Lyubov Sobol: "No tengo ninguna duda de que Putin dio la orden de asesinar a Navalni"

La que fue mano derecha del líder de la oposición rusa muerto en prisión, ha hablado con la revista Mujerhoy de Vocento desde su exilio en EE. UU.

El opositor ruso Aleksei Navalni.
El opositor ruso Aleksei Navalni.
EP

Lyubov Sobol, la que fuera una de las colaboradoras más estrechas de Alexéi Navalni, no alberga ninguna duda sobre quién ordenó terminar con la vida del líder de la oposición en febrero y anuncia que pronto se conocerá toda la verdad de lo que le sucedió en la colonia penal del Ártico en la que estaba encarcelado tras ser condenado a diecinueve años por incitar y financiar el extremismo. "En el próximo mes tendremos datos para poder decir, inequívocamente, cómo fue asesinado y quiénes fueron los autores. La verdad se sabrá. Lo que está claro, aunque ellos lo nieguen, es que Putin mandó que lo asesinaran. No tengo ninguna duda al respecto", ha explicado Sobol en una entrevista concedida a la revista Mujerhoy desde su exilio en Estados Unidos.

La opositora, que en 2021 huyó a Estonia para evitar la cárcel y tiene cinco causales penales y una orden de captura abiertas contra ella en Rusia, cree que las elecciones presidenciales que el pasado fin de semana ratificaron la continuidad de Putin en el poder son una de las razones por las que el Gobierno de Moscú habría querido deshacerse de Navalni. "Putin siempre tiene miedo a las urnas. Y la voz de Navalni, incluso desde la cárcel, era muy potente tanto en Rusia como en el resto del mundo. No quería que influyera en el resultado de los comicios".

Posible intercambio

Otro de los motivos, según la disidente, podría haber sido la inminencia de su liberación. "Estábamos manteniendo conversaciones sobre su excarcelación a cambio de Krásikov, un asesino ruso condenado en Alemania. Esas negociaciones estaban muy avanzadas y el intercambio se iba a producir a mediados de febrero".

Aunque la última vez que le vio en persona fue poco antes de su envenenamiento en agosto de 2020, Sobol estuvo en contacto permanente con Navalni hasta una semana antes de su muerte. "No hablábamos sólo de política, sino también de películas, series, música. Incluso le mandaba las letras de las canciones de moda. Le fascinaban las nuevas tecnologías y, por eso, le contaba qué era ChatGPT y le hablaba de la inteligencia artificial", ha asegurado sobre la correspondencia que intercambiaban.

Sobol también habla con frecuencia con Yulia Navalnaya, viuda de Navalni y convertida en la nueva cabeza de la oposición. "Está preparada. La conozco tanto como a Alexéi y creo que puede ser mucho más que un símbolo. Tiene los conocimientos y el carácter necesarios para ser una gran política. Siempre ha estado muy unida a su marido, no sólo en el aspecto personal, sino también en el político. Hablaba con ella de todo: sus ideas, sus proyectos, sus estrategias. Por desgracia, ha tenido que pasar algo terrible para que dé el paso, pero creo que es una mujer muy valiente que tiene muchas opciones de convertirse en la líder que una a toda la oposición".

Intento de envenenamiento

Sobol denuncia que también ella, hace año, sufrió un intento de envenenamiento mientras estaba en Berlín, algo por lo que sigue todavía en observación médica. "Incluso estando fuera de mi país, nunca me siento segura. Las manos de Vladímir Putin llegan literalmente a todas partes", relata.

Aunque exige "acciones más contundentes" de la comunidad internacional frente al Kremlin, la abogada no cree que las amenazas de Putin sobre el uso de armamento nuclear lleguen a materializarse. "Descarto completamente que vaya a hacerlo. Putin es un asesino, incluso un asesino de masas, pero no es un estúpido ni un imprudente. Tiene su propia lógica sanguinaria. Además, es un hombre muy enamorado de la vida y aferrado al poder: le gusta el lujo, los yates, los palacios. No es un suicida. Sabe que el uso de armas nucleares conllevaría una represalia inmediata y que eso pondría en peligro su propia vida. Pero es un intento de intimidación que funciona", afirma.

Pese al golpe que el asesinato de Navalni ha supuesto para la oposición, Lyubov Sobol considera que el legado de su antiguo jefe sigue siendo una amenaza para el Gobierno del Kremlin. "Él vivirá en el corazón de esas personas que antes de que él llegara no confiaban en su propia fortaleza y no creían que hubiera una alternativa para Rusia. Ahora hay millones de personas que piensan que su país tiene futuro, que creen en la democracia y están dispuestas a luchar por ella".

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