Cuestionan la acreditación del nivel de inglés en la universidad

Un estudio del British Council cuestiona los mecanismos de acreditación del nivel de inglés.

Escuela Oficial de Idiomas de Huesca.
Escuela Oficial de Idiomas de Huesca
J. Blasco

Todos sabemos que hablar inglés es fundamental para poder estar en el nivel curricular exigido a la hora de buscar un buen empleo. Sin embargo, ¿que nivel de inglés es necesario para acceder a una carrera? ¿Pueden los alumnos universitarios españoles seguir una clase de sus materias en otro idioma? ¿Y los erasmus? ¿qué nivel se exige para salir a estudiar al extranjero?


Un estudio elaborado por el British Council cuestiona los mecanismos de acreditación del nivel de inglés de los alumnos de las universidades españolas aunque reconoce los esfuerzos de los centros educativos por fomentar el aprendizaje de esta legua entre alumnos, docentes y personal de administración.


El informe "Acreditación de la lengua inglesa en las universidades españolas" presentado en la embajada de Reino Unido recoge datos aportados por 50 universidades -40 públicas y 10 privadas- y actualiza los del primer estudio elaborado en 2010.


Desde entonces, los autores de este informe, los profesores de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) Ana Halbach y Alberto Lázaro, reconocen que se han producido "avances significativos" en relación al establecimiento de los requisitos a graduados, ya que en la actualidad la mayoría de los centros exigen un nivel mínimo de inglés.


Así, 31 de las 50 universidades afirman que incluyen esta condición a sus graduados, si bien la mayoría se conforman con el B1 -el nivel teórico que se exige en la Selectividad- y sólo 14 de ellas demandan el nivel B2. En el caso de los máster, son mayoría también quienes exigen un nivel mínimo y en 22 de ellas es el B2.


En cuanto a los programas de movilidad como el Erasmus, los datos de este estudio constatan que 35 de las 50 universidades no piden un nivel concreto de inglés, sino que se adaptan a las exigencias de los centros de destino de sus estudiantes. Sólo nueve universidades piden el nivel B1 lo que, a juicio de los autores del informe, hace "muy difícil" seguir unas clases en una lengua extranjera.


Halbach ha calificado, asimismo, de "chocante" el hecho de que en 17 centros no se exija la acreditación de ningún nivel a los profesores que imparten sus materias en lengua inglesa, en 2 se pide en B1, en 14 el C1 y en 17 el B2 -el exigido por el Ministerio de Educación-.


Los autores han señalado que en los últimos años se han observado cambios en cuanto a los mecanismos utilizados para la acreditación de los niveles de inglés, gracias a la creación de Mesas Lingüísticas por parte de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) y a la labor de la Asociación de Centros de Lenguas en la Enseñanza Superior (Acles). Ambos órganos han creado un listado de títulos por el que se rigen prácticamente todas las universidades españolas a la hora de decidir si un título es válido o no.


Sin embargo, los autores han advertido de que algunas universidades siguen confundiendo la formación y la acreditación y validan la participación en cursos de lengua extranjera como prueba de haber alcanzado un determinado nivel. Además, todavía se pueden acreditar los niveles mediante pruebas internas que, a diferencia de los títulos oficiales, no necesariamente reúnen los requisitos de calidad necesarios. Por todo ello, Halbach considera que los mecanismos de acreditación de las universidades españolas siguen siendo "poco rigurosos". También ha denunciado la escasa financiación que reciben los estudiantes para costear esta acreditación.


Por su parte, Lázaro ha insistido en la necesidad de que el Ministerio de Educación asuma un papel "más protagonista" a la hora de establecer una clara coordinación ente las administraciones educativas de las CCAA y elaborar una normativa única. Ha recomendado que se apliquen criterios de calidad para la acreditación de los niveles de lenguas extranjeras, en especial para los procesos internos de la universidad.


"Convendría que todas las universidades destinaran una partida presupuestaria suficiente a la acreditación lingüística, de manera que la instancia encargada de verificar el nivel pueda utilizar las pruebas reconocidas por la Mesa Lingüística y no tener que renunciar a ellos por el excesivo coste de las mismas", ha indicado.


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