La Policía investiga si el autor del tiroteo de Praga mató a dos personas hace una semana

Las pistas apuntan a que el joven asesinó a un hombre y un bebé en un bosque antes de causar al menos trece muertes en la Universidad.

Decenas de personas colocan velas en recuerdo de los fallecidos en el tiroteo en la Universidad Carolina de Praga.
Decenas de personas colocan velas en recuerdo de los fallecidos en el tiroteo en la Universidad Carolina de Praga.
MARTIN DIVISEK/EFE

El autor de la matanza en la Universidad Carolina de Praga dejó durante días pistas sobre sus intenciones asesinas. Lo hizo en las redes sociales, con mensajes en un perfil que abrió el 9 de diciembre en Telegram donde hablaba de cometer «un tiroteo en una escuela» o expresaba su deseo de «matar», pero podría haber lanzado también una enorme señal en un crimen cometido a mediados de mes. La Policía investiga si David Kozak, de 24 años, quien el jueves asesinó a trece personas e hirió a más de una veintena en el centro universitario, acabó una semana antes (el viernes 15) con la vida de un hombre y su bebé de dos meses en el bosque de Klánovice, en los suburbios de la capital checa. El joven estaba en la lista de sospechosos que manejaban los agentes. «Los indicios apuntan absolutamente a él, pero estamos esperando los resultados de las pruebas balísticas», reconoció este viernes el director del cuerpo policial de la ciudad, Peter Matejcek, que realizó una férrea defensa de la labor de sus efectivos.

Kozak, que se confirmó se suicidó tras cometer la masacre, era un buen estudiante de Historia Mundial -había sido premiado por su tesis de licenciatura- y algunos de sus compañeros lo recordaban como un chaval «callado e introvertido». Ellos no tenían ni idea del enorme arsenal armamentístico y de municiones que atesoraba este veinteañero, pero la Policía sí.

El autor de la peor matanza de la República Checa contaba con permiso para ocho armas -dos de ellas largas- aunque los agentes desconocen todavía cuántas llevó hasta la Universidad, situada en el centro histórico de Praga, y cómo entró sin llamar la atención hasta que comenzó a disparar de manera indiscriminada en la Facultad de Filosofía. Alcanzó a casi cuarenta personas, incluidas tres que se encontraban en la calle a las que dio desde una ventana por el pasillo donde se lio a tiros.

La Policía de Praga actualizó este viernes la cifra de víctimas, que ya están identificadas. Algunas habían compartido aula con el asesino. El joven mató a trece personas, todas de nacionalidad checa, e hirió a 25 -entre ellas dos procedentes de Emiratos Árabes y una de Países Bajos- que, en la mayoría de los casos, han tenido que pasar por el quirófano en las horas posteriores al tiroteo.

El último parte médico informaba de que varias seguían graves -a muchas les apuntó a la cabeza- y una se encontraba en estado crítico. Antes de empezar con su baño de sangre en la Universidad Carolina, muy cerca de la zona más turística de lca cpaital checa, Kozak habría acabado con la vida de su padre, al que los agentes hallaron muerto en su casa de Hostoun, un pueblo fronterizo con Alemania. Los portavoces policiales eludieron atribuirle la autoría también de este homicidio aunque aseguraron que el chaval, que carecía de antecedentes penales, «se fue a Praga diciendo que quería suicidarse».

Inspirado en una menor rusa

El veinteañero, que el día del crimen tenía previsto ofrecer una conferencia, se había inspirado en una matanza reciente. En las redes sociales donde volcó su «odio al mundo» se refirió a Alina Afanaskina, la adolescente de 14 años que el 8 de diciembre había protagonizado un tiroteo en su escuela de Briansk, en Rusia, donde causó un muerto y cinco heridos. Después, se suicidó. «Pensé que me convertiría en un maníaco en el futuro. Luego, cuando (Alina) disparó, me di cuenta de que era mucho más rentable cometer asesinatos en masa que en serie», advirtió en internet. La amenaza era clara: «Siempre quise matar». Los mensajes en este tono se sucedieron durante días hasta que el pasado martes, dos días antes de la masacre, escribió el último. Los propios portavoces policiales se referían a Kozak como un «loco armado».

Los agentes salieron en su busca tras encontrar el cadáver del padre en Houston, donde descubrieron pruebas que vinculaban al chico con el doble homicidio ocurrido días antes en Klánovice. La investigación de ese caso estaba en punto muerto e incluso se creía que el agresor podía hallarse escondido en el bosque donde sucedió el crimen. Pero todo apunta a que Kozak fue también culpable de su muerte. Ahora se analiza su motivación aunque el Gobierno de la República Checa, que ha decretado hoy día de luto nacional, ha descartado vínculos con el «terrorismo internacional» en la última acción de este joven. «Estábamos a pocos días de evitar este trágico suceso. Pero estoy convencido de que lo hicimos lo mejor que pudimos», defendió Ales Strach, el jefe de la Policía Anticriminal de Praga, donde la matanza obligó a realizar un despliegue de más de 200 policías en sus calles.

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