Una crisis fuera de guion

Foto del partido Burgos-Real Zaragoza, jornada 13 de Segunda División
Foto del partido Burgos-Real Zaragoza, jornada 13 de Segunda División
PRENSA2

Al principio, cuando el Real Zaragoza ganaba todo y nada le hacía sombra, la crisis subyacente -para el que quisiera verla- era de fútbol, de contenido futbolístico. Luego, esta se transformó en una crisis de resultados. Ahora es de entrenador.

Este relato no estaba escrito en ningún sitio. Es más, no solo no parecía probable, sino casi imposible.

Nadie, de hecho, contaba con que el Real Zaragoza del presente ejercicio viviera una crisis de otoño, ese episodio que acude a visitarnos con frecuencia por razones que la experiencia repetida nos ha ayudado a diagnosticar y entender.

Sin embargo, ha vuelto a llamar a la puerta del conjunto aragonés. Está aquí. Con sus matices. O con sus particularidades del año.

Esta vez, nadie cuestiona la política de fichajes ni la calidad de los componentes de la plantilla, deficiencia evidente bajo otras direcciones deportivas precedentes.

Es más, existe un amplio sentir entre profesionales que dice que el Real Zaragoza cuenta con talento suficiente para poder abordar la empresa del ascenso a Primera desde postulados futbolísticamente razonables, más allá de la ilusión o de las obligaciones históricas que nos marcamos.

El foco ha ido buscando poco a poco el porqué de estos impensables pesares, hasta situar en el centro de la luminaria a Fran Escribá, a sus planteamientos y planes de partido, a su estilo y, sobre todo, prolongada carencia de victorias. 

En el transcurso de las últimas ocho jornadas, el conjunto aragonés únicamente ha sido capaz de atar una victoria, frente al Andorra. Fue en un encuentro en el que se empleó la mayor parte del tiempo frente a diez jugadores, en superioridad numérica, por la expulsión temprana de un rival. Pero quitada esta pequeña gloria, el Real Zaragoza no ha encontrado argumentos. 

No lo hizo frente a conjuntos poderosos dentro del contexto de la categoría, como el Eibar, a pesar de situarse en franca ventaja en el marcador, ni ante rivales de menor entidad, como el Alcorcón o el Burgos, bloque un tanto bipolar, invicto en su estadio de El Plantío y profundamente débil en sus desplazamientos. 

O Fran Escribá hace pie en los próximos encuentros, en la Copa del Rey, en primer término, y frente al Oviedo, posteriormente, en competición de liga, o se abrirá un tremendo hueco bajo su figura y responsabilidad. 

Quedan atrás para él el crédito, los beneficios y el colchón obtenidos en los inicios de la temporada, con la consecución de una histórica racha de cinco victorias consecutivas. Diríase que aquellas aguas ya no mueven su molino.   

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