Los españoles, en general, somos genéticamente confrontacionales. Goya nos retrató, dándonos una tunda de garrotazos. La España de la charanga y la pandereta, esa España, que embiste, de la que hablaba Machado, siempre va intentar buscar enfrentamientos. Es una realidad y una evidencia, que en esta última jornada, en 90 minutos, vamos a ver, sentir muy de cerca, esos enfrentamientos, decisivos, determinantes, que decidirán, quien de éstas 4 ciudades, Zaragoza, Mallorca, Vigo y Coruña, permanecen en Primera División y quienes son los que se van al infierno, al pozo de la Segunda División.

Nueve meses de competición, con una primera vuelta de liga, con momentos de ilusión, de esperanza, de llegar a pensar, de convencernos que por fin, habíamos encontrado el camino adecuado, que se había hallado, la perspectiva de que el R. Zaragoza , después de una travesía y trayectoria angustiosa, se había convertido en un equipo solvente, competitivo y que el sufrimiento de pasadas temporadas se había acabado, esfumado, era para los demás. Pero este deseo era desgraciadamente efímero, un sueño pasajero, que duró hasta las Navidades, concretamente hasta aquel partido que se disputó en el ya mítico San Mamés , el 22 de diciembre de 2012, porque el destino nos tenía preparado, algo a lo que ya hemos estado acostumbrados, el despertar de ese sueño y volver a situarnos en la cruda realidad.

El 2013 ha sido un año desastroso, penoso, ruinoso. El R. Zaragoza ha dilapidado toda la ventaja acumulada durante prácticamente la primera vuelta y una vez más se llega a la última jornada asomado al abismo y con ciertas posibilidades de descender.

Es cierto, que queda una posibilidad y que se debe luchar por ella; tiempo habrá para reflexionar, analizar y pedir responsabilidades, mi deseo es que este sábado, cuando finalice la jornada, mi ciudad siga siendo de Primera División, que pueda sonreír, celebrar con todos vosotros, la escuálida permanencia, sentirme feliz, orgulloso, de ver al año que viene, a mi equipo, competir en Primera División.Y como dijo Charles Chaplin, “el tiempo, es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”. Ojala, que ese final, que ansían y pelean todos los zaragocistas, sea perfecto y esté destinado, únicamente para el R. Zaragoza.