El Girona volvió a desnudar al Zaragoza en La Romareda

Los catalanes ganaron 0-2 tras una excelente segunda parte en la que los de Agné se vinieron abajo tras un buen primer tiempo.

Una de las jugadas del partido.
Una de las jugadas del partido.
Toni Galán

No hay resurrección en el Real Zaragoza tras el parón navideño. Al contrario, el paso del Girona por La Romareda, como en las dos anteriores ocasiones en las campañas precedentes, significó una clara y dura derrota por 0-2 que expone a las claras la diferencia de nivel entre un equipo y otro. Fue el resultado final de un partido entre un equipo organizado, de calidad y paciente, como es el gerundense, y otro alborotado, sin demasiados recursos cuando los choques se complican y exigen cierta categoría en los momentos cruciales. A los blanquillos les quedan cinco meses por delante para sufrir, pelear contra los elementos y buscar un resquicio, si lo hay, por el que aspirar a un hueco en la promoción. Pensar en algo más, hoy por hoy, es un imposible. El primer partido de 2017 lo dejó bien claro a ojos de todo el mundo, de propios y ajenos. La euforia del final de 2016, con los triunfos consecutivos ante el Oviedo y el Rayo, quedó aplacada de cuajo en apenas hora y media de realidad.


El primer tiempo resultó feo. Demasiado táctico. Con un Girona zafio con el balón, con escasas luces ofensivas, y un Real Zaragoza con mejor propuesta en ataque pero falto de continuidad a causa de su poca capacidad combinativa de medio campo en adelante. Las jugadas de unos y otros resultaron largas, horizontales la mayor parte de las veces, con un amontonamiento de jugadores en la zona ancha del terreno de juego que favoreció las pérdidas de balón y, en momentos de mayor intensidad, las faltas por contacto.


El Real Zaragoza gozó de las mejores aproximaciones al área rival, fruto de la velocidad de Ángel, siempre incisivo en el uno contra uno frente a centrales grandes (los tres del Girona), a la listeza puntual de Lanzarote en varias paredes con intención y a las llegadas de Cani y Zapater en diversas oleadas. Pero nunca se halló un buen final por parte de los blanquillos a sus acciones en equipo. La mejor opción de gol la tuvo en sus botas Ángel, en el minuto 17, pero su penetración, culminada con un disparo que se envenenó en el pie de Juanpe, terminó estrellando la pelota en el larguero con René batido. Este remate pudo haber cambiado el devenir del choque, pero no entró y todo siguió en el terreno del temor mutuo y del máximo respeto de manera constante.


Antes, Xiscu, demasiado apagado toda la tarde, había tenido un balón franco dentro del área que remató alto con la zurda. Y Cani, en una frivolidad marca de la casa, había intentado una vaselina desde 40 metros viendo a René adelantado, pero se pasó de potencia y el balón acabó sobre la profunda red del marco gerundense. El último cartucho zaragocista antes del intermedio lo quemó de nuevo Ángel, en una fulgurante penetración en el área que concluyó, tras un buen regate en carrera, con un chut defectuoso con la zurda que se alejó de la portería con el efecto cambiado.


Los catalanes, decepcionantes en virtud de su sobresaliente clasificación, solo puntearon a Irureta en tres córners, uno de los cuales fue rematado de manera forzada por Alcalá, en el minuto 9, en segunda jugada, resolviendo bien Irureta bajo palos. El único disparo diferente de los blanquirrojos lo firmó Borja García, en el 36, desde fuera del área tras un rechazo de la zaga local, pero el balón se marchó alto por un par de metros.


No fue un primer tiempo plástico, apenas se diseñaron jugadas claras de ataque. Aun así, los zaragocistas fueron mejores en los ratos de leve inspiración. Estaba claro desde muy pronto que el choque estaba encarado hacia un marcador corto, hacia una resolución procedente de un error del rival, de un acierto indivudual súbito. Y eso, en este tipo de lances, queda siempre aparcado mayormente a la aparición del cansancio en la segunda mitad del duelo.


El envite se reanudó sin cambios. Agné y Machín siguieron mirándose a los ojos a la espera de alguna pista nueva para descubrir los flancos débiles de uno u otro. Y, de entrada, el Girona tomó el mando con poderío y claridad. Como sabiendo que en la primera parte lo había hecho muy mal para sus condiciones superiores. En los primeros siete minutos, los catalanes tuvieron dos goles a mano. El primero, en un zapatazo seco de Granell al borde del área, solo por completo, que pasó muy cerca de la escuadra derecha de Irureta. Y el segundo, clarísimo, en un remate de Sandaza, solo en el punto de penalti tras un resbalón inoportuno de Cabrera, que el ariete visitante culminó horrorosamente, por fortuna para el Zaragoza.


Asomaron los nervios en los zaragocistas y la grada dejó sentir su clásico runrún. Agné metió en el campo al reaparecido Xumetra, pero quitó a Lanzarote, en una decisión poco comprendida por la mayoría. Al poco, Dongou relevó a Xiscu. Buscaba velocidad, sangre fresca para las contras. Machín también empezó a mover el banquillo, dando entrada a Alcaraz en la medular en lugar del amonestado y revolucionado Granell. El partido empezaba a romperse, como estaba previsto.


Y fue para mal del Real Zaragoza. Primero, por la lesión de José Enrique, que forzó el tercer cambio cuando aún quedaba casi media hora. Y, segundos después, porque llegó el 0-1 en un error aéreo de la zaga en una falta lateral regalada por los zaragocistas de forma tonta. Primero fue superado Zapater en un cabezazo inicial y, en la continuidad, Cabrera se comió la pelota por encima y permitió el testarazo a quemarropa del tanque Sandaza que traspasó al pasivo Irureta, más preocupado de protestar no se sabe bien qué, que de parar el balón que se fue a la red.


Por si ese golpe no era lo suficientemente duro para los aragoneses, cinco minutos más tarde fue expulsado Cani. El de La Paz vio la segunda amarilla en una jugada de exceso de celo del árbitro asturiano Areces Franco, que tuvo una mala actuación en líneas generales. Hubo mano de un jugador del Girona, dio la ley de la ventaja de manera muy dudosa, y el jugador zaragocista zancadilleó en la confusión al rival catalán. En inferioridad y con el marcador adverso ante un contrincante de la envergadura del Girona, el Real Zaragoza estaba prácticamente liquidado a falta de un cuarto de hora.


Mucho más sin Lanzarote en el campo por el incomprensible cambio decidido por Agné un rato antes. Con un desorientado Xumetra fuera de onda, después de más de dos meses de baja, y con Dongou todavía falto de minutos y confianza por motivos parecidos. La vanguardia blanquilla, obviamente, no era la más apropiada para soñar con, al menos, salvar un punto a través de un milagroso empate final.


El Girona vivió tranquilo la recta final del choque. Las acciones a la desesperada de los zaragocistas fueron siempre deslavazadas, carentes de fe, muy al túntún. Demasiado poco serias para sorprender a un equipo tan cuajado como el gerundense. Incluso, en una contra muy favorable, patrocinada por un fallo de Isaac, Longo marró el 0-2 a falta de 5 minutos, solo en el área. Machín agotó los cambios por goteo, fue parando el partido a su conveniencia, y el Zaragoza se fue ahogando poco a poco en su incapacidad manifiesta ante tanta adversidad junta. En un nuevo contragolpe a placer, ya con el tiempo cumplido, Alcaraz sí acertó a fusilar a bocajarro a Irureta tras un pase de Longo. Dos sustitutos del cuadro catalán, cuyo banquillo sí que poseía balas de verdad, todo un lujo.


Se acabó la racha victoriosa, que solo ha durado dos partidos en la ilusión zaragocista. La visita del Girona demostró que el plantel aragonés no tiene material suficiente para pelear contra rivales de este caché en la actual Segunda División. El sueño de subirse al tren del ascenso, de retomar las aspiraciones reales en la clasificación, se le esfumó al Real Zaragoza en estos 90 minutos de insolvencia. El equipo no da para eso, mal que le pese a la afición. Todo queda pendiente de cómo se pueda y se sepa remodelar la plantilla de aquí al día 31 y, en adelante, de cómo sepa Agné remover los cimientos del bloque para llegar a tiempo de buscar un hueco en la promoción cuando llegue junio. Es lo que hay a día de hoy.



Ficha Técnica


Real Zaragoza: Irureta; Isaac, Jesús Valentín, Cabrera, José Enrique (Casado, 68); Zapater, Javi Ros; Lanzarote (Xumetra, 56), Cani, Xiscu (Dongou, 63); y Ángel.


Girona FC: René; Maffeo, Ramalho, Alcalá, Juanpe, Aday; Pere Pons, Granell (Alcaraz, 64), Borja García; Portu (Christian Herrera, 87) y Sandaza (Longo, 76).


Árbitro:Areces Franco (Comité Asturiano). Expulsó a Cani por doble amarilla (58 y 73). Amonestó a Granell (59).


Goles: 0-1, min. 68: Sandaza. 0-2, min. 90: Alcaraz.


Incidencias: Tarde fría en Zaragoza, con 8 grados y viento molesto. El césped de La Romareda presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 18.000 espectadores.

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