Seis tapas para un vermú festivo en el entorno de la plaza del Pilar
Ofrecemos alternativas para disfrutar del aperitivo cerca de la basílica, pero sin recurrir solo al Tubo de Zaragoza. La oferta incluye vinagrillos, sardinas, oreja... y un sorprendente tataki.
Hay vida más allá del Tubo de Zaragoza durante las Fiestas del Pilar. Y eso, precisamente, es lo que se propone en esta ruta para tomar un vermú festivo en el entorno de la plaza del Pilar. Son seis tapas con un aire especial y diferente en otros tantos establecimientos muy distintos entre sí. De eso, precisamente, se trata en este recorrido: que convivan tradición y modernidad de la mano de pequeños bares, cafeterías y restaurantes alrededor de un vermú festivo de lo más versátil.
1. Croqueta de vinagrillos de Fausto
El bar Fausto (c/ Jesús, 26) es un clásico del vermuteo zaragozano. En él empieza esta ruta al otro lado del puente de Piedra probando una de sus tapas más populares: la croqueta de vinagrillos. La inventaron Manuel Frago y Encarna Pirés, que el año pasado traspasaron el bar a Eduardo López y María Serrano. Ahora son ellos los que la elaboran.
Por supuesto, no quieren hacer público el secreto de la masa. Es su tesoro, como la mezcla de ingredientes que emplean para el pincho de calamar rebozado. Sin duda alguna, son los dos fritos más aclamados por la clientela.
2. Neura en el bar Esixto
Todavía en la margen izquierda, muy cerca de Fausto se encuentra el bar Esixto (c/ Sixto Celorrio, 16). Cinco años lleva Christian Mackay desarrollando su pequeña propuesta gourmet.
Para este vermuteo especial, sugiero acercarse a Neuro, la tapa que presentó al concurso zaragozano el año pasado. La elabora al momento, como toda su carta.
Se trata de una curiosa y sabrosa combinación de sabores. Un mar y montaña muy conseguido. En un pequeño bocatín de pan brioche incorpora cebolla caramelizada, langostino, longaniza de Graus con alioli y curry, hierbabuena y un detalle en forma de corteza de cerdo.
3. Crujiente de oreja de cerdo ibérico en el Ciclón
Ya en la plaza del Pilar, en el pasaje El Ciclón se encuentra el restaurante que lleva el mismo nombre. En él han aterrizado los propietarios de La Bellota con muchas ideas y buena parte de su carta. Ahí encaja para esta ruta una de sus raciones de picoteo más populares: el crujiente de oreja de cerdo ibérico.
Es una tapa que lleva mucho trabajo. Se cuece y se planchea en bandejas y de deja un tiempo en el frigorífico. Luego se corta en tiras y finalmente, a empanar y freír. Su textura y sabor son parecidos a los del torrezno. Casi podría hablarse de una tapa adictiva. Es empezar y no poder parar de comer.
4. Sardina ahumada en el Disfrutón
En la terraza y en la barra del restaurante El Disfrutón (c/ Francisco Bayeu, 4, esquina c/ Santiago) se puede tapear con unas estupendas vistas a la basílica del Pilar. De su repertorio me quedo con la sardina ahumada.
Patxi Jiménez y Nacho Leal le han dado un toque muy aragonés al montadito. Presentan la sardina sobre un pan a la brasa untado con tomate de Caspe. Encima ponen el lomo ahumado y cebolla encurtida en cilantro y lima. La tapa se culmina con unos puntos de mayonesa de aceitunas negras del Bajo Aragón y ajo negro tostado al horno.
5. Pimiento de bonito escabechado picante en Alma Mater
La terraza de la cafetería del museo Alma Mater (plaza de la Seo, 5) es como un pequeño oasis en el bullicio festivo de la plaza del Pilar. En la pequeña cocina de este local reina Nila Atienza. Su carta de picoteo no es muy amplia. La ensaladilla con un toque encurtido la borda, pero para esta ruta sugiero una tapa menos conocida: pimiento relleno de bonito escabechado con salsa picante y piparra.
Para Nila es una propuesta fácil de preparar y de montar, cuyo éxito radica en la calidad de las materias primas y en el toque picante. Por cierto, muy llevadero.
6. Tataki baturro en La Flor de Lis
El tataki baturro de La Flor de Lis (c/ Don Jaime I, 34) probablemente es su receta más vendida. Esta propuesta nació como tapa aunque con el paso del tiempo se ha convertido en una ración muy adecuada para dos personas. Es un buen colofón para esta ruta alrededor de la propuesta más contundente y aragonesa.
El tataki baturro es un homenaje a las tres provincias. De Huesca, el solomillo de vacuno macerado en aceite de oliva, pimentón picante y especias con una reducción de tomate rosa de Barbastro al orégano. De Zaragoza, mostaza de borraja y alioli de borraja. Y de Teruel, la pizarra y la oliva negra empeltre del Bajo Aragón, secada, triturada y espolvoreada.