Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

Albacete-Real Zaragoza: Nada de nada

Francho y Fran Gámez impiden dos remates seguidos del Albacete y en el tercer rechace remata fuera Escriche.
Francho y Fran Gámez impiden dos remates seguidos del Albacete y en el tercer rechace remata fuera Escriche.
@RealZaragoza/Twitter

Sobre el césped del Carlos Belmonte apuntaban muy fuerte ayer por la tarde todos los focos del zaragocismo. El banquillo tenía un nuevo inquilino, desconocido o semidescolocido para la gran mayoría, y la gente quería ver qué había de nuevo en su propuesta. No tanto porque Julio Velázquez pudiera hacer milagros –apenas ha estados cuatro ratos con sus jugadores–, sino porque se quería ver un cambio de aires. La deriva del Real Zaragoza con Fran Escribá era realmente preocupante, y se esperaba que el refresco en la banqueta diera nuevos bríos al equipo, liberara las piernas de algunos jugadores, introdujera nuevas ideas, alternativas... algo. No hubo nada de nada.

El partido fue realmente insufrible para el aficionado zaragocista, y no faltaron las dosis de crueldad que últimamente siempre acompañan al equipo con ese gol al borde del minuto 90, cuando la situación parecía más o menos controlada. Fue, sin embargo, el justo premio al Albacete o, dicho de otro modo, el castigo que merecía un Real Zaragoza pobre, muy pobre. Los manchegos pusieron más intensidad, ganaron más duelos, tuvieron más el balón, llegaron más a portería, probaron más al guardameta rival... Merecieron ganar y ganaron. El Zaragoza mereció perder y perdió.

Por si no lo sabía, Julio Velázquez pudo darse cuenta ayer de que tiene un intenso trabajo por delante si no quiere llegar a Navidad con el equipo en problemas serios. En su ideario, se presupone que quiere un conjunto intenso, con empuje, que llegue arriba con fuerza e intención. Nada de eso hubo ayer.

El Zaragoza fue un desastre atacando, con un caudal ofensivo tirando a nulo; pero tampoco estuvo bien atrás, sufriendo mucho para defender balones largos y segundas jugadas, como en el gol. Velázquez tiene ahora una semana de trabajo por delante para intentar cambiarle la cara al equipo y presentar a La Romareda algo distinto el próximo sábado frente al Leganés. Será necesario que ese cambio que se pedía ayer en Albacete llegue entonces, porque está claro que la paciencia del aficionado se ha acabado. Ayer, los valientes que viajaron a Albacete enseñaban a los jugadores el escudo de sus camisetas. Quieren que defiendan de verdad al león rampante. Es urgente que alguien lo haga.

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