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Bélgica toma el relevo de España y asume la presidencia rotatoria de la Unión Europea
Este semestre estará marcado por las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán entre el 6 y el 9 de junio.
Bélgica ha tomado este lunes el relevo de España y asume la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE) durante el primer semestre del año, que estará marcada por las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán entre el 6 y el 9 de junio.
Unos comicios que coincidirán con las elecciones legislativas y locales en Bélgica, lo que puede provocar distracciones en la presidencia, reconoció hace unos días el embajador belga ante la UE, Willem Van den Voorde.
"Será natural que haya algunas interferencias porque todos somos humanos pero no estoy muy preocupado por ello. Puede haber un poco de distracción, pero las tareas esenciales se harán", dijo en un encuentro con periodistas.
El veto de Hungría a Ucrania
No obstante, pactadas las nuevas reglas fiscales y el pacto migratorio durante la presidencia española justo antes de Navidad, Bélgica no tendrá grandes proyectos legislativos pendientes, aunque sí deberá lidiar con el veto de Hungría a Ucrania.
En concreto, tendrá que sortear el veto húngaro al nuevo paquete de 50.000 millones de euros en ayuda a Ucrania entre 2024 y 2027, así como al aumento del presupuesto comunitario para ese periodo, que el Gobierno del ultranacionalista de Viktor Orbán condiciona a que Bruselas desbloquee los 21.000 millones en fondos que aún tiene congelados a Budapest por sus problemas con el Estado de Derecho.
Los líderes europeos se reunirán el próximo 1 de febrero en una cumbre extraordinaria en la que intentarán que Orbán se sume al acuerdo sobre la ayuda a Ucrania que ya han pactado los otros Veintiséis países de la UE, con el objetivo de aprobarlo con unanimidad.
Además, Bélgica tendrá que lograr en marzo que Hungría acepte formalmente el inicio de las negociaciones de adhesión con Ucrania, un requisito que sigue siendo imprescindible, a pesar de que Orbán aceptase en diciembre salir momentáneamente la sala cuando el resto de líderes tomaron la decisión política de comenzar las conversaciones.
Ratificar acuerdos
En el frente económico, una de las tareas más urgentes para la presidencia belga será negociar con el Parlamento Europeo el texto definitivo de las reglas fiscales, después del acuerdo que alcanzaron los Veintisiete para dejar más margen a los países para elegir a qué ritmo reducen el déficit y la deuda, así como para invertir, y que incluye salvaguardas para asegurar que nadie posterga los ajustes.
Las discusiones comenzarán previsiblemente en enero y el objetivo es tener un acuerdo antes de que acabe la legislatura para que entren en vigor a lo largo de 2024 y se apliquen plenamente a los presupuestos de 2025.
Durante la presidencia belga, también se deberá ratificar la ley de inteligencia artificial que las instituciones europeas pactaron hace tres semanas, sobre la que aún hay que ultimar los detalles técnicos.
En el área de clima, la presidencia belga tendrá que ocuparse, principalmente, de que se aprueben oficialmente los acuerdos ya alcanzados sobre la reforma del mercado eléctrico, y preparar el terreno para los próximos pasos de la transición energética.
La Comisión Europea propondrá a principios de este año un objetivo de recorte de CO2 en la UE para 2040, que tendrán que validar los Veintisiete, y se centrará en implementar la abundante legislación aprobada durante el mandato y en apoyar al sector de la energía eólica, la ampliación de las redes eléctricas y el desarrollo del Banco de Hidrógeno.
Aún así, en este ámbito queda aún algún expediente controvertido como la negociación final de la normativa para reducir los residuos de los envases o los nuevos estándares de calidad del aire.
Bélgica heredará también un tema de interés para España, como es el de la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en la UE.
