La Cava Aragonesa: un emblemático bar con esencia maña en Benidorm

Francisco Javier del Castillo regenta este establecimiento que abrió sus puertas hace más de cuatro décadas.

Francisco Javier del Castillo, esta Semana Santa en La Cava Aragonesa
Francisco Javier del Castillo, esta Semana Santa en La Cava Aragonesa
C. I.

Están siendo días de mucho ajetreo en el local de La Cava Aragonesa, ubicado en el corazón de Benidorm, una de las zonas más conocidas de la Costa Blanca a su paso por Valencia. A los mandos del mítico establecimiento, ubicado en el número 2 de la céntrica plaza de la Constitución el cual cuenta con más de 40 años de historia, se encuentra Francisco Javier del Castillo, natural de Guadalajara pero criado en la capital aragonesa junto al resto de su familia, junto a él gobierna el local su mujer, Isabel Núñez. “Mis padres emigraron a Zaragoza cuando todavía era un bebé de dos meses. Siempre me he sentido muy maño”, afirma.

Y es que, además del nombre del restaurante, uno de los más emblemáticos de la ciudad costera, en el interior de La Cava Aragonesa encontramos sobre la barra una Virgen del Pilar -que tiene su propia Ofrenda de Flores cada 12 de octubre- y varios cachirulos o medidas de la Virgen de todos los colores. A menudo, en el local, se pueden escuchar jotas. “Además soy socio del Real Zaragoza, y lo sufro como el que más, aunque en la distancia”, puntualiza.

Francisco Javier del Castillo, dueño de La Cava Aragonesa, en Benidorm
Francisco Javier del Castillo, dueño de La Cava Aragonesa, en Benidorm
C. I.

Pero, ¿cuáles son los orígenes de La Cava Aragonesa en esta Costa Blanca y de dónde viene su fama? Una vez asentados en Zaragoza, y tras probar con un par de negocios de frutería, Francisco y Flora cogieron un bar que traspasaban en su barrio, Torrero: el bar Palas. “De niño ya pasaba horas y horas en la cocina, en la barra, hablando con la gente... Y desde los 14 empecé a echar una mano en casa”, admite Javier, que es el mayor de tres hermanos, seguido de MariFlor y Raúl.

Al tiempo que sacaban adelante el establecimiento, decidieron adquirir un apartamento en Benidorm, algo que estaba muy de moda en aquella época. “Estamos hablando de hace más de 50 años”, apunta. Fue a raíz de la separación de sus padres cuando Francisco (padre) decidió trasladarse allí y coger un local de apenas 30 metros cuadrados para tratar de ganarse la vida con lo que mejor sabía hacer: dedicarse a la hostelería. Y qué mejor que hacerlo en un lugar apodado el Manhattan de la Costa Blanca por sus altos rascacielos que miran al mar durante todo el año.

Francisco Javier del Castillo, en la Cava Aragonesa, en Benidorm
Francisco Javier del Castillo, en la Cava Aragonesa, en Benidorm
C. I.

Era un 23 de junio de 1980 y para Javier, en ocasiones, parece que fue ayer: “Para mí es un orgullo ver hasta dónde hemos llegado y el hecho de que no hayamos parado de crecer. Solo podemos estar agradecidos”.

Solo cava, y un canapé

¿Y cómo comenzó? Con una pequeña cava, entendida como el espacio destinado al almacenamiento o guarda del vino, es decir, una bodega. “Mi padre vendía copas de cava aragonés y regalaba con cada una un canapé, todo por 40 pesetas. No había ni vino, ni cerveza. Solo cava. A la gente le sorprendió tanto que enseguida se hizo famoso”, rememora su hijo y actual propietario, que recuerda que llegaron a vender más de 25 cajas diarias de esta bebida. “A la gente le chocaba venir a la costa valenciana y disfrutar de un cava de Cariñena. Además, mi padre tenía don de gentes y se metía a la clientela en el bolsillo”, añade.

Poco a poco, el local comenzó a crecer al tiempo que lo hacía su fama. Al cumplir 27, su hijo se trasladó a Benidorm junto a su actual mujer, Isabel, para echarle una mano con el negocio, que no paraba de expandirse. No en vano, en 43 años de historia han sido seis ampliaciones, pasando de 30 a más de 500 metros cuadrados de Cava. Hoy dan trabajo a 35 personas.

Las mejores tapas de Benidorm

En la actualidad cuentan con más de 700 referencias de vinos, 30 opciones en su carta de raciones y presumen de tener “posiblemente las mejores tapas de Benidorm”. “De hecho, es nuestro lema. Y la gente que viene siempre repite. No tenemos nada que envidiar a otras ciudades de España”, dice con orgullo. Entre los productos que trabajan encontramos una amplia oferta de embutidos, mariscos, carnes y pescados, entre los que no faltan elementos de la tierra como la borraja o los jarretes. “Cada 12 de octubre hacemos un menú especial dedicado a la Virgen del Pilar y la ciudad, siempre la llevamos en la mente y el corazón”, admite Javier.

Aunque hay mucho cliente local, lo que más trabajan son turistas, sobre todo ingleses. “Y lo que más piden siempre son tapas y tablas o yescas, que son parecidas a las tostadas, pero creadas por nosotros”, especifica. Además, Javier es el presidente de la asociación de Bares y Restaurantes de Benidorm y Comarca (ABRECA) desde hace más de una década. “Todo un honor en un lugar en el que hay cerca de 1.200 locales y apenas 70.000 habitantes”, afirma. 

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