LINGÜÍSTICA. OCIO Y CULTURA

Fernando Lázaro Carreter: cumple un siglo el intérprete apasionado y lúcido del castellano

El autor de 'El dardo en la palabra' y exdirector de la Real Academia Española de la Lengua será objeto de un homenaje de la DGA con Manuel Alvar.

Fernando Lázaro Carreter en la biblioteca de su casa de Madrid, en 2001.
Fernando Lázaro Carreter en la biblioteca de su casa de Madrid, en 2001.
Guillermo Mestre.

El jueves 13 de abril de 2023 el filólogo y ex director de la Real Academia Española de la Lengua habría cumplido cien años. Nació en Zaragoza, en 1923, y murió en Madrid, en 2004. En esos 81 años de existencia, este hombre curioso y parco, sabio del idioma e intérprete primoroso de los textos, viviría una existencia intensa y, en cierto modo, literaria. Hijo de labrador, y representante de una mina de Utrillas, jamás menospreció su infancia rural: los campos, el olor seco de la trilla, el paso de las mulas o las visiones de su pueblo, con aquella iglesia encaramada y abierta a todos los vientos. Vivió en Zaragoza con su familia, en la parroquia zaragozana del Gancho, donde frecuentaría a su amigo Manuel Alvar -que cumple 100 años en julio- y ahí el mundo también tenía su sabor. Allí estaban el Mercado Central, los comercios artesanales, los cines de barrio, las calles que eran un escenario libre para todo tipo de juegos. Le gustaban mucho las iglesias de San Pablo y La Magdalena con sus torres mudéjares, y un fulgor de oro viejo cuando caía la tarde.

De adolescente, vio jugar a los Alifantes y se convirtió en admirador del cancerbero Andrés Lerín, que regresaría algunos después, tras ser abucheado e insultado en el antiguo campo de Torrero por rojo.

Fernando Lázaro Carreter le contó a HERALDO, ante la mesa que hizo el carpintero y escenógrafo y dramaturgo Juan Eugenio Hartzenbusch, en la RAE, que tenía indelebles recuerdos de infancia: el más impresionante fue cuando vio al principio de la contienda a un hombre, “al que habían pintado la cara con la bandera de requeté y la bandera de la Falange” y portaba un cartel que decía: “Yo quise matar al cura”. De aquellos días, Lázaro también contaba los bombardeos de San Gil.

Fernando Lázaro Carreter está enterrado en el pueblo de sus antepasados, Magallón, donde una vez, casi como un presagio o un cuento fantástico, vio una tumba con su nombre y se llevó una honda impresión. Le pareció estar dentro de un cuento de ‘El llano en llamas’ de Juan Rulfo.

Más tarde, tras estudiar en el Instituto Goya, iniciaría su carrera en la Universidad de Zaragoza y tendría grandes maestros como Eugenio Frutos, Francisco Ynduráin o José Manuel Blecua, entre otros; confesaría que se hizo filólogo por Blecua. Amigos de entonces eran futuros gramáticos como Félix Monge o el citado Alvar, pero también Ángel Anadón, que ya estaba el frente del Principal. Y allí se harían inolvidables charlas de teatro, dramaturgia, escritores y otros secretos.

Fernando Lázaro Carreter era un gran seguidor del Real Zaragoza y recordaba con cariño al arquero Lerín.
Fernando Lázaro Carreter era un gran seguidor del Real Zaragoza y recordaba con cariño al arquero Andrés Lerín.
Guillermo Mestre.

Un hecho capital sucedió en 1942: el poeta y profesor Dámaso Alonso, un gran estudioso de la lírica española y especialmente de Luis de Góngora, vino a Zaragoza y dio una charla sobre San Juan de la Cruz. Si la llama de las letras ya flameaba, entonces se convirtió en una pira inextinguible en su interior. Ya en Madrid, se licenció en Filología Románica en 1945 y se doctoraría con el propio Dámaso Alonso en 1947. Y en 1949, conseguiría la cátedra en la Universidad de Salamanca, donde estaría hasta 1971.

A lo largo de esa veintena de años, Fernando Lázaro Carreter forjaría su método, aguzaría su sensibilidad literaria y se convertiría en un maestro de la lectura textual, un intérprete meticuloso y apasionado de la literatura y del castellano. El filólogo Pedro Álvarez de Miranda, académico de la RAE, dice desde Madrid: “Toda su trayectoria es muy valiosa, pero a mí quizá lo que más me interesa y más me ha marcado han sido sus libros académicos, aquellos volúmenes de ‘Comentarios de textos’, que firmó con Vicente Tusón y Evaristo Correa Calderón, y que te ayudaban muchísimo”, dice. 

Por su parte, una de sus discípulas y grandes amigas, Aurora Egido, escribe en el Boletín de la Asociación Internacional de Hispanistas: “Parco en el adjetivo, desdeñoso de lo superfluo, Lázaro fue la claridad personificada, ejemplo palpable de que el mejor maestro no es sólo el que más sabe, sino el que comunica sus conocimientos con luz meridiana. Él demostró que, además de oficio y trabajo, la filología es también amor a una lengua y a una literatura, enseñadas y aprendidas con gozo. Como decía Borges en el 'Elogio de la sombra', “somos nuestra memoria“. La que Fernando Lázaro Carreter nos deja se extiende por las páginas que escribió como ilustración de la palabra”.

“Parco en el adjetivo, desdeñoso de lo superfluo, Lázaro fue la claridad personificada, ejemplo palpable de que el mejor maestro no es sólo el que más sabe, sino el que comunica sus conocimientos con luz meridiana", escribió la académica Aurora Egido

Lázaro hizo muchas cosas. Estudió a Garcilaso, a Quevedo, a Cervantes, a Teresa de Jesús, ‘El Lazarillo’, y escribió guiones para Clemente Pamplona, ‘Historia de un hombre’ (1961) y ‘La chica del gato’ (1962), estrenó teatro sin demasiado éxito -años después sería un agudo crítico teatral desde las páginas de ‘Blanco y Negro’ de ‘ABC’- y logró un gran triunfo, del que nunca sacó pecho, con el guión de ‘La ciudad no es para mí’ (1965), donde Pedro Lazaga, dirigiría a Paco Martínez Soria.

De vuelta Madrid, continuaría su sólida carrera. En 1984, conquistó el premio Mariano de Cavia; en 1990 recibiría el Premio Aragón de las Letras y en 1997 sería honrado con la Medalla de Oro de la ciudad de Zaragoza. En 1991 sustituiría a Manuel Alvar en la dirección de la Real Academia de la Lengua Española, una época especialmente feraz y gozosa para él: escribía ‘El dardo en la palabra’, su visión de la evolución de la lengua, que pasó de ser crítica a algo más permisiva, y tenía tiempo para seguir al Real Zaragoza y a ser un oyente de la radio, y a la vez abrirse a internet: “Internet es un invento maravilloso. Navego mucho”, decía cuando cumplió 80 años, apenas un año antes de su fallecimiento.

Dos grandes amigos del barrio del Gancho, dos directores de la RAE: Lázaro Carreter y Manuel Alvar. Serán homenajeados por el Gobierno de Aragón.
Dos grandes amigos del barrio del Gancho, dos directores de la RAE: Lázaro Carreter y Manuel Alvar. Serán homenajeados por el Gobierno de Aragón.
Archivo Heraldo.

Pedro Álvarez de Miranda recuerda: “‘El dardo de la palabra’ fue todo un éxito. Creo que lo empezó en ‘Informaciones’, continuó en ‘ABC’ y lo concluyó en ‘El País’, creo recordar. Al principio tenías la sensación de que era un tanto intransigente con los usos del idioma, que se rasgaba las vestiduras, fue evolucionando y en los prólogos a sus libros ya adoptaba un tono distinto, más comprensivo, más conciliador, de quien asimilaba bien la evolución de la lengua. Fue un poco pionero en el columnismo lingüístico, que ha tenido y tiene distintos seguidores: el Marqués de Tamarón, Luis Calvo, Álex Grijelmo”. En abril de 2003 decía a HERALDO: “El sentido natural de la lengua es una búsqueda y una conquista. La naturalidad es un artificio. Lo natural no es dejarse llevar por el instinto. La naturalidad de la lengua significa no excederse en la pedantería del conocimiento ni en la bajeza de la ignorancia, y ahí, en ese equilibrio dificilísimo se construye un idioma, un estilo”.

"Al principio tenías la sensación de que era un tanto intransigente con los usos del idioma, que se rasgaba las vestiduras, fue evolucionando y en los prólogos a sus libros ya adoptaba un tono distinto, más comprensivo, más conciliador, de quien asimilaba bien la evolución de la lengua", dice Pedro Álvarez de Miranda

Con la clase política era crítico. “El suyo es un lenguaje que da pena. No hay que olvidar que la democracia surge en Atenas con el reto de los oradores. La frase estaba bien construida, el discurso era brillante, y ahora se hacen cosas pedestres, existe una falta de respeto al Parlamento que es el lugar para hablar bien. Se usa más el abucheo, el grito y el pataleo, algo espantoso, y eso tiene poco que ver con el discurso, con la belleza oratoria”.

Otra de sus frases de entonces era inequívoca: “La palabra es un arma de combate contra la barbarie”. Y otra, era toda una declaración: “El lenguaje nos ayuda a capturar mundos”.

‘El dardo en la palabra’ lo publicó en 1997 y lo amplió en 2003. Aurora Egido, en el citado texto, dice a propósito de este libro: “‘El dardo en la palabra’ se lanzó, rápido y afilado, sobre un maltrecho idioma que vive balbuciente y de prestado no sólo por la perversión mediática, sino como larga y dolorosa secuela de una inercia educativa en la que cada vez son más estrechos los horarios y la dedicación al estudio de la Lengua, y no digamos de la Literatura, en todos los niveles escolares”.

Pilar de 1997. Salón de plenos del Ayuntamiento de Zaragoza. De izquierda a derecha: Raúl Gracia 'el Tato', Eloy Fernández Clemente, Ana Laguna y Fernando Lázaro Carreter.
Pilar de 1997. Salón de plenos del Ayuntamiento de Zaragoza. De izquierda a derecha: Raúl Gracia 'el Tato', Eloy Fernández Clemente, Ana Laguna y Fernando Lázaro Carreter.
Carlos Moncín / Heraldo.

Fernando Lázaro Carreter está enterrado en el pueblo de sus antepasados, Magallón, donde una vez, casi como un presagio o un cuento fantástico, vio una tumba con su nombre y se llevó una honda impresión. Le pareció estar dentro de un cuento de ‘El llano en llamas’ de Juan Rulfo. 

Heraldo.es se puso en contacto con el ayuntamiento de Magallón, la Real Academia y el Gobierno de Aragón. Desde Magallón, ante la ausencia del alcalde, no se ha podido saber si se proyectan algo para este año; en la RAE por ahora no hay nada decidido y desde el Departamento de Educación, Cultura y Deporte se decía: "Está previsto conmemorar no solo la figura de Lázaro Carreter sino también de Manuel Alvar, de quien también se cumple el centenario de su nacimiento. Se está trabajando en un programa que tendrá alguno de sus hitos antes del verano".

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