Heraldo del Campo

hacia el nuevo año

Año nuevo, mismas reivindicaciones en el campo aragonés

El sector agrario encara el 2024 casi con las mismas preocupaciones e incertidumbres que han rodeado a este complicado año que ya se va. Esperan lluvias, pero, sobre todo, unas "mejores políticas agrarias".

El sector agario aragonés inicia 2024 con las mismas incertidumbres y complicaciones que el año que deja atrás.
El sector agario aragonés inicia 2024 con las mismas incertidumbres y complicaciones que el año que deja atrás.
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Ya tenían ganas los agricultores y ganaderos aragoneses de decir adiós a este 2023. Entraron en el año con "inquietud, incertidumbre y mucho vértigo", como llegaron a manifestar entonces. Se los provocaba la entrada en vigor de una nueva Política Agraria Común (PAC) muy diferente (y no precisamente para bien) a la que esperaban, deseaban e incluso habían defendido durante los más de cuatro años en los que se dilató su negociación. Se temía también que volvieran a repetirse las complicadas condiciones climáticas con las que habían tenido que lidiar un año antes. Lo que no se esperaban era una «extrema sequía» que no ha dado tregua durante la práctica totalidad del año que ahora termina, vaciando embalses y haciendo necesarias unas restrictivas dotaciones de riego que obligaron incluso a reducir las siembras del cereal de verano y provocaron mermas en casi todas las producciones agrarias, así como elevados gastos en la explotaciones ganaderas.

No trae el nuevo año, sin embargo, mejores expectativas y mayores esperanzas para los agricultores y ganaderos aragoneses, que encaran el 2024 "con fuerza, con pasión, sin reblar y con ganas de cambiar las cosas", como asegura el secretario general de UAGA, José María Alcubierre, pero también "con desmotivación, desorientación y descapitalizados", explica el presidente de Asaja Huesca, Fernando Luna, y con muchas dosis de "frustración", como coinciden en señalar los secretarios generales de UPA Aragón, José Manuel Roche, y de Araga, Federico Lorente, respectivamente.

Y así, cuando esta noche alcen su copa para brindar por el Año Nuevo continuarán mirando al cielo, esperando que el tiempo les de una tregua este 2024, que lleguen las ansiadas lluvias que tanto esperan las recientes siembras de cereal de invierno y que aún son necesarias para garantizar la próxima campaña de riegos. Mirarán al cielo pidiendo que el invierno traiga las horas de frío necesarias para el buen desarrollo de los cultivos, que las heladas no lleguen justo en el momento de las más importantes floraciones y que el verano no vuelva cargado con temperaturas infernales y devastadores granizos.

Sobre estos deseos poco pueden hacer los profesionales agrarios más que esperar un tiempo más benigno para el campo que el soportado en las últimas campañas. Pero tienen otras preocupaciones sobre las que se puede actuar. Tienen que ver con la protección de la agricultura familiar, con los precios, con el envejecimiento del sector, con el reconocimiento del consumidor, con el encarecimiento de los costes, con la falta de liquidez de las explotaciones o la amenaza de enfermedades que están poniendo en jaque la rentabilidad de algunas ganaderías. Un suma y sigue que engrosa una larga lista de reivindicaciones (casi deseos) con la que las organizaciones agrarias enfilan un nuevo año en el que están convencidas de que tendrán que volver a pelear ante las administraciones por unas exigencias que están encima de la mesa desde hace años.

Tras la medianoche, llegará un Año Nuevo. En el agro las reivindicaciones serán las mismas.

La sequía ha sido el gran quebradero de cabeza para el sector agrario en 2023, especialmente para las producciones cerealistas.
La sequía ha sido el gran quebradero de cabeza para el sector agrario en 2023, especialmente para las producciones cerealistas.
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Acostumbrados a tener años complicados, los agricultores y ganaderos encaran el nuevo año "como lo han hecho siempre", dice el líder de UAGA, José María Alcubierre. "Con fuerza, con pasión, con rasmia, sin reblar y con ganas de seguir adelante y mejorando", detalla. Pero tiene claro también que todo este ímpetu no será suficiente "si no hay un apoyo social e institucional".

UAGA llega a 2024 insistiendo en una de sus principales luchas, la defensa del modelo familiar y profesional, "hacia el que se tienen que dirigir todas las políticas públicas, hacia el que hay que priorizar las ayudas y en cuyo favor hay que legislar", señala su secretario general, que lamenta que ni la PAC ni las normativas europeas, nacionales o autonómicas están orientadas a este modelo.

"Y así lamentablemente cada año hay 200 agricultores y ganaderos menos en Aragón y lamentablemente cada vez hay más empresas y fondos de inversión que se hacen con una tierra que es limitada aprovechando la dejadez de las instituciones con el sector", denuncia Alcubierre.

Por eso, pide una ley que apueste por ese modelo. "Si no la quieren llamar de agricultura familiar que la llamen de microempresas o como les parezca mejor", insiste en clara referencia a la decisión del Gobierno de Aragón de derogar la Ley de Agricultura Familiar aprobada en febrero de este año. "Pero sea cual sea su nombre tiene que ser una normativa que proteja a la agricultura con personas, con gente que vive en los pueblos, que trabaja en las explotaciones, que se calza las botas con barro, con fiemo o con polvo, que realiza su labor con viento, bajo un sol de justicia o unas temperaturas heladoras", añade.

UAGA, a la que le preocupa la PAC y unas flexibilidades "que se han hecho sin tener en cuenta las realidades del campo", espera que este 2024 sea el año del cambio para el seguro agrario. Reclama una reforma estructural del sistema ante los efectos del cambio climático en la actividad agraria y así se lo ha trasladado COAG, a la que pertenece, y a los máximos responsables de Enesa, Agroseguro y el Consorcio de Compensación. Considera necesario un pacto de Estado para que, junto con el Ministerio de Agricultura, haya una implicación de los ministerios de Transición Ecológica, Economía y Hacienda en el rediseño de las políticas de gestión del riesgo en el campo. Y pide al nuevo año que las administraciones –desde las europeas a la española, pasando por las autonómicas y locales– "dejen de culparse todos a todos" y cada uno asuma la responsabilidad que le toca para buscar soluciones, aplicar medidas, conceder ayudas y, en definitiva, "para hacer una política con mayúsculas", insiste Alcubierre.

"En el centro, no en la diana"

Asaja estrena ejercicio invocando "a Dios o al cielo" que llueva. "Es importantísimo porque los embalses de la margen derecha del Ebro están vacíos y en el centro y el sur de Aragón no ha caído prácticamente una gota, por lo que las cosechas de cereal están aún sin nacer", recuerda el presidente de la organización en Huesca, José Fernando Luna, que reconoce que es consciente de que esta petición "es un canto al sol".

No lo son, sin embargo, las reivindicaciones que ponen como tarea para el próximo ejercicio a las administraciones públicas, a las que pide una apuesta decidida por "poner la agricultura y la ganadería en el centro, y no en la diana, de sus políticas". Entre ellas exigen "planes de almacenamiento de agua" para evitar que, como ha sucedido en este 2023 que ya termina, haya sistemas de riego que tengan que dejar de sembrar el 30% de la superficie y explotaciones que cierren el año en pérdidas. Pero también demandan la simplificación de una burocracia "que ya aborrecen muchísimos agricultores, abrumados por unas normativas europeas, nacionales y regionales que se podrían evitar porque son absurdas de acuerdo a planteamientos de producción", denuncia Luna.

Tras la experiencia de lo sucedido en el mercado cerealista por la guerra en Ucrania, el presidente de Asaja en Huesca insiste en que "habrá que ordenar el mercado". Lo recalca. "No digo regular, pero si ordenar", dice, porque no puede ser que haya sido un año caótico, con los rendimientos más bajos en las producciones de cereal, y "ahora resulte que no hay problemas de escasez porque estén todos los puertos llenos de mercancía". Se refiere así a la falta de control de un grano que llega de terceros países sin que se sepa cuál es su trazabilidad, no solo sanitaria, sino también laboral. "Están modificados genéticamente y no pasa nada, mientras a nosotros se nos está criminalizando", añade, por lo que Luna recuerda que su organización ya ha planteado la necesidad de llevar a la escuela una asignatura específica sobre el sector agrario para educar a la sociedad, desde bien pequeños, a entender el sector, sus sacrificios y dificultades.

El sector agrario espera que 2024 sea más generoso con las ansiadas precipitaciones

Luna define el estado de ánimo de los agricultores y ganaderos asegurando que están "desmotivados, descapitalizados y desorientados", y avanza que a Asaja le dan "mucho miedo" las leyes que se asoman desde Bruselas. Cita, entre ellas, el Pacto Verde, las normas de bienestar animal o la de restauración de la naturaleza, y lamenta que "se está legislando sin contar con el sector y en contra de él". Por eso, y aunque reconoce que le parece estar viviendo "el día de la marmota" porque el sector lleva años insistiendo en las mismas reivindicaciones, reitera que "tarde o temprano habrá que ayudar a la agricultura, porque sin alimentación, sin soberanía alimentaria, lo vamos a pasar muy mal", matiza.

"Compromiso real"

Diálogo, y que este sea fluido, es la principal demanda que UPA Aragón pide al nuevo año. Porque, según asegura su secretario general, José Manuel Roche, hay mucho de lo que hablar con las administraciones públicas para terminar con la constante incertidumbre con la que vive el sector agrario.

"Creemos que hay compromisos muy importantes en los que se tiene que trabajar desde Aragón", señala Roche. El primero es la Ley de Agricultura Familiar. "No compartimos en absoluto la decisión de la Consejería de Agricultura de derogar la norma que defiende el modelo de agricultura familiar. Desde el sector se ha trabajado durante muchísimos años para tener una ley, que será mejor o peor, pero por algo hay que comenzar", insiste Roche. Recuerda, además, que en el ámbito nacional se va a trabajar también en una ley de agricultura familiar, como también se está planteando en Europa, por lo que, en su opinión, no tiene sentido que en estos momentos el Ejecutivo regional haga un planteamiento totalmente en contra de lo que se está pidiendo desde la Unión Europea. "A día de hoy, y tal y como está la situación, no puede haber café para todos, y ante un modelo de agricultura que va avanzando hacia un sistema diferente, de grandes corporaciones, hay que apostar por quien realmente tiene riesgo empresarial, que son los agricultores y los ganaderos de Aragón", dice.

Es una de las peticiones de una larga lista de reivindicaciones que UPA tiene preparadas para presentar en 2024 al consejero de Agricultura, Ángel Samper, con quien tiene previsto reunirse una vez que terminen las fiestas navideñas. UPA pide "más interlocución con las organizaciones profesionales agrarias" y que se defina una "cartera de servicios" que estas puedan desarrollar en apoyo a los profesionales del sector.

No olvida UPA el desarrollo y aplicación de la nueva PAC, cuya modificación tiene que mirar ya hacia 2025 porque, como asegura Roche, este año los plazos han pillado "con el pie cambiado a todos y no se van a modificar ni a flexibilizar muchos aspectos", por lo que "aprendiendo de los errores" habrá que trabajar conjuntamente hasta el próximo mes de marzo para adaptar el plan estratégico a las especificidades del territorio.

Pide a las admnistraciones un apoyo firme y prioritario para la agricultura familiar

Quiere además la organización agraria que 2024 sea el año de la consolidación de la cadena alimentaria y que se trabaje en la creación de un observatorio de precios.

Y, dado que el cambio climático esta aquí y el sector agrario lo sufre en propia piel, UPA ansía un plan estructural, de choque, frente a las inclemencias meteorológicas, principalmente contra la sequía, pero también un refuerzo del sistema de seguros agrarios, "fundamental y necesario para garantizar la supervivencia de las explotaciones". Pero también pone deberes al sector para el próximo año. "Todos aquellos agricultores o ganaderos que no avancen en la digitalización lo van a tener complicado", dice el líder de UPA en Aragón.

Herramientas para jóvenes

Como el resto de las organizaciones agrarias, Araga pide a 2024 que sea generoso en lluvias, para evitar que vuelva a repetirse "el desastre" de este año que termina hoy. Pero como esa petición no está en manos de nadie, el presidente de Araga, Federico Lorente, encamina sus deseos de Año Nuevo hacia las administraciones, a las que pide simplificar la farragosa burocracia que asfixia a los agricultores y ganaderos. "Es necesario también que se pongan en marcha todo tipo de herramientas que faciliten la labor de los profesionales y hagan atractivo el sector para los jóvenes", insiste Lorente. Entre ellas destaca las bonificaciones y exenciones fiscales en los primeros años de trabajo o que se prioricen las ayudas a modernización a aquellos de menor edad, así como los instrumentos "que antes se utilizaban para las concentraciones parcelarias". Como el resto de las organizaciones, Araga aboga porque el próximo ejercicio se produzca el cumplimiento total de la ley de la cadena alimentaria y se inicie la reestructuración del sistema de seguros agrarios.

A José Víctor Nogués, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, le cuesta mantener el optimismo con el que asegura que siempre encara un nuevo año. El 2023 ha sido muy complicado y aunque reconoce que el regadío comenzará el agua con reservas en los embalses, se muestra preocupado por la evolución de los secanos.

A 2024 le pide, como todo el sector, que las precipitaciones no se hagan esperar, pero insiste en que las administraciones no pueden olvidar al sector cooperativo, cuyas estructuras "han sufrido mucho" por la merma de cosechas y por los incrementos de costes. Por eso, pide que las ayudas para bonificar préstamos a la sequía se amplíen para las cooperativas, sobre todo las cerealistas, "que han sufrido muchísimo este año».

Y aunque suena a deseo demasiado global, Nogués pide paz en el mundo, más teniendo en cuenta que se trata de un sector exportador en el que impactan, con gran fuerza, todos los conflictos geopolíticos. «Sin una mayor normalidad, no podemos ser competitivos", señala.

Le gustaría además que el cooperativismo aragonés se fuera convenciendo cada vez más de que "hay que ser más grandes", y eso se consigue, insiste, "con fusiones o alianzas".

Apuesta por la promoción

"Mucha agua" piden a 2024 también desde la Asociación de Industrias de la Alimentación de Aragón (AIAA). "O al menos el agua suficiente para nuestros cultivos y nuestras materias primas", matiza su presidente, Luis Villamayor, que desea también "una apuesta clara y firme por parte del Gobierno en seguir apostando por esta marca única que es Aragón Alimentos Nobles y su presencia en ferias nacionales e internacionales".

Y sigue insistiendo en la necesidad de acometer infraestructuras viarias "imprescindibles para el sector", aunque la AIAA reconoce que despide 2023 con la "excelente noticia" que supone la aprobación del presupuesto para estudiar el impacto medioambiental que supone reformar la vía entre Besous y la frontera española, con lo que en 2028 sería una realidad la reapertura del Canfranc. "Eso nos permitiría mover 200 camiones diarios y acceder con mayor facilidad al mercado francés y europeo, al mismo tiempo que podríamos hacer uso de materias primas francesas con un coste mucho más competitivo", matiza.

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