Sector agrario

El campo aragonés advierte que la subida del salario mínimo ahonda la asfixia económica del sector

Las organizaciones agrarias no critican el alza salarial pero piden medidas que permita soportar unos costes que no pueden repercutir en sus precios.

Trabajo en una finca de frutales en Aniñón.
Trabajo en una finca de frutales en Aniñón.
Jesús Macipe / HERALDO

Las organizaciones agrarias aragonesas insisten en dejar claro que no cuestionan y, mucho menos critican, la nueva subida del salario mínimo profesional (SMI). Advierten, sin embargo, del "negativo impacto" que este nuevo costo tendrá sobre las maltrechas economías de sus explotaciones, que soportan ya unos disparados costes de producción por el "desmedido" precios de las materias primas, de la energía o de los fertilizantes. Unos costes, añaden, que no pueden repercutir en los precios de sus productos.

"Desde el punto de vista social entendemos que hay que subir el salario mínimo, pero desde la óptica empresarial el sector agrario ha soportado en cuatro años una subida de salarios del 46%", asegura Vicente López, responsable de Relaciones Laborales de UAGA, que detalla que mientras que en cualquier otra actividad productiva dicha subida se trasladaría al precio de venta, "eso es muy difícil por no decir imposible" en las producciones agrarias. Una circunstancia, advierte López, que a medio plazo puede abocar a la quiebra a muchas explotaciones. Especialmente amenazado está el sector frutícola, en el que los salarios suponen hasta 70% de los costes de producción. "Todo dependerá, sin embargo, de como venga la campaña y los precios de venta de los productos", reconoce.

Diálogo y comprensión

"Nosotros no vemos con preocupación la subida del SMI", asegura tajante el portavoz de Asaja en Aragón, Fernando Luna. Lo que enfada a esta organización es la "falta de diálogo" para aplicar esta medida, pactada entre el Gobierno y los sindicatos. Y ahora, añade, es el sector agrario el que lanza un S.O.S. "Si suena la flauta y hay buena cosecha de fruta y se puede vender a buenos precios minimizaremos el problema, pero si las cotizaciones son bajas y no dejan de subir los costes de producción, las explotaciones tendrán que asumir pérdidas, y eso al final aboca al cierre", advierte el representante de Asaja, que insiste en que el sector "solo pide diálogo y comprensión".

Similares advertencias lanza el presidente de Araga, Jorge Valero. "La situación es difícil porque es una nueva subida que no se puede repercutir en el precio", coincide en señalar Valero. Y señala que se corre un "serio riego" de que muchas explotaciones abandonen los cultivos que dependen mucho de la mano de obra para dedicarse a producciones más extensivas, mecanizadas pero con mucho menos valor final y que crean menos empleo. Deja claro que "el problema no es pagar más a la persona que trabaja codo con codo contigo", sino que es la continúa subida de los gastos "lo que está hundiendo la economía de los emprendedores".

Desde UPA-Aragón, su secretario general, José Manuel Roche, utiliza prácticamente los mismos argumentos. Insiste en que el problema no es tener que pagar más a sus trabajadores. "La cuestión es que el aumento de los costes de producción, entre los que incluyo el SMI, que nos están ahogando tendrían que verse reflejados en el precio que nos pagan por lo que producimos", añade.

Hay mecanismos para ello. "Ahí es donde tiene que actuar la Ley de la Cadena Alimentaria", afirma Roche, que asegura que si se esta norma se cumpliera a rajatabla –ningún eslabón puede cobrar por debajo de costes de producción–, los agricultores podrían soportar no solo la subida del SMI, sino también la del gasóleo, la energía y los fertilizantes. El representante de UPA pone el foco en los incumplimientos de la industria y la gran distribución, pero reconoce que "toda la responsabilidad recae sobre la Administración", a la que pide "seriedad" y "mayor control" sobre aquellos que no cumplen la norma. Lamenta además la falta de compromiso de las Comunidades autónomas, a las que acusa de no tomarse en serio la ley. Y advierte que si no se actúa ya, "los agricultores irán cerrando sus explotaciones porque no podrán ni contratar mano de obra".

"Es un problema cultura"

Para CC. OO. y UGT, la subida del salario mínimo es fundamental para los trabajadores del campo porque "son las personas más desfavorecidas que hay en cuanto al ámbito laboral", señala el secretario general de UGT-FICA en Aragón, José Juan Arcéiz, que señala que el convenio colectivo, aprobado pero pendiente de publicación, ya recoge la garantía de ese salario mínimo.

En lo que se muestra muy crítico Arceiz es en las quejas del sector ante la pérdida de rentabilidad. "Eso no es cierto. Así de taxativo", dice el sindicalista, que asegura que en la pasada campaña los agricultores han repercutido los costes de producción de la fruta en el precio y "se siguen quejando".

Para Arcéiz, "el problema es cultural", insiste el responsable de UGT-FICA, que cree que los empresarios agrarios "deberían de mostrar un poco de respeto a esos trabajadores que les sacan la producción y quejarse a las eléctricas de los incrementos de energía, a las petroleras del incremento del gasoil y a los bancos por los precios de los créditos". En su opinión, "es vergonzoso" que sigan poniendo el foco de su falta de rentabilidad en los trabajadores. "Que industrialicen el sector, eso es lo que tienen que hacer", concluy

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