gastronomía

El restaurante Goralai cierra tras 15 años de feliz andadura y se traslada a un palacio

El 13 de septiembre está previsto que vuelva a abrir sus puertas su nuevo local en Zaragoza.

El equipo de Goralai, que continuará en el nuevo emplazamiento.
El equipo de Goralai, que continuará en el nuevo emplazamiento.
A. Toquero

Jorge Lara y Jasone San Martín ofrecen el domingo 6 de agosto el último servicio en el restaurante Goralai de la calle Santa Teresa de Jesús de Zaragoza. La mayoría de los clientes no lo sabe, hasta que a los postres aparece una copa de cava en sus mesas y la pareja da cuenta del hasta pronto.

"Después de 15 años, es el último día en Goralai porque nos tenemos que cambiar de sitio; solo esperamos que el nuevo nos dé cosas tan bonitas como nos ha dado este. Muchas gracias por acompañarnos en este viaje y va por ustedes…". Hasta aquí llega Jasone. La emoción se adueña de ella y solo acierta a levantar la copa para brindar por el nuevo tiempo.

"Estos dos últimos meses hemos sentido el cariño de la gente que ha venido a comer o a cenar por última vez a Goralai; han sido muchas emociones acumuladas"

Del número 26 de la calle Santa Teresa de Jesús al número 7 de la calle Santa Cruz. Este es el viaje que emprenden ahora y que, sí o sí, culminará el 13 de septiembre. Ese día, pero hace 15 años, Goralai abrió sus puertas en Zaragoza y la pareja tiene claro que es la fecha marcada en el calendario para inaugurar el nuevo restaurante rodeados de amigos y clientes. "No se han dado las condiciones para seguir en local". Jasone y Jorge no quieren dar más explicaciones. Ahora solo tienen ojos para mirar al frente.

El mismo nombre, el mismo equipo pero ampliado, la misma cocina… La esencia se va a mantener. Por cierto, en un lugar simbólico. Se trasladan al antiguo palacio del Prior Ortal en el barrio de Santa Cruz, en el entorno del Tubo.

Hace 30 años fue rehabilitado para viviendas, galería de arte y espacio de restauración. Durante este tiempo han pasado varios negocios y ahora le toca a Goralai, la apuesta más seria. "Se asemeja al restaurante de nuestros sueños". Así de claro lo tiene Jasone. "Es el local que deseábamos desde el principio", añade Jorge.

"El interiorismo y la decoración lo van a transformar; la gente que ha estado no lo va a reconocer; solo se mantienen las columnas". La pareja lo describe como un espacio "con el punto elegante que siempre hemos tenido en la cabeza; hay detalles impactantes". Ellos mismos han participado en la tarea. Durante los últimos tres meses, los lunes de libranza, allí estaban con el mono de trabajo implicados en la reforma del local.

De entrada, el nuevo Goralai no llegará acompañado de grandes cambios respecto al antiguo. La carta, la fórmula de los menús, el degustación… Todo va a continuar con la idea de asentar en el entorno del Tubo un restaurante gastronómico "que creemos que falta en esta zona tan céntrica; estamos convencidos de que va a ser un plus para el Casco Histórico".

El cambio más importante va a ser el protagonismo de la barra. "No la íbamos a utilizar, pero al final pensamos que podría ser interesante ofrecer en ella nuestra cocina en miniatura, en medias raciones o con una copa maridada", relata Jasone. Y es lo que van a hacer, dándole protagonismo a los postres. Es una de sus especialidades, una apuesta segura, así que degustar en la barra la panchineta con helado de toffe o el lemon curd, merengue y helado de tomillo va a ser una delicia.

El comedor quedará totalmente separado. Desde fuera no se verá lo que hay dentro. El equipo de cocina y de sala también van a crecer porque el local es más grande, "aunque de momento no vamos a utilizar todo el aforo; queremos ir poco a poco".

El favor de la clientela lo tienen asegurado. "Estos dos últimos meses hemos sentido el cariño de la gente que ha venido a comer o a cenar por última vez a Goralai; han sido muchas emociones acumuladas", reconoce Jasone. "Donde estéis, iremos. Es la fase que más nos han repetido, así que nos sentimos muy agradecidos".

Jesús y Rosario son dos buenos clientes que el domingo 6 de agosto dieron su hasta pronto. "Al poco de abrir, en 2008, llegó la crisis y había domingos que veníamos y estábamos solos; son unos grandes profesionales, elaboran una cocina exquisita y la atención en sala está cargada de detalles". Es el resumen que hace esta pareja de Goralai. Por supuesto, ya han agendado una fecha en el calendario: "¡El 13 de septiembre nos vemos en la calle Santa Cruz!".

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