La mitad de las personas tratadas por adicción a las pantallas son adolescentes

La sobreexposición a la red les acerca al acoso, la sextorsión, el absentismo escolar y la conducta violenta y problemática.

Adolescentes arremolinados en torno a sus móviles durante una pausa lectiva.
Adolescentes arremolinados en torno a sus móviles durante una pausa lectiva.
José Miguel Marco

La sobreexposición diaria a las pantallas del móvil, la tablet o el ordenador, el uso desmesurado y adictivo de internet y de las redes sociales, están provocando en España una enorme avalancha de daños y males de todo tipo. Físicos, psicológicos, emocionales, sociales, académicos. Pero, con mucha diferencia, el colectivo más perjudicado por este fenómeno pernicioso que se generaliza y multiplica por momentos son los adolescentes, los más vulnerables y desprotegidos, víctimas habituales de una navegación sin filtros ni limites o controles tanto familiares como institucionales o empresariales.

Un reciente estudio elaborado por la Red de Atención a las Adicciones (Unad) -la plataforma que agrupa a dos centenares de organizaciones especializadas de todo el país- y por la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar) certifica e ilustra por qué el Gobierno, alarmado, ha decidido lanzarse a diseñar y poner en marcha con urgencia un plan integral de protección de los menores en el entorno digital.

El trabajo, desarrollado a partir de los datos que proporciona la experiencia terapéutica de la lucha diaria contra este problema, indica que más de la mitad de las personas con adicción a internet o con trastornos graves derivados del exceso de horas enganchados a las pantallas, el 52%, son adolescentes de 16 y 17 años.

El daño a esas edades está repartido al cincuenta por ciento entre ambos sexos, aunque, según van aumentando un poco los años del perjudicado, hay más hombres que mujeres entre quienes demandan ayuda profesional para salir de la trampa en que les ha atrapado el mal uso de la red.

Hay tantas víctimas en terapia de un género como de otro, pero el sexo sí que marca grandes diferencias tanto en las lesiones que padecen cada uno como en el conjunto de circunstancias particulares que les han conducido a esta delicada situación.

En el caso de las chicas, las repercusiones directas del uso problemático de los móviles son principalmente psicológicas, pero también despliegan implicaciones negativas para la salud o las relaciones sociales y familiares, como trastornos de conducta alimentaria, aislamiento y pensamientos autolíticos.

Prácticamente en la totalidad de los casos piden ayuda o acuden a tratamiento aconsejadas por sus padres o médicos con problemas de autoestima, que en tres de cada cuatro ocasiones les provocan ansiedad, que en dos de cada tres afectadas trasmuta en una depresión y que hasta en un tercio de los casos incluyen autolesiones.

Estos trastornos de salud mental derivan de un uso abusivo y problemático de internet que en un número muy importante de casos está también agravado por el acoso sexual, el 'ciberbullying', la intimidación o extorsión para lograr de ella imágenes sexuales o la violencia de género de la mano de novios o exparejas.

En el caso de los varones, junto a la ansiedad que presentan las tres cuartas partes de ellos, desarrollan falta de concentración en una proporción similar, con baja autoestima en el 67% de las ocasiones. La depresión les ataca tres veces menos que a ellas y, a diferencia de las chicas, no se autolesiona ni uno de cada diez.

Agresividad y fracaso escolar

Las repercusiones familiares y sociales de estos padecimientos son múltiples y evidentes. Entre los adolescentes con un uso problemático de las redes abundan los comportamientos violentos, las conductas disruptivas tanto en los institutos como con la familia o los amigos, habituales cambios de carácter, trastornos del sueño, problemas económicos y aislamiento. Todo ello suele derivar en un alto absentismo escolar y una notable caída del rendimiento en clase y en sus notas.

La investigación de Unad y Fejar también ha detectado otra serie de patrones comunes alarmantes que suelen sufrir los chicos y chicas con adicciones o uso problemático de internet y las redes sociales. Lo que se podría denominar en terminología clínica como comorbilidades.

Una vez más, son distintas según los afectados sean varones o mujeres. En el caso de ellos, hasta ocho de cada diez chicos en tratamiento, la inmensa mayoría, sufren en algún grado de "juego problemático". Están enganchados al juego, sea de azar, apuestas deportivas o videojuegos.

En el caso de las jóvenes, este variado grado de ludopatía no se aprecia ni en una de cada diez, pero un tercio realiza compras compulsivas y una cuarta parte desarrolla anorexia o bulimia.

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