Día para despegar

Tras cuatro días de concentración, el Real Zaragoza juega este sábado ante el Llagostera.

Día para despegar
Día para despegar

Llega esta tarde el colofón a esta semana extraordinaria para el vestuario del Real Zaragoza, la cuestión mollar de la miniconcentración programada por Víctor Muñoz en la Costa Brava. Es decir, el partido de la 6ª jornada de liga ante el modesto Llagostera en su alquilado campo de Palamós (el suyo, en un pueblo de poco más de 8.000 habitantes, no es apto ni por ser de césped artificial ni por sus insuficientes hechuras estructurales para ser admitido en la competición del fútbol profesional).


El objetivo de estos días de retiro es acabar cuanto antes con la sensación de provisionalidad con la que se ha empezado la temporada oficial. Muñoz y los futbolistas han podido romper con la rutina de un verano raro, en el que el equipo ha ido haciéndose al galope, sin tiempo ni recursos económicos, y donde no ha sido posible salir de las verjas de la Ciudad Deportiva. Han sido poco más de 72 horas fuera de casa. Unos ejercicios espirituales que, desde los mandos directivos, se confía en que hayan generado las vibraciones positivas que se han buscado en su ejecución en el acogedor y apartado Hotel Edén Roc de San Feliu de Guíxols.


Viene el partido de hoy ante el aguerrido Llagostera como anillo al dedo para relanzar al Real Zaragoza hacia la zona alta de la clasificación. Justo después de haber consumado la primera victoria del curso, el pasado sábado ante el Alavés en la Romareda. La misión unívoca de este día es enlazar el segundo triunfo en siete días. Plasmar sobre el césped de Palamós una mejora en el juego, la coordinación de esta amalgama de futbolistas llegados de aquí y allá, que advierta que este plantel elaborado por el director deportivo, Ángel Martín González, tiene madera de favorito.


Es, por lo tanto, un examen interesante que debe abrir nuevas líneas de lectu ra sobre el trabajo de Víctor Muñoz y sus muchachos. Nuevas evaluaciones que destilen el verdadero potencial del remozado vestuario zaragocista ante una campaña complicada pero, a la vez, ilusionante para una entidad que necesita puntos de luz entre la maraña de turbias herencias procedentes del reciente agapitismo, que todavía colean.


Se trata de un duelo inédito, atípico, histórico por su perfil diferente a cualquier otro en este largo torneo en Segunda División. El Llagostera es un adversario llamativo, sin precedentes en el historial del Real Zaragoza. Un club incipiente, sin apenas respaldo social al tener su matriz en una localidad rural menor. Que ha pasado de la Segunda Regional catalana a la Segunda División española en apenas 10 años acumulando, de la mano de su presidenta, la empresaria Isabel Tarragó, siete ascensos en una década mágica que en tierras de Gerona tiene a todo el mundo atónito por su mérito. Un encuentro donde, libra a libra, el Real Zaragoza es claro favorito, pero en el que va a costar, a priori, mucho esfuerzo plasmar esa condición sobre el campo.


El Llagostera, que mantiene la estructura con la que ascendió en junio desde Segunda B, ganó como local 2-0 al Leganés en su estreno (cita jugada sin público, a puerta cerrada, por sanción federativa a causa de unos insultos racistas vividos el año pasado en la fase de ascenso) y empató 0-0 contra el Osasuna hace dos semanas. Es, por lo tanto, un bloque sólido atrás, efervescente en todas las zonas del campo y no exento de veneno en la delantera.


Víctor Muñoz parece decidido a apostar por el once que terminó ganando al Alavés en una segunda parte aceptable. Con Whalley, Fernández, Rubén, Mario, Cabrera; Dorca, Ruiz de Galarreta, Álamo, Eldin Hadzic; Willian José y Borja Bastón en el equipo inicial. Es decir, por primera vez sin juveniles (Vallejo, el más destacado de ese elenco de promesas promocionadas por Víctor, está lesionado). Desde fuera, da la sensación de que hoy puede comenzar a hilvanarse el verdadero Zaragoza que se ha diseñado en el despacho de Martín González durante los últimos 40 días de vertiginosa actividad.


Por ello, el evento de hoy es sugerente, para mirar con detenimiento. Un punto de inflexión necesario en un año muy especial tras un mes de muchas dudas.