Miles de personas pasan el Ramadán en los centros de refugiados de Grecia

El Ramadán este año comenzó el 6 de junio y terminará el próximo 6 de julio, coincide así con los días más largos y calurosos, incluyendo el solsticio de verano el 21 de junio, el día más largo del año con 15 horas de sol en Grecia, lo que añade aún más dificultad al ayuno diurno.

Musulmanes durante la celebración del Ramadán.
Musulmanes durante la celebración del Ramadán.

El Ramadán se celebra normalmente en casa o en las mezquitas, junto a la familia y amigos, ayunando durante el día y compartiendo comidas abundantes por la noche, y reflexionando sobre la condición espiritual de la persona. Sin embargo, este año casi 57.000 refugiados tendrán que pasar este mes sagrado en los centros que han construido las autoridades por todo el territorio griego.


Las quejas sobre la calidad de vida en estos centros se multiplican durante estos días, como en el de Malakasa, al norte de Atenas, donde esta semana las 1.300 personas que viven allí organizaron una protesta contra las condiciones y el trato que reciben por parte del personal.


La organización no gubernamental griega Praksis cuenta a Efe que las distintas asociaciones que participan voluntariamente en los centros se han puesto de acuerdo para cambiar los horarios de reparto de comidas adaptados con los del Ramadán, tras el atardecer y antes de amanecer.


Sin embargo, en algunos centros aún no se ha comenzado a hacer así, a pesar de que el ayuno comenzó el pasado lunes, y las comidas que se entregan son las mismas, casi siempre pasta, en lugar de los dátiles y platos tradicionales que están acostumbrados a cocinar ellos mismos.


"Ayunar en los campos es muy difícil. Hasta ahora no nos han dado nada bueno para comer, lo mismo de siempre pero con algunos cambios en los horarios", se queja Marya, que vive en el centro capitalino de Eleonas desde hace dos meses junto a su familia. A pesar de la situación, todos menos los niños están ayunando.


Médicos Sin Fronteras (MSF) explica a Efe que tras debatirlo con los refugiados a los que atienden en los centros donde distribuyen alimentos han cambiado el tipo de comida y los horarios, distribuyéndola por la noche para que esté disponible antes de comenzar de nuevo el ayuno.


Durante las horas de abstinencia, entre el alba y el ocaso, no se puede comer, beber ni fumar, lo que obliga a trasladar todas las actividades a la noche, y esto a su vez a adaptar los horarios del mes, incluidos los de aquellos que trabajan en los centros.


"Médicos Sin Fronteras no pide a su personal que siga el Ramadán, pero sí sensibiliza sobre cómo el mes de ayuno puede afectar a su trabajo diario. A los equipos también les pedimos que intenten evitar comer y beber frente a personas que están ayunando", señala Sara Chare, portavoz de MSF.


MSF también está planteándose ajustar el horario de apertura de algunas de las clínicas que han puesto en marcha en los centros.


El Ramadán este año comenzó el 6 de junio y terminará el próximo 6 de julio, coincide así con los días más largos y calurosos, incluyendo el solsticio de verano el 21 de junio, el día más largo del año con 15 horas de sol en Grecia, lo que añade aún más dificultad al ayuno diurno.


El Ministerio de Educación y Asuntos Religiosos griego ha anunciado que cederá el centro olímpico de Atenas y estadio de la Paz y la Amistad, a las afueras de la capital, para las organizaciones de musulmanes que deseen celebrar el fin del Ramadán a comienzos de julio.


Además, el Ministerio de Migración griego distribuye carteles informativos sobre las horas a las que atardece y anochece cada día durante este mes y ha montado mezquitas portátiles en algunos de los centros para facilitar el rezo.


El ayuno durante el Ramadán cumple para los musulmanes una misión religiosa, facilitar la comunicación con Dios, pero también fortalecer la voluntad y comprender el sufrimiento ajeno de aquellos en una situación peor, que no tienen acceso a esa comida.


Las miles de personas que este año ayunan en los centros de refugiados de Grecia conocen de sobra este sufrimiento, pero aún así, celebran el Ramadán, como lo hacían en su hogar.

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