ganadería

Aragón pierde cada semana una explotación de ovino y solo queda ya un millón de ovejas

Pastores advierte del «franco retroceso» y exige cambios en las políticas actuales. El grupo cooperativo recuerda la implicación social, económica y medioambiental de esta ganadería.

Cada vez son menos los rebaños que forman parte del paisaje aragonés.
Cada vez son menos los rebaños que forman parte del paisaje aragonés.
Oviaragón-Grupo Pastores

El sector ovino, una ganadería extensiva con siglos de historia en la Comunidad, cuyo ganado es la base de una de los productos alimentarios con marca de calidad más identitarios de la tierra –Ternasco de Aragón– está "en franco y preocupante retroceso". El goteo de "cierre de explotaciones es incesante" y amenaza la continuidad de una actividad que, "como ninguna otra", tiene importantes implicaciones económicas, sociales y medioambientales.

Solo en los últimos seis años, Aragón pierde cada semana un rebaño. Han desaparecido 407 ganaderías y el censo se ha reducido en 136.018 ovejas reproductoras. Pero si se echa la vista a dos décadas atrás, los datos dan buena cuenta de la dramática situación. Actualmente apenas resisten 2.400 explotaciones de las 8.000 que existían hace 20 años y solo quedan poco más de un millón de cabezas de aquellas más de 2,5 millones que se contabilizaban entonces.

La advertencia la lanza "como un grito de auxilio" Oviaragón-Grupo Pastores, la mayor cooperativa de ovino de Aragón y una de las más grandes de España y de Europa, que aprovecha el premio Félix de Azara con el que la Diputación de Huesca ha reconocido a los pastores de esa provincia para recordar la complicada situación que atraviesa el sector y exigir un cambio "urgente" en las decisiones políticas que afectan a la ganadería extensiva.

"Muchas de estas explotaciones desaparecen porque no tienen relevo, pero también las hay que abandonan la actividad porque no tienen ni viabilidad suficiente ni condiciones adecuadas para continuar", explica Enrique Fantova, director técnico de Oviaragón-Grupo Pastores, que advierte que dado que estos se encuentran en zonas con graves problemas de despoblación, "cuando se pierde un rebaño, se está perdiendo territorio y riqueza".

"Hay recursos"

Son variados los factores que empujan este retroceso. Pero Fantova asegura que hay recursos suficientes, tanto europeos como de la propia Comunidad, para plantarle cara. "Estamos convencidos de que si se quiere, con medidas políticas, con ayudas de las distintas Administraciones y una PAC que mire la ganadería extensiva de otra forma podemos tener el éxito necesario para que los profesionales continúen con la actividad y lo hagan de una manera digna", destaca Fantova.

Y es que a la falta de rentabilidad propia de esta ganadería, que sufre un continuo descenso del consumo, se suma la dificultad de encontrar trabajadores especializados en la actividad, pero también una excesiva burocracia. "Es un horror todo el papeleo que tiene que realizar el ganadero (identificación animal, gestión de los cuadernos, estiércoles, pastos, reducción de antibióticos) cuando llega a su casa después de haber pasado ocho o nueve horas a la intemperie, ya con cinco grados bajo cero o con un sol abrasador, acompañando a su ganado para que se alimente", señala el director técnico del grupo cooperativo. Por eso, habría que facilitar "de forma clara y decidida esta labor, en muchas ocasiones inabordable para el productor", añade.

No contribuye a la buena evolución de la ganadería extensiva la presencia de grandes carnívoros. Fantova reconoce que se producen dos situaciones distintas, porque el oso es una especie asentada en el Pirineo por lo que la convivencia con el ganado se tiene que resolver económicamente y controlando a los ejemplares. Bien distinto habla el director técnico de Oviaragón cuando se refiere a los ataques del lobo. "Estamos haciendo el más absoluto de los ridículos en Aragón, con animales sueltos comprometiendo la viabilidad de las ganaderías que están en ese entorno", señala Fantova. El técnico asegura que en estos momentos ningún ganadero de Monegros o del Bajo Aragón puede quedarse tranquilo dejando un rebaño a la intemperie con un pastor eléctrico porque se puede encontrar con un ataque en cualquier momento, por lo que han tenido que recurrir a volver a encerrar a sus animales en las parideras. "No tiene sentido mantener animales sueltos sin ningún fin y que están provocando tanto perjuicio en las ganaderías", explica, para dejar claro que, más que compensaciones, el sector lo que quiere es que dichos ejemplares se capturen y se introduzcan allí donde la especie está implantada.

La ganadería extensiva es un sector envejecido. Son numerosas las explotaciones que no tienen relevo generacional. Pero también son muchas las complicaciones con las que, según el grupo cooperativo, se encuentran los escasos jóvenes que quieren dedicarse a la actividad. "El acompañamiento tiene que ser más directo y las ayudas, más ágiles", insiste Fantova, que recuerda que el joven ganadero recibe el dinero dos años después de su incorporación, periodo en el que tiene que hacer frente con financiación propia a las elevadas inversiones en instalaciones, ganados, pastos... con financiación propia. "Eso es prácticamente inviable", advierte.

Las ayudas y los pastos

En sus reivindicaciones, el grupo cooperativo mira especialmente a Bruselas y a una Política Agraria Común (PAC) con la que el sector se siente "maltratado". Las ayudas que llegan de las arcas comunitarias continúan estando dirigidas a las hectáreas de pasto, "cuando los ganaderos de forma mayoritaria no disponen de tierra con la que acceder a esos apoyos", señala Fantova, que confía en que dado que el Plan Estratégico Nacional puede modificarse anualmente, se realicen los cambios necesarios para garantizar la continuidad de la ganadería extensiva.

No terminan aquí las exigencias del sector, que insiste en que para enfrentarse al complicado escenario necesita que se incentiven aquellas labores encaminadas al mantenimiento y mejora de las zonas de pastos y se establezcan ayudas dirigidas que permitan el pastoreo en zonas arbustivas y forestales de forma planificada para la prevención de incendios. Y asegura Fantova que no hablan de ayudas cuando piden que se prime la modernización de las explotaciones con planes que mejoren la genética, la sanidad o los índices productivos.

"Sin producto diferenciado no podemos competir"

Formada por 800 ganaderos, Oviaragón, la cooperativa matriz del grupo Pastores, aglutina a casi 400.000 ovejas y un millón de hectáreas en explotaciones que dan vida a unos 440 pueblos de Aragón. Y sabe muy bien de lo que habla cuando insiste en la diferenciación porque una destacada parte de su producción se comercializa bajo el exigente sello de calidad IGP Ternasco de Aragón. Por eso, ante la preocupante caída del censo de ovino en la Comunidad, el grupo cooperativo defiende la necesidad de incentivar agrupaciones de comercialización que operen bajo figuras de calidad reconocidas o marcas vinculadas a los productos de ganadería extensiva.

"No podemos competir a precio con grandes zonas de pastos que disponen de rebaños de grandes dimensiones en los que se optimizan mucho los costes", señala su director técnico, Enrique Fantova. La alternativa no es otra que conquistar a los consumidores con un producto diferencial "y la forma de hacerlo es con las marcas de calidad", insiste Fantova, que advierte, eso sí, que "esto el ganadero no lo puede hacer en solitario".

La utilidad de un premio

El premio Félix de Azara con el que la Diputación de Huesca ha querido reconocer la labor de los pastores y pastoras de esta provincia tendrá una utilidad concreta. El Consejo Rector de Oviaragón-Grupo Pastores ha acordado emplear la dotación del galardón que recibe en nombre del sector en la provincia altoaragonesa para crear una mesa de trabajo que se encargue de buscar y proponer soluciones que permitan mejorar la gestión de nuestra naturaleza (montañas, sierras y valles) con el ganado en pastoreo.

En ella participarán ganaderos de ovino, caprino y vacuno, técnicos (sector, escuelas, universidad) y políticos (locales, provinciales y autonómicos) con la colaboración y participación de la Escuela de Pastoreo “La Estiva” de San Juan de Plan, el Centro Público Integrado de Formación Profesional (C.P.I.F.P.) Montearagón, la Finca Experimental del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) en la Garcipollera y la Escuela Universitaria Politécnica Superior de Huesca.

El estudio y conclusiones resultantes se darán a conocer a conocer a la sociedad y a sus representantes y gestores.

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