economía

La crisis del mar Rojo golpea a la exportación de alfalfa y la lleva a costes "inasumibles"

La mayor parte de las ventas al exterior tienen como destino los países árabes y asiáticos. El precio de los fletes es hasta 1.500 euros más caro y se teme el colapso que ya se vivió en pandemia.

El 80% de la producción de alfalfa deshidratada tiene como destino los mercados exteriores.
El 80% de la producción de alfalfa deshidratada tiene como destino los mercados exteriores.
AEFA

Los ataques de grupos hutíes que operan en Yemen a barcos de mercancías internacionales en el mar Rojo están asestando un duro golpe a las exportaciones de alfalfa, una producción en la que España –con Aragón a la cabeza– es líder europeo y de la que el 80% tiene como destino los mercados internacionales, entre los que sus primeros y mayoritarios clientes son los países de Oriente Medio y Asia, hasta donde llegaban a través del canal de Suez en Egipto. Pero ese paso clave se ha vuelto tan peligroso que las navieras se han visto obligadas a buscar una ruta alternativa que bordea África por el océano Atlántico para atravesar el cabo de Buena Esperanza. Eso supone tiempo –el viaje dura unos 20 días más–, pero también más dinero, un coste calificado de "inasumible" por el alza de los fletes.

Los fabricantes aragoneses de alfalfa deshidratada comenzaron a notar los efectos de esta crisis el pasado 15 de diciembre. "En ese momento teníamos barcos en tránsito, tanto con destino a Jordania como hacia Asia, especialmente a China y Corea. Esperemos que el de Jordania haya descargado finalmente, porque sabemos que se iba a demorar ya que es un servicio directo que tuvo que hacer trasbordo en Egipto, aunque confiamos en que haya llegado. El barco que transportaba la mercancía que iba a China se dio la vuelta. Teníamos uno a punto de cruzar la zona de conflicto cuando se produjeron los ataques, que estuvo dos días en el mar parado y finalmente tuvo que volver cruzando el Mediterráneo y rodeando el cabo del sur de África". Lo detalla Maite Marías, responsable de logística de Alfeed, el consorcio de exportación aragonés formado por las cooperativas oscenses Virgen de la Corona de Almudévar, Los Monegros de Sariñena y la SAT Cereales Santiago de Grañén, además de la empresa La Pastora S.L., que aglutina a socios de Quinto y Gelsa, la SAT Pueyo de Tauste, y las cooperativas de San Lamberto y Pina de Ebro, todas ellas en Zaragoza, que reconoce que aunque decidieron esperar a que pasaran las Navidades para realizar nuevos envíos hasta ver cómo se desarrollaba la situación, "la verdad es que no ha ido a mejor, sino todo lo contrario" por lo que no saben qué hacer con la mercancía.

Como consecuencia de esta crisis se han disparado los precios de los fletes –pago por el transporte de la mercancía–. "El incremento es brutal", señala Marías, que explica que si antes de los ataques se pagaba entre 800 y 1.000 dólares dependiendo del destino, ahora hay que abonar entre 1.000 y 1.500 dólares más por cada contenedor. Y este aumento para un producto como la alfalfa "es inasumible", destaca la representante de Alfeed, que destaca que muchas de esas cargas ya estaban vendidas con precios ya establecidos. "Lo que pueda ofertar ahora, lo haré con este incremento, pero con los precios que ya tenía cerrados, ¿qué hago?", añade.

Lo corrobora también Luis Machín, director de la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), organización empresarial con sede en Zaragoza, dada la importancia de este cultivo y su transformación en Aragón, cuya producción representa más de la mitad del total nacional. "La alfalfa es muy sensible al precio de los fletes. No son televisores ni ordenadores. En cada contenedor metemos 23 toneladas, unas 30 pacas de alfalfa, por lo que el coste del transporte impacta mucho en el producto", insiste Machín. Y reconoce que habrá que ver cómo se repercute dicho incremento en un mercado que no está pasando precisamente por su mejor momento, con precios mucho más ajustados que en años anteriores. Al mayor desembolso por realizar el tránsito se suma la necesidad de realizar un viaje más largo, ya que la ruta alternativa por el cabo de Buena Esperanza añade unos 9.000 kilómetros más y alarga el viaje alrededor de dos semanas.

"Esto influye mucho. Nosotros teníamos cargas programadas para que llegaran a China antes del nuevo año en aquel país (en febrero), una fecha en la que se paraliza todo, pero al tener que dar tanta vuelta van a llegar precisamente en esos días", explica Marías. La consecuencia, augura la responsable de logística de Alfeed, será un atasco similar en el tráfico marítimo al que ya se vivió en pandemia o en marzo de 2021 cuando un gigantesco buque portacontenedores encalló en el canal de Suez, bloqueando la vía durante seis largos días y provocando pérdidas de 343 millones de dólares por hora.

Desequilibrios

"Ya se está evidenciando un desequilibrio de equipo vacío para poder cargar, porque la importación tampoco llega al mismo ritmo y nosotros nos abastecemos de esos contenedores. Además los barcos tardan más porque la ruta es más larga, se han suprimido escalas... Creo que va a ser horrible", advierte Marías. Avanza además la responsable de logística del consorcio aragonés de exportación, que tras la experiencia vivida tanto durante la crisis sanitaria de la covid como con el bloqueo del buque Evergreen en el canal egipcio, que tendrán que pasar "dos o tres meses" hasta que vuelva a haber el equilibrio habitual en cuanto a disponibilidad de contenedores y de espacio en los barcos.

Por eso, Marías está convencida de que "es muy posible" que las exportaciones a los países árabes y asiáticos se paralicen temporalmente, aunque confía en que no se reduzcan porque "la demanda nacional es la que es y no va a crecer, así que al final esa mercancía tendrá que salir". Considera, sin embargo, que "el escenario es complicado", precisamente en un momento en el que el sector aborda el final de campaña (va de abril a marzo) y a los productores les gusta tener los almacenes limpios para poder ir guardando la producción del año siguiente.

El director de AEFA lamenta la difícil situación a la que tiene que hacer ahora frente el sector de forrajes deshidratados, tanto por el incremento de los costes como por la mayor duración de los viajes, aunque reconoce que esta circunstancia no afecta a la calidad de la alfalfa.

"Teníamos la esperanza de mejorar las cifras de exportación en el segundo semestre de campaña (octubre a marzo) y esto nos va a condicionar mucho", señala Machín, que reconoce que la crisis en el mar Rojo ha sido "una sorpresa", ya que no esperaba que el conflicto palestino-israelí, tuviese repercusiones en este sector.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión