Mirar las fotos de la presentación de Toquero enseguida pega al ojo del observador veterano. El nuevo futbolista del Real Zaragoza saludó a su nueva afición en La Romareda ataviado con unas botas negras por completo, durante mucho tiempo algo habitual en el fútbol de todas las categorías y, últimamente, una rareza. Lo normal es que los futbolistas luzcan botas fosforescentes, doradas, plateadas, bicolor, multicolor, dispares la derecha de la izquierda... una locura de innovaciones por parte de las marcas proveedoras, que ya no saben qué inventar. Y, junto a esa parte del atuendo tan impactante, Toquero salió al césped de La Romareda con un balón blanco con pintas negras (pentágonos que, realmente, son azules, de un tono muy marino, casi negro), semejante al mítico y entrañable modelo Telstar que fue usado a finales de los años sesenta y casi hasta finales de los setenta, cuando apareció el Tango.

Total, que ver a Toquero con las botas setenteras, golpeando un balón similar al que se utilizó en los Mundiales de Brasil 70 y Alemania 74, con el que posaron al final de su época los Magníficos y después los Zaraguayos, fue otro guiño -buscado o no- que la llegada de este jugador al Real Zaragoza genera en el sentir de la afición aragonesa. Toquero promete lucha, implicación, casta, ese carácter de los viejos 'rockeros' blanquillos que la herencia del agapitismo, que arrasó con el concepto de futbolista de club en la última década, dejó desierta en La Romareda últimamente.