Juan Vicente Boo: "Benedicto era un Papa de libros; Francisco lo es de tuits"

¿Cómo se le ocurrió la idea de recopilar los tuits del Papa?

La idea fue de mi editora, que me propuso recuperar sus tuits antiguos organizándolos en 32 temas, según la mentalidad de Francisco. Me pareció una idea genial. Mi sorpresa fue descubrir que muchos de ellos tenían un valor permanente, y que no solo eran un clásico de espiritualidad, también de sabiduría. Al presentarlos de un modo ordenado, mucha gente que no es creyente sintoniza con la humanidad de los tuits de Francisco.

¿En qué sentido?

Abra el libro y lea cualquier tuit.

"No se conforme con una vida mediocre. Déjese seducir por lo que es verdadero y bueno. Por Dios".

Este tuit, salvo la referencia a Dios, sirve para todos. ¿Quién quiere llevar una vida mediocre? Otro ejemplo. "Los refugiados no son números, sino personas con rostros, nombres e historias, y deben ser tratados como tales". Pura humanidad.

¿Qué más reflejan estos mensajes de la personalidad del Papa?

Sobre todo, dos aspectos suyos. Por una parte, la preocupación por quien está teniendo problemas: refugiados, enfermos, jóvenes, ancianos... y también su confianza en Dios, en el Espíritu Santo...

Pero también es muy cañero. Condena las guerras, los niños soldado, las armas químicas, el tráfico de personas, la violencia de género... Es muy reivindicativo en 140 caracteres.

Canta las cuarenta a quien tiene que cantárselas. Obviamente, eso molesta a industrias de armamento, a las petroleras... pero él es muy claro. No tiene miedo a decir cosas desagradables, y lo paradójico es que quien le escucha suele reaccionar bien. Reprende de un modo que a mucha gente le ha ayudado a cambiar sus puntos de vista.

El trabajo de un Papa es difícil.

El más difícil del mundo. Se le pide que sea diplomático en temas internacionales, estadista que haga frente a problemas mundiales... y su trabajo en realidad es ser un líder espiritual. Hace lo mismo que hacía Jesucristo, que salía a los caminos a transmitir su mensaje.

Él sale a los caminos de las redes sociales.

Suma más de 40 millones de seguidores, tiene la mejor reputación en internet, y en categoría de líderes mundiales, es el más seguido. A veces le pasa Donald Trump, pero él tiene muchos falsos perfiles de gente que supuestamente le sigue, y cuenta con toda una maquinaria detrás. Francisco tiene a tres o cuatro personas que le traducen en nueve idiomas.

Reflexiones personales aparte, ¿no es anacrónico tuitear sobre un libro que tiene 2.000 años?

Es una sabiduría milenaria que en cada momento se ha transmitido con los medios disponibles. Los primeros cristianos eran muy avanzados porque escribían en cuero, que dura milenios. Y cada vez que ha habido un paso tecnológico, se han sumado. Los primeros libros impresos eran biblias. Luego aparecieron los periódicos, y ‘L’Osservatore Romano’ es antiguo. Cuando Marconi inventó la radio, él mismo montó la que hoy es la emisora vaticana. Juan Pablo II creó el centro televisivo vaticano y la página web. Francisco también tiene 5 millones de seguidores en Instagram. Se mueve con soltura en los medios que hay.

¿Cómo se lee este libro? ¿A pildoritas, o en plan atracón?

Yo pensaba que es mejor reflexionar sobre cada tuit. Pero me estoy encontrando con gente que se lo ha leído dos veces, e incluso tres.

¿Habría sido posible un libro como este con Benedicto XVI?

Benedicto empezó la cuenta @pontifex el 12 del 12 de 2012, tres meses antes de renunciar. Sus tuits eran líneas que sus ayudantes seleccionaban de sus homilías o discursos y que a veces no coincidían con lo que sucedía en el mundo. Francisco es un auténtico tuitero porque sus mensajes están al hilo de la actualidad, o reflejan su estado de ánimo, o pide algo muy típico en él: "Rezad por mí". Benedicto era un Papa de libros, Francisco lo es de tuits.