REAL ZARAGOZA

Pasión dividida por dos en una procesión: mitad por la Semana Santa, mitad por el Real Zaragoza

Dos feligreses que asistieron a la procesión de la Humildad en Zaragoza en la tarde del Domingo de Ramos contemplaron su paso por la calle Doctor Palomar mientras veían el Mirandés-Real Zaragoza en el teléfono móvil.

Procesión de Domingo de Ramos en Zaragoza. Calle Doctor Palomar. Un teléfono móvil delata la atención compartida de dos feligreses: mitad al acto de la Semana Santa, mitad al partido de fútbol del Real Zaragoza en Miranda de Ebro.
Procesión de la Humildad, en Zaragoza. Calle Doctor Palomar. Un teléfono móvil delata la atención compartida de dos feligreses: mitad al acto de la Semana Santa, mitad al partido de fútbol del Real Zaragoza en Miranda de Ebro.
Francisco Jiménez

La pasión es un sentimiento particular, intransferible, que posee cualquier ser humano respecto de algo por lo que tiene devoción. Cada uno vive apasionadamente a lo largo de su vida determinados momentos, circunstancias, estímulos, enamoramientos, entretenimientos, profesiones o afinidades con otros. 

Este domingo pasado a media tarde en Zaragoza, la cámara fotográfica de Heraldo de Aragón captó en una acera de la céntrica calle del Doctor Palomar una de esas pasiones, solo que dividida por dos en su desarrollo puntual. Por ese lugar, procedente del Convento de las Mónicas, discurría la procesión de la Humildad. Bella, histórica, bonita por transitar por una de las zonas del Casco Viejo zaragozano con más sabor y reminiscencias de la ciudad antigua, de siglos ha. Y allí, junto a la parroquia del Gallo, en plena Magdalena, se dio una escena propia del siglo vigente, el tecnológico XXI. 

Dos feligreses decidieron partir su capacidad de atención cerebral por el eje. El 50 por ciento lo dedicaron a apreciar los pasos y la liturgia procesional y el otro 50 por ciento lo volcaron en ver el desarrollo del partido de fútbol del Real Zaragoza en el campo del Mirandés, hecho posible gracias a la aplicación de Movistar + en su aparato de telefonía móvil, que traslada el balompié en directo a cualquier lugar del orbe, con virtudes cuasi divinas por ende. 

En 2024 no hay problema alguno en la sociedad para entender y admitir el maridaje entre una procesión de Semana Santa y las imágenes de un partido de fútbol de tu equipo. Son dos pasiones que se quieren, que caben juntas simultáneamente a una hora concreta de la tarde. En otros tiempos hubiera sido obligado elegir, o una o la otra. Hoy, son compatibles, aunque requieran de cierto pudor, disimulo y aspecto de recato en quien tiene el celular en la mano. La fotografía adjunta habla por sí sola.

Ni la Semana Santa se mueve en las estrictas normas de antaño ni el fútbol queda tan a desmano de los aficionados como cuando aquello era así en los terrenos ceremoniosos y religiosos. Hoy, en una acera, se pueden hacer las dos cosas a la vez. Eso sí, teniendo cuidado de no gritar gol al paso de una imagen de romanos o de tener la iniciativa de cantar una saeta cuando Maikel Mesa falla un gol delante de la portería

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