gastronomía
Cierra la sidrería La Kupela de Zaragoza, el último servicio tras casi 30 años
Tras casi 30 años, este sábado baja la persiana este "pedacito de San Sebastián en el corazón de Zaragoza".
Este sábado es el último servicio de La Kupela, baja la persiana tras 28 años de trabajo. "Fue la primera sidrería fuera del País Vasco, significó una apuesta por la cocina vasca y se vivió como una revolución", rememora Félix Moreno, su chef, que se jubila. "Era un pedacito de San Sebastián en el corazón de Zaragoza", añade con un nudo en la garganta que le entrecorta la voz conforme recuerda lo vivido desde 1995.
Con el paso del tiempo y la respuesta de los clientes, el formato inicial cambió un poco, pero sin perder esa esencia vasca que un día cautivó a este zaragozano tras trabajar allí. Pescados traídos del norte, chuletones, tortillas de bacalao, verduras de la ribera navarra... "La clave ha sido la calidad", insiste Moreno, en una de las mesas de este local de la céntrica calle de Santiago. Lo dice en referencia a la comida y, obviamente, también a la sidra que le traían de Hernani.
Las dos grandes kupelas –las barricas– han dado identidad y nombre a este restaurante que en sus paredes guarda cientos de anécdotas con políticos, actores, periodistas, escritores y comprometidos ciudadanos de todas edades y de varias generaciones. "Han sido años de dedicación incondicional, de la misma manera que la clientela, de toda España, ha sido fiel y constante a lo largo de la vida de La Kupela", dice una carta de agradecimiento que han dedicado a sus amigos. "Y a la Virgen del Pilar, que siempre nos ha ayudado", confiesa emocionado.
Se cierra una etapa, pero tanto él como Mari Cruz Trillo, su esposa y parte importante del negocio, aseguran que los recuerdos se quedan para siempre. "El otro día vino un cliente y cuando le dije que me jubilaba, rompió a llorar", apunta Moreno, con medio siglo de experiencia en los fogones.
Este sábado no faltarán los abrazos y besos con clientes –ya amigos– que quieren despedirse de La Kupela. El local seguirá dedicado a la hostelería, pero ya no estará la personal decoración que ahora ilustra cada una de las paredes –cuadros, diplomas, fotografías...–. El concepto será otro. "Ahora a disfrutar de la familia y de todos los momentos que nos hemos perdido por estar trabajando", desea Moreno. De momento, ya tiene la maleta preparada para viajar a San Sebastián y admirar la playa de la Concha con el sol de enero.