Como bien se encargó de apuntar Xisco Muñoz tras el partido, no conviene lanzar las campanas al vuelo porque que como es evidente queda mucho trabajo por hacer. Aún así, la victoria del sábado ante el Mirandés por 0-1, después de cinco jornadas consecutivas sin ganar, permitió sacar algunas conclusiones positivas e hizo ver que la mano del nuevo técnico empieza a asomar, tanto en el rendimiento colectivo como en el individual. En Anduva, por ejemplo, brilló en el centro del campo Pedro Mosquera, futbolista que con el relevo en el banquillo ha pasado a ser titular indiscutible, y en la defensa continuó en línea ascendente Miquel. También se vieron soluciones tácticas encaminadas a sacar mayor rendimiento aún a piezas como Ferreiro, que gracias a la profundidad de los laterales pudo actuar no solo en el extremo sino en zonas más interiores. Arriba, Adolfo Gaich cuajó su mejor actuación desde que viste de azulgrana.

El ariete peleó, se mostró a sus compañeros, generó peligro y acabó asistiendo a Mateu para que el valenciano adelantase a los oscenses con un gol que sería definitivo. Solo le faltó marcar tarea esencial que tiene aún pendiente. "He mejorado con trabajo y el resultado es el éxito", afirmó un jugador destinado a ser diferencial en el Huesca, pero cuyo rendimiento hasta la fecha ha sido decepcionante.

En Anduva, de hecho, estuvo muy cerca de superar sus estadísticas ofensivas de todo lo que va de temporada. El jugador cedido por el CSKA de Mocú, que en agosto del año pasado llegó a pagar por su traspaso al San Lorenzo más de ocho millones de euros, aunque ya había dado otra asistencia de gol, a Seoane en el 1-3 sobre el Girona, hasta el sábado en 313 minutos acumulaba cuatro disparos, solo uno entre los tres palos. En Anduva en 74 percutió tres veces y de ellas dos enfilaron la meta de Lizoain, un tiro antes de la primera media hora de juego desde fuera del área al centro del arco que el cancerbero local pudo despejar y, ya en la segunda parte, un remate cerca de la línea de gol a pase de Pulido que se fue alto y otro desde lejos a ras de suelo que fue atajado.

Poco después llegaría la acción del gol. Recogió un saque de banda puesto en juego por Buffarini, ante el marcaje de Arroyo defendió el balón, avanzó hacia el fondo y una vez allí lo envío al corazón del área por donde apareció Mateu. Una jugada en la que demostró que a su poderío físico también es capaz de agregarle destreza con los pies y movilidad.

Gaich, de 22 años y que en la segunda mitad de la temporada pasada actuó en la Serie A italiana a préstamo en la filas del Benevento, se incorporó al Huesca tras su participación con Argentina en los Juegos Olímpicos, el 30 de agosto por lo que no pudo realizar la pretemporada con los que ahora son sus compañeros; circunstancia que, al igual que ocurre con Pitta, la otra apuesta para el ataque que hasta el momento tampoco ha rendido como se esperaba, le ha venido lastrando. De hecho, con Ambriz, tanto el argentino como el paraguayo estuvieron siguiendo un plan específico de aclimatación.

Antes de en Miranda, Gaich solo había formado parte de un once en tres encuentros. Los dos primeros fueron nada más llegar, en las derrotas con el Oviedo (1-2) y el Lugo (3-2), y luego ya no volvió a ser titular hasta el debut de Xisco, en el 1-1 con el Amorebieta. El balear, en una suerte de casting poco concluyente, situó después en la formación inicial a Pitta y Escriche, antes de volver a recurrir al 18. El domingo llegará a El Alcoraz el Ibiza (18.15), habrá que ver si sigue o si continua la rotación.