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Diego Aznar, a gol por partido con el filial de la SD Huesca

Después de haber brillado con los juveniles del Montecarlo y de pasar por Osasuna, el ariete azulgrana es el pichichi del grupo aragonés de 3ª RFEF con cinco dianas.

Diego Aznar celebra el gol que marcó con el Huesca B ante el Utrillas.
Diego Aznar celebra el gol que marcó con el Huesca B ante el Utrillas.
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Fue una temporada de las que se recuerdan, 28 goles en otros tantos partidos que llamaron la atención más allá de las fronteras de Aragón y que le llevaron desde el Liga Nacional Juvenil del Montecarlo hasta el División de Honor de Osasuna. Ahora, dos ejercicios después, y ya entre los mayores, Diego Aznar vuelve por sus fueros, aquellos que le sitúan como un delantero con olfato para batir al meta rival y lograr cifras al alcance de pocos. En las cinco jornadas que han transcurrido en 3ª RFEF ha marcado cinco dianas para el Huesca B, donde recaló el pasado verano firmando por dos cursos. La cifra, estancada en los dos últimos encuentros, hizo que fuese el pichichi de toda la categoría. Ahora, solo le superan con uno más Xesc Navalón, del Santanyi del grupo balear, y Álvaro Collado, del Villarrobledo del castellanomanchego. Aunque espera que por poco tiempo. Sus perseguidores en el grupo aragonés son Rafinha, del Épila, y los jugadores del Binéfar César San Agustín y Carlos Valencia, los tres con cuatro.

"Confío en marcar este fin de semana contra el Tamarite, porque sería muy importante para el equipo", afirma. El filial azulgrana, muy renovado tras el descenso de la campaña pasada, marcha quinto con diez puntos, mientras que los literanos, a los que recibirá en el campo de San Jorge el domingo a las 12.00, son terceros con dos más.

"Entrenando y esforzándote, las cosas salen", da como receta de su éxito. El zaragozano de 19 años se inició en el mundo del fútbol en el Olivar, donde jugó su padre, Fernando Aznar, y también pasó por el Amistad y el Real Zaragoza antes de aterrizar en el Montecarlo. Actuando como local en el Jose Luis Violeta pasó tres temporadas, la última fue la relatada de los 28 goles en 28 partidos, el mismo promedio del que puede presumir ahora.

En la última campaña vistió también de rojo, pero el de Osasuna. "Fue una buena experiencia, era la primera vez que salía de casa y me hizo crecer", recuerda. Disputó 24 encuentros en la élite juvenil y festejó seis dianas; números entorpecidos por unos problemas de espalda que ya va olvidando "con mucha natación y estiramientos".

El Huesca lo trajo de vuelta dentro de la apuesta por la cantera que está llevando a cabo. "En el equipo hay gente muy joven y estamos aprendiendo mucho, me he reencontrado con compañeros con los que ya había coincidido en otros equipos como Ángel Pérez, con el que estuve en el Montecarlo, o Ruby, al que conocía del Real Zaragoza", comenta. El cambio de juveniles a 3ª RFEF "es un salto en el que pasas de competir con gente de tu edad a hacerlo con jugadores que tienen diez o doce años más, también hay diferencias en cuanto al juego, prima más el juego aéreo y la estrategia". "Me lo dicen mucho y es verdad, esto es un máster futbolístico", comenta. Si se le cuestiona por posibles objetivos es cauto y no quiere mirar más allá de "ganar al Tamarite", aunque no rehuye que el bloque que dirige Sebas Martínez debería "pelear por el ascenso".

Su primer gol fue contra el Cuarte en la primera jornada. Sirvió para fijar el definitivo empate a uno saliendo desde el banquillo. Después, ha sido siempre titular. Volvió a marcar una semana después en el 3-1 con el Utrillas y su gran momento se produjo contra La Almunia con un triplete en un partido que los azulgranas se llevaron por 3-4. "En Huesca estoy muy a gusto, en el club lo que me piden es que siga igual, que trabaje y es lo que hago", afirma mientras sueña con "tener algún día una oportunidad en el primer equipo".

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