mucho de revelación: Zacarías Pellicer (Manuel Zacarías Alegre Pellicer era su verdadero nombre) es uno de los grandes olvidados. Aunque realizara numerosas exposiciones en Aragón, Soria y Navarra, participara en Arco y algunas de sus obras llegara a Suiza o La Moncloa, aunque ganara premios como el San Jorge o fuera Medalla de Oro en Almería, en su tierra no ha recibido hasta ahora el reconocimiento debido.  

Un aspecto de la exposición inaugurada en el Monasterio de Veruela.
Un aspecto de la exposición inaugurada en el Monasterio de Veruela.
Jesús Molledo

"Tenía una relación rara con las instituciones. Le ofrecían exposiciones pero era un hombre un tanto desconfiado y retraído y algunas las rechazaba. Y solo vendía alguna de su sobras cuando quería y a quien quería, pero cuando ya no le quedaba otro remedio.", aseguraba Jesús Molledo. Ese carácter introspectivo seguramente explique lo poco conocido que es aún en su tierra natal (no figura, por ejemplo, en el 'Diccionario antológico de artistas aragoneses (1947-78)' que publicó la Institución Fernando el Católico). Pero es una voz muy personal, alejada de modas y corrientes oficiales, y que se inspiró en la Naturaleza mucho antes de que el 'land-art' se convirtiera en tendencia. Usaba la madera de roble y de boj, el alabastro, los materiales más nobles, y los fundía en sus obras con  elementos que encontraba al azar, con leños que la sequía sacaba a flote en los embalses. 

"Fue incorformista y rebelde, no se doblegó, no cedió ante etiquetas y halagos -le evocaba este miércoles Molledo, que compartió con él muchas caminatas en busca de material de 'naufragio' para incorporarlo a sus obras-. En Tauste aún se le recuerda por lo buen artista que era y por el carácter que tenía, y a él le gustaba repetir: "Soy escultor y tengo liberad plena para pensar y crear". 

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