Las líneas maestras de Raúl Sanllehí para el Real Zaragoza

A la espera de la salvación matemática, que debería llegar este fin de semana, el nuevo director general ya tiene claro el dibujo del futuro proyecto.

Entrenamiento del Real Zaragoza en el estadio de La Romareda
Entrenamiento del Real Zaragoza en el estadio de La Romareda
José Miguel Marco

El cambio de propiedad no se hará oficial hasta que no se confirme la permanencia matemática, previsiblemente este próximo fin de semana, pero Raúl Sanllehí ya tiene ideadas las líneas maestras del futuro proyecto. El nuevo director general es consciente de que hay aspectos en los que urge avanzar, y trabaja en la sombra para encaminarlos.

Aunque en una entrevista concedida recientemente a los medios oficiales del club quiso lanzar un mensaje de tranquilidad al cuerpo técnico y la plantilla, el nuevo director general deberá acometer decisiones de calado en las próximas semanas.

Director deportivo y técnico

Ambos, Miguel Torrecilla, director deportivo del Real Zaragoza, y Juan Ignacio Martínez, entrenador, finalizan contrato al término de la presente temporada y Sanllehí entiende perfectamente que son dos piezas fundamentales en la estructura deportiva, por el peso que han tenido en la actual campaña y por el milagro de la salvación logrado por Jim en la anterior.

A pesar de que en las últimas horas se han levantado algunos rumores sobre posibles candidatos a la dirección deportiva del club aragonés, todavía no hay ninguna decisión tomada. Sanllehí, de hecho, se está moviendo con un tremendo sigilo en este terreno. En el seno del club existe un sentimiento de reconocimiento a Torrecilla y, sobre todo, a Jim, que siempre se ha ajustado a las necesidades financieras de la entidad.

Los primeros en salir

Los cedidos, Borja Sainz, Álvaro Giménez y Nano Mesa, serán los primeros en salir del Zaragoza. Y después se estudiará la situación de aquellos futbolistas que han rendido por debajo de lo esperado, como es el caso de los centrocampistas Valentín Vada, Radosav Petrovic -ambos finalizan su compromiso con el club en 2023- o del delantero Sabin Merino, que en el último mercado invernal firmó por tres campañas y ni mucho menos ha solventado los problemas del gol.

Acertar con el delantero

Ahí en el puesto de delantero, es donde más conviene que Raúl Sanllehí y su equipo de trabajo acierten. Cuando el ‘9’ funciona, con al menos 14 o 15 goles, cualquier equipo se convierte en aspirante al ‘play off’. Cuando ese puesto fracasa, difícilmente se puede pensar en algo más que salvar la categoría.

Basta con comparar los Borjas (Bastón e Iglesias) y los Álvaros (Vázquez y Giménez). Unos invitaron a soñar y otros, estos dos últimos, a confiar en que la temporada terminase cuanto antes para pensar en la siguiente.

Posibles regresos

Es probable que Giménez, que padece una elongación en el gemelo y causó baja en Eibar, no vuelva a vestir más la camiseta del Real Zaragoza. Y tampoco la vestirán, salvo sorpresa, la mayor parte de los zaragocistas (James Igbekeme, Gaizka Larrazabal, Haris Vuckic…) que está campaña han estado repartidos por el mundo.

Marc Aguado, notable en el timón del Andorra de Piqué, es quien más opciones tiene de formar parte del nuevo proyecto. Cumple con el perfil de futbolista que gusta a Sanllehí y mezclaría bien con Eugeni (tiene dos años más) y un Francho Serrano que, junto a Alejandro Francés e Iván Azón, debería conformar la columna vertebral del Real Zaragoza futuro.

Los canteranos

Todos finalizan contrato en 2024, y ya tienen ofertas de renovación encima de la mesa. Las mismas fueron presentadas por Miguel Torrecilla, pero son respaldadas por un Sanllehí que, como declarado amante del fútbol base, hará lo posible por retenerlos y convertirlos en símbolos de la entidad. Parece claro en este punto que se ha desvanecido la necesidad de vender a alguno de los canteranos por las estreches financieras.

Los capitanes

Otros símbolos, los capitanes Alberto Zapater y Cristian Álvarez, terminan sus respectivos contratos con el Real Zaragoza la próxima temporada y está por ver cómo actúa la nueva propiedad con ellos. Especialmente delicado es el caso del argentino. Tiene 36 años, lo sigue jugando prácticamente todo, y no se descarta que se firme algún portero que, al menos, le haga sombra.

Distinto es el caso de Alberto Zapater. El centrocampista ejeano, también de 36 años, asume un rol más secundario. Va entrando y saliendo del once titular en función de las necesidades del entrenador, y el club difícilmente se opondrá a sus intenciones de continuar un año más.

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