Berta Gascón, de Artmosfera: “Si el artista siempre tiene que ser flexible, con la pandemia todavía más”

Ella, natural de Zaragoza, y su pareja, Nacho Rodríguez, llegaron en 2016 a Grañén desde Chile para abrir una residencia de artistas y ofrecer sus espectáculos de calle.

Berta Gascón y Nacho Rodríguez están detrás de Artmosfera.
Berta Gascón y Nacho Rodríguez están detrás de Artmosfera.
HA

Abrir una residencia de artistas en un entorno rural al que pudieran aportar algo. Berta Gascón y Nacho Rodríguez tenían claro lo que querían cuando, en 2016, llegaron a Los Monegros desde Chile. Ella es natural de Zaragoza pero ha vivido en Berlín, Roma, Barcelona… La idea de volver a casa le rondaba la mente y hace seis años dio el paso.

Desde entonces, juntos están al frente de Artmosfera, una asociación cultural que, entre otras cosas, ofrece espectáculos artísticos de calle. Berta y Nacho viven y trabajan en un lugar que para ellos vale oro. Es una finca agrícola entre Grañén y Robres, en medio de la nada. Para ellos es el sitio perfecto para encontrar inspiración y concentrarse. Esta es una de las cosas que más valoran los artistas que pasan temporadas en la residencia de Artmosfera. En este espacio se pueden alojar y tienen a su disposición todo lo necesario para vivir y poder trabajar en sus obras en el mismo edificio.

Hasta allí llegan artistas de todo el mundo (Francia, Chile, Brasil, Argentina…). La mayoría son miembros de compañías de circo, de teatro de calle o de danza que se desplazan hasta Los Monegros para perfeccionar sus espectáculos. Esto reporta positivamente en la zona ya que muchos de ellos quieren probar qué tal funciona su creación delante del público. “De no ser por eso, muchos espectáculos no hubieran llegado a estos pueblos”, asegura Berta, orgullosa de que su proyecto sirva para enriquecer y dinamizar el medio rural. 

 

Artmosfera lleva sus espectáculos a pueblos de Los Monegros
Artmosfera lleva sus espectáculos a pueblos de Los Monegros
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Además del servicio de residencia, en su espacio también se organizan talleres y retiros. “Aquí siempre hay gente, por eso no nos sentimos solos aunque estemos alejados de todo”, confiesa. Los ratos que lo están, aprovechan para coordinar proyectos enfocados al arte en el mundo rural. El más reciente es MAR (Mujeres Artistas Rurales), una plataforma que da a conocer a estas “valientes”, como las califica Berta.

La iniciativa ha surgido de la adversidad, como suele ocurrir en momentos de crisis. Con la pandemia, la principal actividad y fuente de ingresos de Artmosfera, que son las contrataciones de sus propios espectáculos en pueblos de la zona, desapareció por completo. “En 2020 la actividad se paró del todo, a excepción de las navidades, cuando pudimos hacer algo”, explica Berta. Un año de parón que, dice, fue duro, pero que aprovecharon para desarrollar proyectos nuevos, como el citado MAR, o para crear nuevos formatos de espectáculo. “En estas ocasiones siempre surgen cosas, porque tienes tiempo para pararte a pensar”, reconoce.

En 2021 la actividad remontó, sobre todo a partir del verano, pero de forma distinta a años anteriores. “Todos los ayuntamientos querían organizar espectáculos de un día para otro y vivimos un segundo semestre muy intenso”, asegura. Con la misma inestabilidad, esta pasada Navidad todas las contrataciones fueron canceladas de la noche a la mañana a causa de la covid-19.

Con este panorama, afrontan el futuro con la misma (o más) flexibilidad que están acostumbrados a funcionar. “El artista está acostumbrado a tener meses muy buenos y otros muy flojos. Ahora, además de eso, también tenemos que adaptar los formatos a las nuevas medidas y restricciones”, explica Berta. Pese a llevar la situación con bastante optimismo, espera que este año se pueda retomar por fin la normalidad.

La otra pata de su actividad también está sufriendo los estragos de la pandemia. El año pasado apenas tuvieron a una compañía de Valencia alojada en la residencia, cuando lo habitual es tener a unas cinco anuales.

La residencia artística cuenta con dos grandes salas de ensayo.
La residencia artística cuenta con dos grandes salas de ensayo.
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Una finca agrícola reconvertida en espacio artístico

Cuando Berta y Nacho se plantearon su vuelta a España sabían que sería a Aragón, por su buena situación geográfica, pero no tenían pensado un lugar concreto. Buscaban un sitio en el medio rural, alejado de distracciones pero bien comunicado. Finalmente fue en Grañén donde encontraron una finca agrícola que se adaptaba a sus necesidades y, pese a que la querían comprar, de momento la tienen en alquiler.

Antes de poner el espacio en funcionamiento tuvieron que habilitarlo al nuevo uso. Como resultado, Artmosfera cuenta hoy con dos salas de ensayo, una de 75 metros cuadrados diáfanos y 3,5 de altura. Tiene suelo de parquet, un gran espejo y puntos de anclaje en el techo para disciplinas aéreas a poca altura. La otra es una nave cerrada de unos 225 metros cuadrados dividida por cuatro columnas centrales. Cuenta con una estructura para disciplinas aéreas de seis metros de altura y colchonetas de distintos tamaños y grosores.

“Para concentrarte en el trabajo vivir aquí es un regalo. Tienes más tiempo y te concentras más”, confiesa Berta, quien se fue de Zaragoza con 18 años y, 20 años después y tras recorrer grandes capitales de medio mundo, ahora vive en el campo. Su opinión la secundan los artistas que han tenido el privilegio de pasar una temporada en la residencia. “Nos dicen que una semana de trabajo aquí les cunde como un mes en otro sitio”, asegura.

Actualmente, gran parte de sus esfuerzos se centran en impulsar el proyecto de Mujeres Artistas Rurales. “Hemos creado una red que nos da fuerzas porque te das cuenta de que hay muchas personas en tu misma situación”. En la plataforma digital ya se dan a conocer 225 mujeres artistas y artesanas que desarrollan sus creaciones en pueblos de todo Aragón.

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