Sunak cumple su primer año al frente del Reino Unido en plena fuga de votantes

El reto de apaciguar el desorden conservador no está siendo premiado por electores ni críticos en el grupo parlamentario.

El Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak.
El Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak.
EP

Rishi Sunak cumple este miércoles un año como primer ministro del Reino Unido. El elegido como quinto líder conservador en seis años no puede asegurar que la revolución permanente haya terminado en su partido, y los persistentes problemas económicos y políticos no le han permitido alegrar la atmósfera del país.

La pérdida de dos escaños en las elecciones celebradas la semana pasada para sustituir a un par de 'tories' dimitidos ha provocado reacciones fatalistas. Medios británicos afirman que 25 parlamentarios han enviado cartas al comité electoral del grupo, pidiendo que se convoque otra votación para entronar a un nuevo dirigente. Otros creen que un cambio de liderazgo ahora causaría una debacle.

Antes del final de enero de 2025 se han de convocar elecciones generales. Las encuestas pronostican una victoria laborista. Es probable que Sunak extienda su mandato hasta que pueda demostrar que ha cumplido las promesas que anunció en enero: reducir la inflación, el número de inmigrantes, las esperas en la sanidad. Pero sería difícil llegar al segundo cumpleaños si el rechazo persiste.

El gabinete analizó el martes la situación en Israel y Gaza. La guerra se extiende ahora de Europa a Oriente Próximo. Sunak combina el apoyo al Estado hebreo con ayuda a los atrapados en Gaza y ha entregado a Ucrania las partidas de armas acordadas por sus predecesores, unos 2.500 millones de euros anuales. En el presupuesto de noviembre mostrará si mantiene ese mismo nivel de compromiso. 

En lo doméstico, la reforma de la ley de alquileres ya está en la Cámara de los Comunes. El proyecto quiere promover más contratos de plazo fijo y proteger a los arrendados de aumentos desmesurados de la renta, o para tener un animal doméstico. Pero Sunak ha renunciado a la abolición de desahucios sin motivo y con aviso de dos meses. Por las quejas de propietarios, entre ellos 90 diputados.

Inmigración

La reducción drástica de inmigrantes que atraviesan el Canal de la Mancha en botes ha sido una prioridad del Gobierno, que espera la decisión del Tribunal Supremo sobre la legalidad de las expulsiones a Ruanda. Mientras tanto, crecen las voces que abogan por abandonar la Convención Europea de Derechos Humanos en un sector del partido y del Ejecutivo.

Sunak y su ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, enderezaron hace un año la gestión de las finanzas, tras la alarma sembrada por el plan fiscal de Liz Truss. Uno de los adalides de la corriente liberal en la economía, Jacob Rees Mogg, ha criticado al primer ministro por anuncios que causarían indiferencia o rechazo, como reformas en la educación o la ambición de eliminar el consumo de tabaco. "Necesitamos cortar el tamaño del Estado, reducir impuestos devolviendo a la gente su dinero, y una solución al asunto de la inmigración", ha dicho el exministro.

En la última conferencia del partido, Sunak se presentó como la encarnación de un cambio en la manera de hacer política que desearía la población. Pero ni su estilo ni sus iniciativas han movido el dial de la popularidad de los conservadores. La imagen de administrador ordenado no está siendo suficiente para un líder británico que inicia su segundo año apremiado para que no sea también el último.

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