El Real Zaragoza trabajó breve pero intensamente al mediodía de este miércoles en Lorca, localidad murciana donde a las 22.00 juega el partido de liga correspondiente a la 9ª jornada. Se trata de la habitual sesión de activación muscular que el equipo lleva a cabo en las mañanas de los días donde el compromiso competitivo tiene horario nocturno. Fueron apenas 45 minutos, en el campo anexo al estadio Artés Carrasco lorquino, que va a acoger al cuadro zaragocista por primera vez en su historia, de nombre "Mundial 82" y de césped artificial.

La moral del grupo está en su punto más álgido en lo que va de torneo, tras la clara y contundente victoria del domingo en La Romareda ante el Numancia (3-0), que debe suponer un punto de inflexión positivo en la recuperación de puestos en la tabla clasificatoria en los partidos sucesivos. Natxo González, el entrenador, dispone de sus 20 expedicionarios (los mismos de las dos últimas jornadas más Pombo y Raí Nascimento) en perfecto estado de forma, por lo que las sensaciones tras este entrenamiento en la agradable matinal de Lorca son las mejores ante un partido tan importante para emprender tal progresión.

El equipo descansará durante la tarde, tras el almuerzo, en su lugar de hospedaje, el Parador Nacional de Lorca, ubicado en el viejo castillo que corona el pueblo. Tal y como anunció Natxo en la rueda de prensa del martes, antes de emprender el largo viaje hacia el sureste de la península, se esperan varios cambios en la alineación inicial, circunstancia que no ha adelantado en un ensayo más de índole física que de matices tácticos. El ambiente es excelente entre los zaragocistas, cuya intensidad mental antes de este duelo ante el Lorca FC (antes, La Hoya Lorca) es la máxima. En términos de potencia eléctrica, cabría situarlo en 360 voltios, la máxima fuerza motriz.