En el Campo de Cariñena, Aladrén, un pequeño pueblo de no más de medio centenar de habitantes, celebra desde este lunes hasta el próximo domingo la segunda edición del Ababol Festival. Organizado por el Ayuntamiento de la localidad con la colaboración de la DPZ, su objetivo fundamental es fomentar el turismo cultural en una de las zonas rurales más castigadas del desierto demográfico español.

El festival acoge a tres artistas en residencia para la realización de sendos proyectos en el espacio público de la localidad. Este año, la convocatoria internacional ha recibido 50 propuestas de diferentes países: Tailandia, Polonia, Argentina, Italia, Brasil, Venezuela, Chile, Túnez, Portugal y España. Los elegidos son Tamara Arroyo (Madrid), Khairi Jemli (Túnez) y Victoria Maldonado (Málaga).

La selección de los artistas participantes ha sido realizada por una comisión profesional compuesta por Teresa Luesma (gestora cultural), Jorge Díez (gestor cultural y comisario) y Gema Rupérez (artista y directora del festival).

Las tres intervenciones pretenden transformar el pueblo en un espacio museístico al aire libre, que irá creciendo con las sucesivas ediciones del festival –nació el pasado año con vocación de continuidad–, al tiempo que sirve como espacio de autoreflexión sobre el fenómeno de la despoblación y la memoria histórica.

Durante el festival se realizarán visitas por las diferentes ubicaciones de trabajo de los artistas y dos mesas redondas (viernes y sábado próximos) que tratarán temas como la despoblación, el desarrollo local o la memoria.

La jornada del sábado terminará con varios conciertos a partir de las 20.00. El festival se clausurá el domingo, a las 12.00, con un pasacalles en el que se podrá visitar el resultado final de los proyectos artísticos.

"En Aladrén estamos muy ilusionados con este festival y con muchas expectativas, ya que el año pasado la respuesta de los vecinos fue muy positiva", señala Rupérez.

Igual que en la primera edición, "nuestro objetivo principal sigue siendo acercar el arte contemporáneo al mundo rural, un espacio que sufre la despoblación, pero que reclama actuaciones para generar patrimonio cultural", cuenta la directora del festival.