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Real Zaragoza: de la delantera ‘millonaria’ a la delantera canterana

Azón y Liso avivan el ataque del Zaragoza, mientras Bakis, Enrich y Vallejo no jugaron ni un minuto en Huesca: casi dos millones de euros en salarios. 

Partido Huesca - Zaragoza 20 04 2024 Foto Toni Galán [[[FOTOGRAFOS]]]
Liso celebra su gol al Huesca
Toni Galan

La delantera del Real Zaragoza cobró una nueva dimensión en Huesca mediante la mezcla explosiva que compusieron Iván Azón y Adrián Liso como pareja de avanzados del 5-3-2 explorado por Víctor Fernández en El Alcoraz. Después de 36 jornadas de precariedades ofensivas; crisis de goles; insuficiencias en el área rival y varios déficits estructurales en aspectos del juego fundamentales en el ataque; el Real Zaragoza ha acabado en manos -o pies- de dos canteranos. 

Dos tipos de atacantes diferentes, con distintas posiciones naturales, pero con un enfoque similar en su juego: son futbolistas verticales, potentes, profundos, duelistas, agresivos, atléticos, enérgicos, valerosos… Cada uno a su manera y en su estilo, le resuelven al Zaragoza, precisamente, la ausencia de perfiles rápidos, especialistas del espacio y los recorridos largos, con cierto desborde y capacidad para los duelos, que sufre la plantilla en su catálogo de delanteros desde su configuración de verano. Un problema magnificado por la inoperancia de los primeros espadas fichados por Juan Carlos Cordero en ese periodo estival a lo largo de toda la temporada, una carencia que, además, no se subsanó en el mercado invernal.

La victoria de Huesca con un gol decisivo de Liso, más el papel agitador, incesante e hiperactivo de Azón en el frente ofensivo, sirvió de representación de ese cambio de régimen en la delantera. Los dos canteranos asumieron la principal responsabilidad atacante de su equipo mientras Sinan Bakis, Manu Vallejo y Sergi Enrich no solo ocupaban plaza en la suplencia, sino que ni siquiera participaron ni un minuto. Ni pisaron el césped del Alcoraz los tres delanteros principales reclutados por Juan Carlos Cordero y su ayudante Alberto González, taponados por dos chavales, uno de 21 años y otro de 18, regados y crecidos en la Ciudad Deportiva, dos zaragocistas al rescate de unos problemas que por jerarquía, trayectoria y salarios quizá no debería ser de ellos. Una tarea de emergencia en la que Azón ya tiene el callo hecho.

La desaparición en Huesca de Bakis, Enrich y Manu Vallejo es el colofón a su decepcionante temporada. El turcoalemán aún no ha marcado un gol y su suplencia en Huesca llegó tras ser pitado en La Romareda contra el Elche. Enrich solo ha jugado seis minutos contra el Tenerife desde la llegada de Víctor Fernández. Vive ya en el absoluto destierro deportivo, por mucho que pueda desempeñar papeles relevantes en la dinámica interna del vestuario. Y Manu Vallejo sufre un olvido similar: ha jugado 18 minutos en el último mes y medio y suma dos jornadas seguidas sin jugar. Él sí sabe lo que es marcar en la temporada, contabiliza dos goles (Cartagena y Espanyol), pero, especialmente desde la salida de Escribá, no ha escapado de un rol testimonial, secundario y revulsivo.

Entre Bakis, Enrich y Manu Vallejo, el Zaragoza tuvo apalancados e improductivos en el banquillo del Alcoraz casi dos millones de euros en salarios de delanteros. El dato y el episodio revela una defectuosa gestión de los recursos económicos de un club que es el cuarto límite salarial de la categoría. A Bakis, de 30 años, para esta temporada, dentro de un contrato trienal, Juan Carlos Cordero le firmó un sueldo de 800.000 euros. Una retribución de estrella, la más elevada abonada en el Zaragoza desde hace años. A Enrich, de 34 años, por su parte, el club aragonés lo fichó para dos campañas, a razón de alrededor de 450.000 euros incluyendo objetivos. Y Manu Vallejo, 27 años, vieja aspiración de Cordero, se incorporó cedido por el Girona en el tramo final del verano. El Zaragoza asume algo más de medio millón de euros, una tercera parte, del salario garantizado hasta 2025 en la entidad catalana. El acuerdo incluyó una cláusula de compra obligatoria en caso de ascenso que, además, conllevaba también un nuevo contrato para el jugador en Primera División con un sueldo similar al que tiene en el Girona.

Tres delanteros que, en total, deducen casi dos millones de euros de la masa salarial del Zaragoza y que apenas ofrecen una rentabilidad o rendimiento deportivo. A día de hoy, son inversiones fallidas, puro coste. El banquillo del Alcoraz fue ese bolsillo roto, con Bakis, Enrich y Manu Vallejo inoperativos, mientras el ataque del Zaragoza lo recogían Azón y Liso. El más ‘veterano’, autor de cuatro goles este año y pieza clave en la reactivación ofensiva del equipo en los últimos partidos, percibe alrededor de 300.000 euros por temporada. Y el más joven ni siquiera tiene contrato profesional. Lo tendrá cuando cumpla un mínimo de partidos y minutos con el primer equipo. Mientras tanto, tras su reciente renovación, sus emolumentos apenas mejoran al mes a los de un ‘mileurista’. Casi dos millones de euros frente a unos 312.000 euros: de la delantera ‘millonaria’ a la delantera ‘canterana’.

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