José Luis Alcaine: "Aragón tiene una luz muy diáfana y muy limpia para rodar"

El director de fotografía (Tetuán, 1938), ganador de cinco premios Goya, repasó ayer en Zaragoza las claves de su oficio y de su último filme junto a Almodóvar, ‘Extraña forma de vida’.

El cineasta José Luis Alcaine, en la Filmoteca de Zaragoza
El cineasta José Luis Alcaine, en la Filmoteca de Zaragoza
José Miguel Marco

Revisar su filmografía es asomarse a la historia del cine español desde mediados de los 60 hasta nuestros días. El director de fotografía José Luis Alcaine ha trabajado al lado de cineastas como Pedro Almodóvar, Bigas Luna, Vicente Aranda, Manuel Gutiérrez Aragón, Pilar Miró, Fernando Trueba, Víctor Erice, Brian de Palma, Adolfo Aristarain o Carlos Saura. Le habría gustado rodar con Buñuel, a quien considera el mayor realizador español, y su apellido, además de evocar la localidad turolense de Alcaine, guarda relación con este municipio en el que tiene raíces familiares. En su larga trayectoria ha sido reconocido con el Premio Nacional de Cinematografía (1989), cinco premios Goya (1989, 1992, 1993, 2002, 2007) y la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (2011), entre otras distinciones.

Un director de fotografía puede parecer que está en lo sombra, aunque realmente su trabajo se basa en la luz.

El cine debe ser y ha sido luz. La gran industria hollywoodense se creó porque la luz en California duraba muchísimo mas tiempo y era menos problemática, en cuanto a condiciones atmosféricas, que la de Nueva York. Entonces se rodaba casi todo en exteriores y no se empleaba luz eléctrica porque no existía una tecnología capaz de producir la cantidad que se necesitaba para rodar. La luz fue lo que de alguna manera hizo que se crease Hollywood.

¿Ocurrió algo parecido en la España de los 50 con aquellos grandes rodajes internacionales?

No. El hecho de que se rodase en España fue porque resultaba mucho más barato. Por ejemplo, no se rodaba en Almería por la luz, sino porque para las películas del oeste se podía encuadrar desde cualquier lado y no había cables. Nada. Absolutamente nada. Aunque además de eso, sí es cierto que, igual que en Hollywood, hay una gran parte del año en que los días son soleados, y eso también es importante para el wéstern. Por otra parte, evidentemente, éramos una mano de obra más barata.

En las críticas de cine se suele hablar de las interpretaciones, el guión, la dirección, pero no suele abordarse en profundidad el lenguaje audiovisual, la técnica…

Siempre lo hecho en falta porque creo que esa es la sempiterna discusión de el fondo y la forma. La forma es muy importante, pero en general hay un problema en el cine que hasta ahora era prácticamente imposible resolver, que es dar ejemplos de la construcción de las escenas de la imagen en las críticas. Cuando en internet leo un diario deportivo y veo el último partido de fútbol, hay unas imágenes que te muestran jugadas impresionantes, los goles... Con las críticas de cine podría hacerse algo parecido, pero entiendo que es complicado porque el partido ha terminado cuando se muestran esas imágenes, y las películas, no.

¿Cómo recuerda su trabajo con Carlos Saura en ‘Cuentos de Borges. El sur’,‘Sevillanas’ y ¡Ay, Carmela!?

Casi antes de ser director de cine ya era un gran fotógrafo. Carlos venía del mundo de la imagen, tenía una precisión enorme en la colocación, la altura y el movimiento que podía tener la cámara. Era realmente un gran entendido. La comunicación con él era muy fluida y casi sin hablar nos entendíamos perfectamente cuando surgía cualquier problema.

Ha trabajado en varios largometrajes en tierras aragonesas. ¿Cómo es la luz en Aragón?

Siempre hay una luz especial en cada lugar, pero Aragón, en concreto, tiene una luz muy diáfana y muy limpia. Eso significa que la cámara puede ver muy lejos, con el foco muy lejano, porque no hay humedad en el aire. Esta hace que los planos lejanos queden un poquito borrosos, sin mucha definición. Para cierto tipo de planos en los que te interesa ver muy lejos el horizonte viene muy bien la luz de Aragón.

La suya es una profesión que requiere estar al tanto de los últimos avances tecnológicos, pero no deja de ser también un oficio artesanal...

Hay dos cosas: la técnica, que es muy importante y que influye mucho en el cine, y luego la creación lumínica, porque al fin y al cabo la luz es como la pintura, se trabaja de igual manera. Néstor Almendros, nuestro único director de fotografía que tiene un Óscar, era una persona que técnicamente no sabía casi de nada, ni leer un fotómetro, pero sí entendía de colores y cómo crear espacios lumínicos. Ahora hay que estar muy al corriente de muchas cosas, pero no hay que olvidar que la base de nuestro trabajo es la luz.

¿De qué películas está especialmente orgulloso y en qué próximos proyectos está trabajando?

Son varias: ‘El sur’, de Víctor Erice; ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’, que es una película que marca un época fotográfica del cine de Pedro Almodóvar; ¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibáñez Serrador) que también fue muy importante, y hay grandes obras de Manuel Gutiérrez Aragón, Bigas Luna, Carlos Saura... Te llevas sorpresas porque las puedes volver a ver y descubrir cosas nuevas, a pesar de haberlas hecho tú. Y sobre la otra cuestión, en este momento estoy con la próxima película de Almodóvar y otros proyectos por concretar.

Cuando estudiaba en la Escuela Oficial de Cinematografía un profesor le dijo que el cine no era lo suyo. Y 170 películas después...

Es una anécdota y no hice ningún caso a lo que me dijeron porque yo estaba convencido de mis ideas en el cine. Nunca sabe uno por qué razón, pero la verdad es que me ha ido muy bien.

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